Hasta 5.000 euros de ayuda por construir o ampliar terrazas en casas anteriores a 1980

La apuesta del Gobierno vasco por impulsar la instalación de terrazas en el mayor número de edificios de Euskadi es firme. Y no solo en los de nueva creación, donde los espacios exteriores dejarán de computar como superficie útil en el futuro decreto de habitabilidad, que entrará en vigor a finales de año y en cuyo desarrollo definitivo ha influido de modo determinante el confinamiento por el coronavirus. El Departamento de Medio Ambiente, Ordenación Territorial y Vivienda ha incluido en la normativa que también puedan dotarse de balcones las construcciones ya existentes que no los tenían. O ampliarlos si son pequeños.

El Ejecutivo autónomo no se ha limitado a garantizar el respaldo legal. El viceconsejero de Vivienda, Pedro Jáuregui, avanzó que se subvencionará esta actuación, que es de carácter privado, ya que la obra debe ser sufragada por las comunidades de vecinos o propietarios. Lo hará a través del Plan Renove Integral de rehabilitación de inmuebles construidos antes de 1980, que desde hace tiempo ya apoya las mejoras de accesibilidad y eficiencia energética. En la convocatoria de este año se incluye por primera vez esta ayuda para crear o ampliar balcones o terrazas, si las ordenanzas municipales y las condiciones físicas del edificio lo permiten. La ayuda máxima es de 5.000 euros por vivienda, a razón de 1.000 euros por metro cuadrado ampliado.

El director de Vivienda, Pablo García Astrain, puntualizó que este año el número de solicitudes puede ser relativamente bajo, «porque solo se subvencionarán proyectos visados por el Colegio de Arquitectos en 2020», cuando el decreto de habitabilidad que esperan dispare su proliferación «no estará vigente, quizá, hasta 2021». En este sentido, a la convocatoria solo optarán edificios que no han agotado su edificabilidad porque, «hasta que rija la futura normativa, estos espacios exteriores seguirán computando como superficie útil».

Las condiciones de acceso, por su parte, dependerán del cumplimiento de la ordenanza municipal donde se ubique el edificio. En especial, los vuelos y alineaciones con bloques colindantes. Por eso Pablo García cree que, al menos este año, este tipo de obras puede ser más factible en «edificaciones exentas», no unidas a otras construcciones y, por tanto, menos condicionadas por las exigencias urbanísticas de una calle o plaza.

Con todo, el director de Vivienda confía en que el número de proyectos sea ya relevante este mismo ejercicio. «Si el plan Renove tramita cada año 20 proyectos de rehabilitación integral, en 2020 prevemos que suba la cifra, quizá a 30, y esperamos que entre un tercio y la mitad ya incluyan alguna actuación de este tipo», manifestó.

Esta novedad es una de las razones por las que ha crecido un 37% el presupuesto del programa, hasta los 8,8 millones de euros. Pedro Jáuregui remarcó la importancia de mejorar la eficiencia energética, la accesibilidad y la seguridad de los edificios de más de 40 años, que son los déficits más notables que se detectan en las Inspecciones Técnicas de Edificios (ITEs).

La cuantía máxima de la ayuda a una rehabilitación integral será de 25.000 euros por vivienda -28.500 en áreas degradadas-. Y como ejemplo, señaló que, por instalar un ascensor exterior, la ayuda puede llegar a 85.000 euros -65.000 si es interior-. Un total de 730 viviendas, distribuidas en 20 proyectos, se beneficiaron de este programa en 2018. El año pasado 24 actuaciones, que incluían a 541 viviendas en 39 portales, se repartieron el presupuesto del plan, 6,4 millones.