Las infecciones de transmisión sexual se desbocan en Euskadi y crecen por encima de la media española
El País Vasco figura como la tercera comunidad con mayor tasa de incidencia de gonococia, por detrás de Cataluña y Madrid; los expertos reclaman medidas educativas «efectivas»
Las infecciones de transmisión sexual se han desbocado en Euskadi. El número de casos de las cuatro más comunes, las cuatro que sirven para controlar ... la evolución de la epidemia, ha crecido en los dos últimos años muy por encima de la media española, que también ha experimentado una notable progresión. En ese tiempo, entre 2021 y 2023, el número de pacientes atendidos por sífilis ha crecido en un 59%, y en el caso de la clamidia se ha multiplicado casi por 2,5. Los jóvenes y muchos mayores, según alertan los expertos, no es que hayan perdido el miedo al virus del sida, sino que parecen desconocer que determinadas prácticas sexuales, algunas muy comunes, como el sexo oral, requieren el uso del preservativo. La penetración no es la única forma de contagio.
El informe de situación difundido este lunes por el Ministerio de Sanidad lo corrobora. «Las infecciones de transmisión sexual (ITS) representan un problema importante de salud pública tanto por su magnitud como por sus complicaciones y secuelas, si no se realiza un diagnóstico y un tratamiento precoz», arranca el documento del Instituto de Salud Carlos III, que alerta de lo que está ocurriendo.
Desde el año 2001, en que la caída de casos tocó fondo, las cifras no han hecho más que crecer, con la salvedad del año 2000, cuando el encierro social domiciliario permitió contenerlas. Lo sucedido con la gonococia, la que más se extiende de todas, da una idea de lo que está ocurriendo. En 2001 se registraron 805 infecciones. Veinte años después llegaron a 16.115 y el pasado se duplicó esa cifra, 34.401. Supone una subida porcentual del 74% frente al 42% que se dio de media en España.
Un auge «brutal»
Euskadi figura como la tercera comunidad con mayor tasa de infección por gonococia o gonorrea, con 78,37 casos por cada 100.000 habitantes, sólo por detrás de Cataluña (165,30) y Madrid (94,08). La mayoría de las infecciones se detectan en hombres, cuatro de cada cinco casos tienen nombre de varón. Están dándose en todas las edades, desde menores de 15 años a mayores de 55, pero la franja de edad donde la enfermedad campa más a sus anchas no es precisamente entre los más jovencitos, sino entre quienes tienen de 25 a 34 años. Requieren casi el 40% de las atenciones sanitarias.
La especialista Josefina López de Munain, jefa de sección de la unidad de Infecciones de Transmisión Sexual del servicio de Enfermedades infecciosas del Hospital Universitario Basurto, califica de «brutal» el auge que están experimentado este tipo de patologías. A finales del siglo pasado, se creyeron controladas, porque la detección de casos se había convertido en algo anecdótico. Pero a partir de 2001, la situación comenzó a cambiar. En el País Vasco, en España y en todo el mundo occidental. El miedo al sida, que las había logrado contener, se diluyó entre las generaciones que no lo vivieron de cerca y las que olvidaron que los virus sólo piensan en su propia supervivencia. «Necesitamos una educación afectiva real y de calidad», defiende la especialista.
La sífilis no ofrece una mejor perspectiva. Los 199 casos de 2022 ascendieron el ejercicio pasado a 318, que pueden parecer pocos, pero ya suponen un ascenso del 59% (24,1% en el conjunto de España). Los de clamidia, parecido. 2021 contabilizó 1.701 nuevos pacientes y 2023, hasta 2.278. Es un 33% más, un porcentaje que, otra vez, concede a Euskadi una indeseable medalla de bronce en el conjunto de España y por encima de su media (20,7%). La cuarta patología que se analiza, y de la que no todas las comunidades ofrecen datos -lo que complica cualquier análisis- es el linfogranuloma venéreo. Hubo 73 infecciones, frente a las 25 de hace dos años, un 92% más.
Sexo, alcohol y soledad
La epidemia de infecciones de transmisión sexual parece imparable. El problema se ha convertido ya en algo endémico y no hay gobierno, ni rojo ni azul ni monocolor ni de coalición, que haya logrado resolverlo. ¿Qué está ocurriendo? Al parecer, hay tres razones que explican lo que está sucediendo. El infectólogo Jordi Casabona, de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas. A su juicio, el sexo oral sin preservativo y el consumo abusivo de alcohol favorecen hoy enormemente la transmisión, especialmente en una nueva generación de jóvenes con una concepción de las relaciones humanas y sexuales diametralmente distinta a la de sus padres.
Posiblemente, explica al hilo de esta argumentación, ni unos ni otros saben bien que determinadas prácticas que se consideran seguras, como el sexo oral, no lo son tanto frente a este tipo de enfermedades. Las heridas en los órganos sexuales que caracterizan a la sífilis y a la gonococia (aunque no siempre se manifiestan y eso es también un problema extra) facilitan la transmisión de las infecciones. De todas, incluido el VIH/sida.
El mundo digital, añade López de Munain, favorece la soledad de los jóvenes, que se ha convertido ya en un desafío social. Ese aislamiento, tras la luz azul de la pantalla, favorece el desarrollo de relaciones afectivas pobres en todo los sentidos, faltas de contacto físico, emocional y de confianza. Son el caldo de cultivo ideal para la transmisión de las infecciones de transmisión sexual. Las redes sociales quizás no lo sean tanto.
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