Las siete grandes discotecas vascas pasaron 78 inspecciones de seguridad en 2022
El Gobierno autonómico dice someterlas a una media de once controles al año y los empresarios aseguran cumplir «todas las medidas»
El desastre de Murcia ha vuelto a poner el foco sobre las discotecas y los complejos mecanismos de seguridad que ayuden a evitar que se ... produzcan este tipo de desgracias en entornos tan difíciles de controlar. No hay escudo infalible contra la fatalidad, claro, pero tomar precauciones ayuda mucho. ¿Cómo? Desde el Gobierno vasco aseguran que las grandes discotecas aquí pasan, de media, por once inspecciones al año, además de por un exhaustivo control burocrático. En fin, que sienten intensamente la lupa sobre ellas. Los dueños de estos locales lo confirman.
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Lo que se supervisa son las salidas de emergencia, la posición de los extintores, la anchura de las puertas, que las vías de evacuación estén libres de obstáculos, que los permisos necesarios y variados estén en regla... «Y hay una cosa muy importante tanto en los elementos de construcción como en la decoración que se ponga en cada momento: que los materiales sean ignífugos». Lo dice Aitor Uriarte, director de Juego y Espectáculos del Ejecutivo de Vitoria. Adquiere especial relevancia este tipo de control, sobre todo, en fechas señaladas por vistosas y coloridas como Halloween y carnavales.
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«Es una locura meter bengalas y plástico dentro de discotecas»
El Gobierno vasco tiene la competencia sobre la vigilancia de las discotecas con un aforo superior a 700 personas, mientras que los ayuntamientos se encargan del resto. Pues bien, en Euskadi hay siete grandes instalaciones de este tipo, de las que cuatro están en Bizkaia. «En 2022 hemos hecho 78 inspecciones», lo que sale a once de media en cada una de ellas, «y en lo que llevamos de 2023 ha habido 46», explica el director. Hay que tener en cuenta que aún están por llegar fechas intensas como la mencionada de Halloween y los cotillones de Navidad.
En lo que llevamos de año el Ejecutivo autonómico ha realizado un total de 46 inspecciones
Porque la actividad inspectora tiene sus tiempos. Legalmente, explica Uriarte, hay obligación de realizar un control «en vacío» una vez al año como mínimo; es decir, una visita a las instalaciones cerradas. Aunque si se prevé un acontecimiento especial, por ejemplo que llegue una estrella de la música electrónica con tirón, «también nos acercamos». Tanto antes del concierto, para comprobar que todo está en orden en términos de seguridad, como mientras tiene lugar la fiesta con el fin de supervisar que los aforos no se desmadran. Lo mismo se hace, como queda dicho, en las tres citas anuales más propicias para el jaleo discotequero: carnavales, Halloween y Fin de Año. De todo ello se encargan «34 ertzainas que están constantemente trabajando» en estos cometidos.
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También hay trabajo de despacho para que «esté al día la documentación». ¿Qué papeles? «Que los seguros estén al día, igual que las inspecciones de sistemas eléctricos, climatización, etcétera». Se trata de controles por parte de expertos que tienen periodicidades diversas (anuales, mensuales...). «Los funcionarios del Gobierno vasco van requiriendo a las empresas que informen de su situación según se ve que va a vencer la documentación». Además, es en Lakua donde han de dar el visto bueno a cualquier licencia de actividad que se requiera en los distintos ayuntamientos.
Los controles se intensifican en carnavales, la fiesta de Halloween y durante las navidades
Porque la autoridad municipal también tiene su importancia en este asunto ya que, además, es la competente para llevar a cabo las inspecciones en discotecas con aforo inferior a 700 personas. Desde el Ayuntamiento de Bilbao, en una respuesta por escrito, apuntan que para locales de entre 300 y 700 usuarios «se hacen inspecciones anuales», además de los controles en momentos concretos, como hace el Gobierno vasco. En los establecimientos más pequeños, con capacidad inferior a 300 personas, «la normativa marca que las inspecciones se hagan cada diez años, aunque lo más frecuente es que se realicen cada menos tiempo por cambios o reformas en los locales». En este sentido, recuerdan que «absolutamente todos los cambios y modificaciones» en los inmuebles «han de pasar por el Área de Planificación Urbana y contar con el visto bueno de Protección Civil».
