Diana Calvo (derecha) e Itsaso Martínez, en el centro de salud de Salburua, en Vitoria. IGOR AIZPURU

«La red va a identificar en qué barrios y hasta en qué calles saltan los casos»

Itsaso Martínez y Diana Calvo son dos de las gestoras o rastreadoras que vigilarán los nuevos contagios y sus contactos

Viernes, 15 de mayo 2020, 23:59

La Covid-19 será una enfermedad infecciosa nueva, pero no la primera. Los médicos y enfermeras están acostumbrados a hacer rastreos cada vez que surge un caso de meningitis, tuberculosis, legionelosis o sarampión. Lo que ocurre es que la capacidad de transmisión del coronavirus importado de Wuhan sí que es única. Corre como la pólvora. Poner muros al 'bicho' para que no vuelva a haber picos de contagio como el que se vivió a finales de marzo en Euskadi -más de 1.800 personas hospitalizadas, 232 de ellas en las UCI, y 32 muertos en una sola jornada- es ahora la prioridad de los equipos de Salud Pública.

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Osakidetza ha reforzado la red de vigilancia epidemiológica con 34 enfermeras, que van a hacer los rastreos y formar a otras 149 compañeras para que les ayuden en la investigación y el SARS-CoV-2 no se escape de su tela de araña. Son las «gestoras», aunque el mundo entero se empeñará en hablar de ellas como rastreadoras. Se les suman 13 técnicos de Salud Pública, uno por cada OSI.

«La red va a identificar en qué barrio y hasta en qué calle saltan muchos casos. Se localiza el foco y se establecen medidas», resume Itsaso Martínez. Esta vitoriana especialista en enfermería de familia y comunitaria, además de gestora, será formadora. También Diana Calvo, enfermera y coordinadora del centro de salud Salburua de Vitoria. Las dos han explicado a EL CORREO cómo se intentarán sofocar a partir de ahora los focos de este incendio viral.

Cada persona debe saber identificar los primeros síntomas y llamar cuanto antes a su centro de salud, explican las profesionales

El quid de la cuestión es que cada persona adulta aprenda a identificar los primeros síntomas y llame cuanto antes a su centro de salud. Ese día se le hará una prueba PCR y, mientras espera unos resultados que llegarán en 24 horas, deberá irse a casa, aislarse y hacer una lista de los contactos que haya mantenido en las 48 horas anteriores. «Son las personas con las que haya estado más de 15 minutos, sin guardar distancia de seguridad y sin medidas de protección».

Hasta que se confirme el positivo, todos quietos. Y después tocará enclaustrarse dos semanas. «Ahí entra la figura de la gestora. Es la que va a tramitar mi baja laboral y la de mis contactos, la que me va a llamar el primer día, el séptimo y el 14». Este es, matiza Diana Calvo, el seguimiento epidemiológico, porque el clínico, o sea, de los casos que empeoran, seguirá en manos de los médicos.

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Volverse a enclaustrar

«Si aíslas un caso el primer día, valoras los contactos de 48 horas, pero si ya han pasado dos, son los de cuatro días», precisa Itsaso Martínez. No es una misión sencilla. Se trata de movilizar a decenas de personas con cada contagio nuevo. Casos que saltan en una fiesta, en un supermercado, un espacio sociosanitario (una residencia, por ejemplo), en una gran fábrica... «Es muy importante el concepto de trabajar en red, porque implica a la atención primaria y hospitalaria, los servicios de medicina preventiva, los equipos de salud pública, Osalan...». Y está también el Go Data, la herramienta informatica con la que se pretende conectar los casos y frenar la transmisión del patógeno.

«Si toda la red funciona, vamos a ser capaces de frenar la expansión de la enfermedad lo antes posible», indica Calvo. Su centro, Salburua, ha sido durante estos dos meses uno de los de referencia en Vitoria para atender los casos Covid, junto a Zabalgana y Lakuabizkarra. En la capital alavesa, las rastreadoras de refuerzo van a estar físicamente en estos tres ambulatorios. Allí harán la primera investigación y se coordinarán con enfermeras de otros centros de salud para que no quede nada sin hilvanar.

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Las dos son conscientes de que, tras la detección de un foco de contagio, volverán las estrictas medidas de confinamiento para muchas personas, en ocasiones para familias enteras, pero apelan a la responsabilidad colectiva. «A veces tenemos que dar un paso atrás para que socialmente estemos todos protegidos», coinciden.

Las rastreadoras

  • Atención Primaria. Las 34 enfermeras de refuerzo se repartirán entre las 13 OSI en función de población. A la de Araba irán 3 y a la de Bilbao-Basurto, 6. Se suman 149 compañeras y 13 técnicos.

  • Contactos. Han estado con el infectado los dos días anteriores más de 15 minutos, sin guardar distancia ni mascarilla.

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