La epidemia se estabiliza en Euskadi a la espera del impacto del virus en las aulas

El virus llegó hace seis meses y medio a Euskadi. Fue un paciente diagnosticado el 28 de febrero en Vitoria. El primer embiste fue fatídico y la comunidad lleva ya dos meses en la segunda ola, cuyo inicio fija el Departamento de Salud el 6 de julio. Por ahora deja 23.291 positivos, 1.561 ingresados y 140 víctimas mortales diagnosticadas, aunque no todas fallecieron de forma directa por las complicaciones que produce la enfermedad Covid-19. El lehendakari decretó la emergencia sanitaria el 17 de agosto, con restricciones en el ocio y en la hostelería. La cumbre de casos se alcanzó la última semana del mes pasado, y desde entonces todo indica que los contagios se están conteniendo y que hay una tendencia a la baja, pese a los característicos picos de sierra que dibujan los datos diarios.

Ahora, la epidemia ha llegado a estabilizarse, pero los expertos contienen la respiración. Esta semana ha sido la primera de clase para decenas de miles de alumnos después de seis meses y se desconoce cómo se va a comportar el virus en los colegios: Si la pandemia circulará marcha atrás, lo hará en primera o pegará un acelerón. No se sabrá hasta al menos la próxima semana, ya que los síntomas, cuando aparecen, lo hacen como media entre los cinco y seis días posteriores al contagio, pero pueden manifestarse hasta dos semanas después.

La situación sigue siendopreocupante, aunque los casos acumulados durante los últimos siete días (desde el viernes de la semana pasada hasta este jueves) son 116 menos que la anterior. Una caída del 2,7%. Sólo el jueves surgieron 574 nuevos casos, el 6,43% de los pacientes a los que se practicó la prueba. Se registraron 308 en Bizkaia, 185 en Gipuzkoa, 70 en Álava y 11 en vecinos de otras comunidades, según recogió el Departamento de Salud en el último boletín, el único de toda la pandemia en la que no hubo una comparecencia pública de responsables sanitarios tras producirse el relevo en la consejería.

La media de contagios se mantiene estable (590,4). Y por territorios, la tasa por cada 100.000 habitantes en Bizkaia y Álava, de 192,41 y de 162,52 respectivamente, baja respecto al anterior jueves. Gipuzkoa es la única provincia que empeora sus registros: tiene 186,98 casos, frente a los 166,62 del 4 de septiembre.Eso sí, la media semanal de PCR positivas está en el 7,3%, más alta que la de la semana pasada. El porcentaje idóneo es del 5%, lo que implicaría que la transmisión es muy baja. Pero otro de los indicadores más importantes, la R0, la tasa de reproducción básica, ha vuelto a bajar hasta situarse en el uno. Este índice, que calculan los especialistas del Departamento de Salud en función del número de contagios, de recuperados, personas vulnerables y otros factores, marca el número hipotético de personas a las que puede contagiar cada diagnosticado. Si es mayor a uno, significa que la epidemia se expande. Así que ahora, la epidemia ni crece, ni decrece. Se trata de un buen signo, aunque es cierto que presenta una gran variabilidad.

La parte más cruel del virus se ve en los hospitales, donde siguen aumentando los pacientes críticos. Las consecuencias de los contagios llegan a las urgencias entre una y dos semanas después de que éstos se produzcan y el goteo de enfermos no parará hasta que no cese la transmisión. Solo la mitad de los casos detectados cada día son asintomáticos. Y se sabe que hay más riesgo de complicaciones entre los mayores de 40. Los que han cumplido 80 o más son el 70% de las víctimas registradas hasta ahora en Euskadi. El jueves, 42 personas ingresaron por Covid. Otras tres lo hicieron en la UCI por segundo día consecutivo. En estas unidades, 58 pacientes luchan por su vida. El total de camas ocupadas ascendió a 305.

Los expertos saben que la vuelta al cole implicará que se registren brotes de forma irremediable. Es el precio que habrá que pagar para que estudien, sus progenitores vayan al trabajo y vuelva a ponerse en marcha todo el engranaje social. Sería deseable que éstos no se tradujera en una expansión masiva que incremente las hospitalizaciones y las muertes.