Debutantes con hambre de txapela
xXVI concurso de sociedades gastronómicas ·
Udalaitz-Leku apuesta en su estreno por una crema de alubias y foie y el bacalao lo emplata sobre una cama de pisto y una espuma de patataA ellos no se les resiste nada. Primero se les antojó crear una sociedad gastronómica para tener un lugar donde juntarse con los amigos y en 2009 nació Udalaitz-Leku. Después se les puso entre ceja y ceja el concurso culinario de EL CORRREO, que patrocina la Diputación alavesa, para demostrar su pericia en estos de los fogones y ya se han enfundado el delantal más apetitoso. De manera que la pregunta es obligada: ¿Os habéis propuesto colocaros la txapela del certamen? «¿Por qué no?», responde Iván Sáenz de Ormijana, junto a su tío, Juan Carlos Ibañez de Opacua. Pese a ser los debutantes de esta edición, han dejado claro que vienen con hambre.
Y el menú, maridado con el vino de Zintzo, para conseguirlo pasaba por un primer plato en el que la alubia arrocina de Garlán apareció cocida y en crema. Y la guinda fue el foie de pato. «Habíamos probado otras creaciones como las legumbres en una ensalada fría con pulpo. Pero nos decantamos, tras consultarlo con más socios, por este. Lo hemos ensayado unas cuatro veces para perfeccionarlo», comenta Sáenz de Ormijana, que se ajusta a su cabeza el gorro de cocina negro que portan ambos, más propio de ese Olentzero que tienen colocado junto a la cocina de este txoko ubicado en las tripas del antiguo centro comercial de Gazalbide.
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En una de las paredes cuelga el nombre de la sociedad tallado sobre una plancha de madera, con el monte que le bautizó de fondo. «Cuando fuimos a darnos de alta nos dijeron que todos las propuestas que teníamos estaban ya cogidas. Tuvimos que pensar en alguna alternativa y este nos parecía que sonaba bien. También estaba ocupado, así que le añadimos ese 'Leku' (lugar en euskera). Nadie había estado en ese monte, pero después del estreno algunos nos animamos a subirlo», recuerda el chef.
Un esfuerzo casi parecido al que tuvieron que hacer para levantar estas paredes. O más bien derribarlas. «Compramos dos locales y tiramos las paredes. Los reformamos de arriba a abajo. El desembolso fue importante, pero mereció la pena. Además, como no tenemos vecinos arriba no hemos tenido que insonorizar y podemos estirar los encuentros largas horas», apuntan.
Para el segundo se decantaron por un clásico, el bacalao de Giraldo al pil-pil, que en este caso descansó sobre una cama de pisto. A priori, todo apuntaba a que harían caso a esos amigos de la escuela gastronómica de Gamarra e irían a lo seguro. Pero para despuntar a veces hay que introducir alguna sorpresa. «Hemos hecho una espuma de patata de Udapa. Y luego hemos rematado con puerro frito».
Se la jugaron, pero el tiro en este concurso, que cuenta con la colaboración de Makro, Cafés Gometero y Markel, fue certero. «El bacalao tenía el pil-pil perfecto. Y el pisto estaba muy bien hecho, crujiente. Quizá sobraba el puerro, pero por lo demás muy bien», evaluaron Maite González y Sabin Unamuno, jurado del certamen. En el primero sí que quizá cojearon un poco. «La alubia estaba un poco dura, tendrían que haberlas dejado un pelín de más tiempo. El sabor de la crema que han hecho con la legumbre estaba muy rico. El acompañamiento de vinagre y foie le ha dado un punto muy bueno», alababan. Unas palabras que supieron a gloria para los dos cocineros que lo celebraron por todo lo alto.