«Con tiempo y esfuerzo la mayoría de las mujeres consigue salir adelante»
La primera unidad policial de violencia de género del país nació en Vitoria hace 17 años. Denuncian, pero también escuchan y guían a la víctima
Hacen de policías, psicólogos y de sostén anímico. La unidad de Violencia de Género y Familiar de la Policía Local de Vitoria fue pionera en ... España. La primera, hace ya 17 años, en arropar a las víctimas. En escucharlas y, a partir de ahí, accionar la rueda de la Justicia. Hoy, este grupo formado por diez agentes -cinco hombres y otras tantas mujeres- rellena los atestados de denuncia, ofrece un amplio abanico de alternativas institucionales y, sobre todo, trata de ejercer de muleta anímica de forma personalizada. Un modelo trasladado a decenas de comisarías.
La confesión televisiva de Rocío Carrasco ha puesto en portada una lacra que no cesa y que tan bien conocen estos policías. «Si hay agresión física, seguro que también hay psicológica». La segunda -admiten- es más complicada de apreciar. Suele representar un tercio de los casos registrados.
«Les dicen qué va a ser de ella en este mundo si no están con él», cuenta un agente especializado
directo a la autoestima
«Para eso están los informes psicológicos. Nosotros no valoramos. Recabamos pruebas para el posterior proceso judicial y guiamos a las víctimas», tercian. Ellos son la primera trinchera en la que refugiarse de una relación tóxica. Las mujeres -también tratan todos los demás casos de violencia doméstica- suelen llegar rotas a la comisaría vitoriana de Aguirrelanda.
«Nos cuentan episodios de menosprecio, amenazas, insultos, coacciones. El maltratador tiende a hacer sentir a la víctima que no vale para nada », relata uno de los veteranos de la unidad. En sus hogares, casi siempre sin testigos de por medio, reciben una lluvia fina directa a su autoestima. «Les dicen frases como que menos mal que está él en el mundo que si no qué iba a ser de ella». La finalidad, enfatizan, siempre es la misma. «Hacerlas pequeñas, pequeñas y totalmente dependientes».
La agresión psicológica es más difícil de apreciar. Suele representar un tercio de los casos»
un problema grave
Cuando por fin se arman de valor y piden auxilio se activa un mecanismo perfectamente automatizado. Estos policías primero calman y consuelan. La clave pasa por generar un clima de confianza. A partir de ahí, la víctima narra su infierno personal. Además de elaborar un parte de denuncias, les orientan en los siguientes pasos. «Colaboramos mucho con el servicio foral Hegoak, que ofrece desde psicólogos a asesoramiento jurídico. Trabajan muy bien», aseveran en este grupo. Con el paso de las semanas, también puede darse la misma alternativa médica al investigado.
La primera noche sola
Se encargan de informar a la familia. Median. Y cuidan al detalle la primera noche, la más dura. Recomiendan que duerman fuera de su entorno habitual. Si la denunciante carece de esa opción, llaman a los servicios municipales de emergencia. Les acompañan a recoger algunos enseres personales. Y lo mismo cuando toca pasarse por el Palacio de Justicia. Su horario abarca desde las 6.30 hasta las 22.00 horas, pero se estira si la situación lo requiere.
En Vitoria, como en el resto de municipios, no hay un perfil de víctima. «Hay de todo. De todas edades, condición y nacionalidad». «La mayoría supera la violencia de género, ya sea física o psicológica. Pero con tiempo y esfuerzo. Cada persona necesita sus tiempos». ¿Todas lo consiguen? «Desgraciadamente no».
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