Ni uvas ni lacasitos en Nochevieja: la advertencia de un grupo de médicos a los padres con niños pequeños
Existe un importante riesgo de atragantamiento o asfixia entre los menores de cinco años
A. Mateos
Lunes, 30 de diciembre 2024, 11:31
Como cada año antes de Nochevieja varios sectores de la medicina advierten del riesgo que conlleva la ingesta de uvas en determinados grupos de edad, como los más pequeños y los mayores. Según la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) existe un importante riesgo de atragantamiento o asfixia entre los menores de cinco años y es por ello que los padres deben tener sumo cuidado con lo que dan a sus hijos para celebrar la llegada del nuevo año.
Para este grupo de médicos queda prohibidas las uvas, las grajeas de chocolate como los lacasitos y cualquier tipo de fruto seco. Creen que al masticarlas se corre el riesgo de que alguno de los trozos se quede atascado en las vías respiratorias.
«Debido al tamaño, piel resbaladiza y jugo del interior, las uvas pueden ser tragadas sin masticar y provocar un taponamiento de las vías aéreas, impidiendo al niño respirar», afirman los otorrinolaringólogos sobre los menores de cinco años. Pero los que son más mayores tampoco se libran del riesgo de asfixia. Los padres deben ofrecérselas «sin piel, ni pepitas y partidas en trozos (evitando cortarlos en rodajas)».
La mayoría de alternativas a las uvas también quedan bajo sospecha de los profesionales de la SEORL-CCC. «Se recomienda no dar frutos secos ni caramelos duros, palomitas de maíz o grageas de chocolate a los menores de cinco años ya que los fragmentos duros que se desprenden al morderlos pueden obstruir las vías respiratorias», informan a través de un comunicado. En el caso de los frutos secos, los niños menores de cinco años deben comerlos molidos.
Los más mayores y los pacientes con disfagia tampoco están libres de riesgo. Los casos de asfixia ocurren siete veces más en personas de la tercera edad que en niños de 1 a 4 años, según una revisión publicada en la revista Geriatrics, y la disfagia, a pesar de que afecta a personas de cualquier edad, es más frecuente a partir de los 65 años, cuando afecta a casi un tercio de la población mayor.