El personal de una residencia de Navarra se encierra con sus ancianos para protegerlos

«Estamos viendo todo lo que está pasando por ahí y en nuestra residencia no hay ningún caso positivo de coronavirus y no queremos que lo haya, por lo que aquí no entra ni sale nadie, así estamos más resguardados». Es la decisión, en boca de una de las propias trabajadoras, que ha tomado la mayor parte de la plantilla de la residencia San Jerónimo de la localidad navarra de Estella. Para reducir al mínimo cualquier posibilidad de contagio, han optado por encerrarse y convivir con sus 62 usuarios las 24 horas hasta que pase la tormenta. Empezaron el lunes y, al menos, estarán sin salir durante 15 días.

Al margen de cerrar el acceso a familiares, la medida busca blindar a los internos evitando rotaciones de personal que podrían propagar entre ellos el virus, una enfermedad de la que ninguno de ellos presenta síntomas. «No sé si estamos preparados para estar tanto tiempo, pero iremos viendo. Las previsiones son las de que en 10 días pueda comenzar a bajar el pico del corona virus y podrían empezar a rebajar esta medida tan extrema», explica el director del centro, David Cabrero, ideólogo de la iniciativa, según confirman las propias empleadas.

«Lo planteó al aire, pero la verdad es que no nos pareció mal», asegura una de las trabajadoras. Fue entonces cuando la plantilla empezó a valorar «todas las opciones», «a darle muchas vueltas» hasta que 15 de sus empleados dieron finalmente el paso adelante. Muchos a pesar de dejar sus casas, «a nuestras familias, nuestras rutinas...».

Los residentes han recibido «muy agradecidos» su decisión y compromiso. «Ven lo que ocurre en otras residencias y solo con los ojos te das cuenta de que te dicen 'gracias por cuidarnos'».

Cabrero reconoce que la medida no garantiza que desaparezca por completo el peligro de contagio, porque «los médicos nos dicen que esto probablemente se va a prolongar hasta que no haya una vacuna que controle la situación». Pero, en sus propias palabras, «pretendemos minimizar el riesgo en estos momentos en que están colapsados los hospitales. Y que la gente pueda estar atendida en caso de que haya contagio».

Por ello, seguirán las mismas 15 personas con los 62 residentes. De hecho, respetan al máximo el protocolo activado ante la pandemia y, además de tomarse la temperatura dos veces al día, intentan que los mayores no se junten para evitar cualquier posible transmisión.

Eso sí, en cuanto a las actividades dentro de la residencia, han procurado mantener el día a día habitual. Y siguen organizando sesiones de gimnasia, estimulación cognitiva y bingo. En cuanto a las trabajadoras, también tienen que ocupar su tiempo libre, y no han dudado en dedicárselo a los mayores, cocinándoles bizcochos o haciendo de peluqueras, «pero solo lavar y peinar».