«Wuhan parecía desde el aire una película de catástrofes»

Martínez de Velasco aún se emociona cuando relata cómo aterrizaron al amanecer, con su 'Boeing 747', en la megápolis china. «Sobrecoge descender con el avión e ir viendo sus gigantescas autopistas de ocho carriles absolutamente vacías, al igual que su aeropuerto, donde no se movía ni una mosca. Wuhan -relata- es una ciudad absolutamente fantasma, en la que no se aprecia vida humana desde el aire. Parece una escena sacada de una película de catástrofes. Ha sido una sensación muy extraña».

El comandante de Wamos Air aceptó el encargo el pasado 27 de enero. «Me llamaron a la sede de la compañía y me dijeron que era un trabajo voluntario; que no tenía por qué hacerlo, pero no lo pensé dos veces. Me parecía una operativa interesante a desarrollar, un reto profesional y un gesto humano», cuenta. Confiesa que su mujer tenía ciertas reticencias. «Pero como me vio tan seguro, pues se lo tomó bien».

La aerolínea Wamos Air, dedicada habitualmente a llevar a miles de felices turistas al Caribe, reunió un equipo de 18 personas para cumplir la misión, que fue encargada y liderada por el Gobierno británico. Fueron 72 horas de tensión. «Al resto de compañeros les dije que no tuvieran miedo, que íbamos a hacer un encargo serio, pero en el que nos teníamos que divertir». Primero volaron a Vietnam para esperar el momento preciso de entrar en Wuhan. El momento más crítico fue al tomar tierra. «No piensas que algo va a salir mal, pero siempre surge la duda de que una avería te puede dejar parado y aislado en mitad de esa historia de terror», advierte. «Seguramente, si nos llegamos a quedar tirados allí, no hubiera sido ni fácil ni agradable».

Tras despegar de Wuhan, la tripulación estuvo en contacto permanente con los 120 pasajeros. «Teníamos que vestir mascarilla y guantes y luego desecharlos, pero no hemos corrido ningún riesgo porque las personas que subieron al avión estaban controladas y no son enfermos. No tenían ningún síntoma. Nuestra labor -continúa- ha sido más segura que la de los médicos de cualquier hospital». Los pilotos y los tripulantes de cabina llevan ahora una vida normal, sin necesidad de cuarentena.

El vuelo desde Wuhan hasta Reino Unido duró 12 horas y 30 minutos. Martínez de Velasco cuenta que dejó a los especialistas ingleses que se dirigieran al pasaje para explicarles las reglas a bordo. Por ejemplo, los viajeros no pudieron cambiarse de asiento para no complicar más las cosas (había que tenerles identificados en todo momento) y se creó una zona de aislamiento en la parte delantera por si tenían que ser allí confinados. Posteriormente, cuando los británicos desembarcaron, Martínez de Velasco puso el 'Boeing 747' rumbo a Madrid. Fue entonces cuando tomó el micrófono y les dijo a los españoles: «Bienvenidos a casa, ya estamos de vuelta». El piloto reconoce que en ese instante «me emocioné, porque es algo muy agradable devolver a estas personas a su hogar».