Urkullu: «El virus es caprichoso, hay que asumir riesgos con las medidas»
El lehendakari advierte una «desinhibición» entre la ciudadanía y llama a contener la euforia con la vacuna, cuya campaña se extenderá hasta otoño
«Vacuna sí, pero cumplimiento estricto de las medidas también». El lehendakari no dudó este miércoles en mostrar su preocupación porque las expectativas sobre el proceso de inmunización precipiten antes de tiempo un relajamiento en la conciencia ciudadana. Las dosis tardarán en llegar al conjunto de la población, recordó, así que mientras tanto habrá que aplicarse la «vacuna preventiva» de la mascarilla, la distancia de seguridad y la limitación de contactos sociales. Depositar una «excesiva ilusión» en algo que todavía está por ver, avisó, «puede llevarnos a un autoengaño» justo ahora que se empieza a atisbar la luz al final de este largo túnel.
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En su intervención en el Foro Expectativas Económicas de EL CORREO y Banco Santander, Iñigo Urkullu puso en evidencia que el comportamiento del virus es «caprichoso» y difícil de corregir. Así lo está demostrando en otros países europeos que aguantaron mejor que España la primera embestida de la Covid-19 y ahora, en cambio, viven situaciones críticas que han abocado a activar restricciones severas, incluso más duras que en Euskadi. Decisiones que el lehendakari defiende pese a las importantes consecuencias económicas y sociales que puedan acarrear: «Hay que asumir riesgos con las medidas que se adoptan».
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Horas antes de la reunión del Consejo Interterritorial de Salud entre el Gobierno central y las comunidades autónomas, Urkullu ya advirtió de que todas las medidas están siempre «en constante revisión». De la misma manera que su flexibilización puede ser «progresiva», también podría darse de la manera contraria, de forma «regresiva», planteó. El Comité Técnico del LABI −integrado por expertos sanitarios− se reunirá el viernes para hacer una primera evaluación una semana después de que se desactivara el confinamiento municipal y se reabrieran bares y restaurantes.
Confianza en la ciencia
El jefe del Ejecutivo autonómico, consciente del hartazgo de sectores como el hostelero, insistió en «no estigmatizar» determinadas actividades económicas y apuntó al «comportamiento individual» de la ciudadanía como el principal factor que puede «ayudar o perjudicar» a la lucha contra el virus. En este punto, lamentó que entre la sociedad vasca se esté dando una suerte de «desinhibición» que puede acabar truncando lo conseguido: «Debemos mantener el mismo nivel de compromiso para no volver atrás».
Porque las vacunas llegarán, sí, pero no diremos 'agur' a la pandemia «de la noche a la mañana», recordó Urkullu. Según las estimaciones expresadas este miécolesr por el lehendakari, el 40% de los vascos habrá recibido el antídoto para verano, pero la campaña se alargará al menos hasta otoño. Será un proceso «largo», muy «progresivo» y que obligará a mantener durante varios meses más la tensión en las medidas hasta alcanzar la ansiada inmunidad de grupo.
Y ante las dudas que puedan suscitar las vacunas entre la sociedad −según el CIS, el 44% de los españoles es reticente a recibirla de forma inmediata−, Urkullu mostró su confianza en el trabajo de la comunidad científica, algo que considera indispensable que se haga desde las autoridades públicas para tranquilizar a la ciudadanía. Así, el lehendakari aseguró que, «como responsable político y como ciudadano», se inyectará la dosis. Eso sí, aclaró que se pondrá a la cola: «Cuando me corresponda».
«No debemos confundir cogobernanza y autogobierno»
Desde la primera de las conferencias de presidentes autonómicos durante la pandemia, allá por el 15 de marzo, Iñigo Urkullu se ha erigido en el principal defensor de la gobernanza colaborativa frente al mando único inicial. El lehendakari insistió este miércoles en el valor de la cooperación entre las autoridades, pero quiso precisar que no es lo mismo la cogobernanza, «una gestión colaborativa de una situación como la pandemia», y el autogobierno vasco, «el marco reconocido que nos asiste» según la Constitución y el Estatuto.
El jefe del Ejecutivo autonómico demandó desde el comienzo de la crisis una toma de decisiones compartida entre el Gobierno central y las comunidades autónomas. Especialmente tras la declaración del primer estado de alarma, a mediados de marzo, cuando miembros de su equipo llegaron a hablar abiertamente de un «155 encubierto» que amenazaba, en su opinión, con dejar en suspenso el autogobierno de Euskadi. «He sido crítico no con el estado de alarma, sino con la manera de gestionarlo», matizó el lehendakari sobre su posición al comienzo de la primera ola.
«El presidente designó a cuatro ministros como autoridades delegadas. Si los presidentes de las comunidades autónomas somos, según la Constitución española, representantes ordinarios del Estado, la gestión podía ser compartida», explicó Urkullu, quien trató de quitar hierro en todo caso a sus reproches en las reuniones. «He sido crítico durante diez segundos de cada una de mis intervenciones y posteriormente he hecho hasta 55 propuestas en las conferencias», enumeró. Entre las primeras, la aplicación de los ERTE y el debate sobre la gratificación al personal sociosanitario por su esfuerzo contra la pandemia.
En la segunda ola, sin embargo, el mandatario vasco ha apreciado un cambio en las formas. «La cogobernanza ha pasado de la concepción a la gestión», se congratuló. En cualquier caso, Urkullu también advirtió de que aún permanece abierto un debate estrictamente jurídico sobre la herramienta del estado de alarma: «Hay un ámbito, como es el de la movilidad y solamente ese, el que parece cuestionar la toma de decisiones según la legislación ordinaria». Es precisamente por ello, recordó, que en octubre solicitó una nueva declaración después de ver cómo los tribunales iban tumbando sus iniciativas.