El testimonio del ertzaina apuñalado en Bilbao: «¡Cómo es posible que un juez no vea que ese hombre es un peligro social!»
El ertzaina atacado el pasado fin de semana en La Peña relata cómo persiguió al agresor porque golpeó a la hermana de un amigo
Raúl P., cabo de la Ertzaintza destinado en la comisaría de Durango, cumplía el domingo 25 años. La noche del sábado fue a celebrarlo con ... sus tres amigos de siempre, con los que ha crecido en el barrio bilbaíno de La Peña, comiendo unas pizzas en la casa de uno de ellos. Eran aproximadamente las diez y media de la noche cuando uno de sus colegas recibió una llamada angustiosa de su hermana, de 15 años, a la que conoce desde los tres. La menor le explicaba entre sollozos que había sido asaltada por un individuo, que la había intentado robar y la había propinado varias patadas. La joven le indicó que seguía viendo al agresor en la calle, por lo que los cuatro amigos bajaron a ayudarla.
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«Cuando estaba en el suelo y me estaba apuñalando, pensé que no salía o que no salía bien»
suerte
«Iba a llamar a la Ertzaintza pero no me dio ni tiempo. Tardamos tres minutos en llegar y justo nos cruzamos con ella», en la calle Zamakola, cerca de la iglesia. La chica les señaló al individuo que la había golpeado, que giró hacia un callejón y comenzó a correr. De los cuatro jóvenes, sólo Raúl es agente de la Ertzaintza y se encontraba libre de servicio. Cuando le tenían arrinconado, «nos empujó y se metió la mano a la bandolera. Me asusté mucho». Los cuatro perseguidores se apartaron. Raúl, consciente del peligro, gritó: «¡Cuidado!». El agresor fue a por él y éste se cayó al suelo. Entonces, esgrimió una navaja con la que «intentó apuñalarme varias veces en el abdomen y el pecho. Como subí las piernas para intentar defenderme, terminó clavándome el filo en el tobillo hasta el fondo. El corte en el glúteo no sé cuándo me lo hizo, ni me di cuenta. Me lo dijeron los policías municipales media hora después al ver que sangraba mucho».
«Intenté levantarme, pero no podía andar. Al verme las heridas, empecé a pensar que podía haber sido mucho peor. Estoy contento, porque al final he tenido suerte para lo que me podía haber hecho. Cuando estaba en el suelo pensaba que no salía o que salía mal». El hermano de la joven asaltada siguió al agresor, que terminó detenido por agentes de la Unidad Canina de la Policía Municipal. Los agentes «me pusieron en un banco con la pierna derecha en alto. Con un pulsómetro me miraron las constantes, se portaron muy bien. También llegaron recursos de la Ertzaintza». La chica estaba «muy apurada, se sentía culpable y mi amigo no dejaba de llorar».
El detenido estuvo seis años en la cárcel, cuatro por intentar apuñalar a otro policía en 2010
antecedentes
«Una nueva decepción»
El herido fue evacuado al hospital de Basurto, donde le aplicaron dos grapas en el tobillo y otras tres en el glúteo. En principio, se trata de cortes limpios, por lo que una vez que se los retiren, no antes del viernes, podrá recuperarse sin secuelas. De momento, sigue sin poder salir de casa, algo que para un deportista nato como él se ha convertido en un suplicio.
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Cuando se enteró de que el juez había dejado en libertad al detenido, se llevó «una nueva decepción», aunque ya se lo temía. El agresor había estado seis años en la cárcel, cuatro de ellos por intentar apuñalar a un policía municipal de Arrigorriaga en 2010, al que casualmente conoce. «Se casó con una prima de mi madre». Los dos hijos del agente han llamado a Raúl para interesarse por su estado. «Qué van a decir, que menuda pieza». El detenido, H. D., de 38 años, carece de domicilio conocido y tiene antecedentes penales. «Tiene algún problema mental y no se toma la medicación». «¡Cómo es posible que un juez no sea consciente de que es un peligro para la sociedad! La función de la cárcel no es sólo el castigo sino retirar de la calle a gente como él».
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