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«Imposible suceder algo así»
Los empresarios de ocio nocturno vizcaínos aseguran cumplir a «rajatabla» todos los protocolos de seguridad decretados por las diferentes instituciones» y celebran la «rigurosidad» de las medidas impuestas al sector en materia antiincendios para evitar «cualquier tipo de siniestralidad». «Realizamos una actividad completamente segura», esgrime Luis Ángel Rodríguez, socio de Moma, una de las discotecas más exitosas de Bilbao. Rodríguez considera «altamente improbable» que una tragedia como la sucedida el pasado domingo en Murcia pudiera repetirse en el País Vasco. «Todos cumplimos la ley al milímetro», subraya.
«Realizamos una actividad completamente segura. Todos cumplimos la ley al milímetro. No queremos que suceda lo de Murcia»
«Resulta insólito pensar que una sala de fiestas como la Fonda Milagros, que tenía una orden municipal de cese de actividad desde enero de 2022, pudiera funcionar de forma clandestina. Ni el Ayuntamiento de Bilbao ni el Gobierno vasco permitirían una negligencia de este calibre porque están muy encima de nuestra actividad», remarca Javier Obispo, propietario de Budha, en Alameda Urquijo. «La Administración ha puesto la lupa sobre nuestra actividad de una forma muy contundente. La noche está muy mirada en Bilbao», argumenta.
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«Cada dos por tres revisamos los planes de evacuación», dicen en Moma
Las discotecas vizcaínas se encuentran a medio carburar por culpa del buen tiempo y a que todavía hay bastantes municipios en fiestas, pero los empresarios del ramo auguran una «muy buena temporada, con todas las medidas de seguridad en regla», tranquiliza Luis Ángel Rodríguez. El dueño de la discoteca de Rodríguez Arias, asegura que tienen a punto los extintores y bocas de incendios. «De media, recibimos tres inspecciones anuales, aparte de los controles por sorpresa que nos llevan a cabo. Todo tiene que funcionar correctamente. Si no es así, se nos concede muy poco tiempo para subsanar posibles fallos y ponernos al día», explica el titular del Moma.
«El Gobierno vasco es muy riguroso. Nos pide tener bien señaladas las salidas de emergencia y cada dos por tres revisan nuestros planes de evacuación. Me parece bien y debería ser así en todos los lados para que no vuelva a pasar lo que ha pasado. Aquí lo mismo nos vienen bomberos que policías municipales», recalca. En esta discoteca de Indautxu se imparten cursos a algunos empleados para que «sepan actuar» y poder atender «cualquier contingencia». «Ni el Ayuntamiento ni el Gobierno vasco te dan el visto si no ven los informes en regla», analiza.
En Moma no hay ningún adorno de plástico. «Y, por supuesto, no se permiten bengalitas. Todos los materiales son metálicos», insiste. Igual que en Premier, con capacidad para 960 personas y tres grandes salidas de emergencia (en los tiempos del Mao Mao Beach solo tenían operativas dos), que «siempre están liberadas para facilitar el paso. Los 'bies' o bocas antiincendios tienen que señalar la presión indicada. Todo el ocio nocturno está por la labor de acatar las reglas porque nadie quiere vivir una situación como la de Murcia», garantiza Iruntze Granados, encargada de la sala.
Ascensor para minusválidos
Javier Obispo, responsable de Budha, asegura que las medidas de seguridad son «tan excepcionales» que los inspectores pueden pegarles toques de atención si las salidas de evacuación «no están bien señaladas. Nunca sabes las veces que te van a venir. En tres meses se pueden pasar dos veces. Nos miran todo y nos piden una continua puesta a punto, como si la discoteca fuese nueva», aclara Obispo.
Ll Living, con capacidad para casi 350 personas y una decoración compuesta a base de «hierro y acero inoxidable», dispone de una única salida de emergencia, pero han reforzado las medidas de seguridad con la puesta en marcha de un ascensor para minusválidos. «La noche está muy controlada en Bilbao por parte de las instituciones. Los empresarios estamos muy mirados. La Back Stage, Moma, nosotros... ¡Todos! Pero la temporada empieza a coger movimiento y hay que estar preparado», remata Obispo.
El gremio recuerda la intensificación de los controles «e inspecciones periódicas» de que son objeto todas las salas de fiestas, tanto por parte de técnicos del Consistorio bilbaíno como por «bomberos y policías municipales», relata Irantzu Granados, encargada de sala de la Premier Bilbao (antigua Mao Mao Beach). Estas inspecciones se llevan a cabo en fechas muy concretas, especialmente en navidades, coincidiendo con una mayor asistencia de clientes, pero «si algo caracteriza a nuestra actividad es que la presencia de inspectores puede producirse cualquier día y a cualquier hora. Es lo que se llama el 'efecto sorpresa'», sostiene el dueño de Moma.
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