La RFEC, la ONC y Artemisan, entre otras asociaciones, están volcadas en la organización de la gran manifestación del 20 de marzo en Madrid y ... es de agradecer el inmenso trabajo que un evento de esta magnitud supone. Pero al margen de estas entidades vitales para el devenir del futuro de la actividad cinegética están las sociedades de caza y unas federaciones territoriales que se nutren de la participación de los cazadores y que son las que van a defender los derechos de los cazadores.
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El espíritu individualista tan propio de algunos cazadores y pescadores resulta pernicioso cuando se trata de defender los derechos de los aficionados. Hay dos máximas antiguas que sintetizan de lo que es capaz para lo bueno y para lo malo una federación deportiva: la unión hace la fuerza y, en el lado contrario, divide y vencerás. Una sociedad de caza y sus federaciones dan facilidades de todo tipo a quienes la integran, difunden y propagan, ventajas a sus componentes, aunque a veces precisen el apoyo de todo el colectivo por la magnitud del esfuerzo que se acomete, como es el caso de la manifestación del 20 de marzo. Ahora es el momento de adaptarse con más fuerza si cabe a las exigencias de las federaciones territoriales para situar la caza y la pesca donde por derecho propio les corresponde. No en vano, tenemos un Gobierno que está apoyando al colectivo animalista con la única pretensión de acabar con la caza sin valorar lo más mínimo el desastre ecológico que esto supondría.
Es el momento de la unión de la fuerza sin miramientos, para que toda España sepa lo que sienten los corazones de un colectivo ejemplo de andar por el campo y por la vida. Como era de esperar, los anticaza, animalistas, Podemos y PACMA han cogido un buen palo en las elecciones de Castilla y León y esto no ha hecho nada más que empezar. Y para terminar, un breve recuerdo para un buen amigo cazador que nos acompaña en la memoria como Volpi, de Durango.
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