Uno de cada tres mayores no han cogido cita para vacunarse: «Mi hija lo organizó todo, yo solo sé usar el móvil para llamar»
Osakidetza admite que uno de cada tres septuagenarios no ha podido coger cita por la web para vacunarse y refuerza la atención telefónica
El método de citación a los septuagenarios a través de SMS para ser vacunados, ya probado con profesores no universitarios y con la población general ... de entre 60 y 65 años desde el Jueves Santo, ha generado dificultades en un colectivo en el que aún existen barreras para utilizar las nuevas tecnologías con soltura. La gran mayoría usa el móvil para «lo justo y necesario: llamar». Pero Osakidetza ha optado por mandarles un SMS con un enlace que les redirige a la web de Osakidetza, donde deben introducir su número de tarjeta sanitaria y escoger día y hora. También tienen la opción de, una vez reciben el texto, llamar a su ambulatorio para pedir cita. Pero a veces no dominan tampoco la tecnología de mensajería o cuando logran la ayuda necesaria para realizar el trámite, ya han perdido su turno por falta de huecos.
La mayoría de los mayores de 75 a 79 años que acudieron ayer a vacunarse en el pabellón de La Casilla con los que conversó este periódico habían sido ayudados por sus hijos o amigos a coger cita. Expresaron su satisfacción por haber sido vacunados, pero no ocultaron cierta inquietud por las dificultades que entraña esta fórmula de citación para las personas que no controlan las nuevas tecnologías.
«Me mandaron un mensaje el lunes. No sé desenvolverme muy bien con el móvil y llamé al ambulatorio. Me atendieron muy bien y me dieron a escoger la hora. Pero hay personas que se tiran horas llamando al centro o a las que les cuelgan», explicaba Clara Cortés, vecina de Bilbao de 76 años, acompañada por su hija, contenta porque «ahora va a poder hacer una vida un poco más normal, porque desde que empezó la pandemia casi no ha salido de casa». Carmen, vecina de Begoña de 76 años, también optó por llamar al centro de salud por consejo de su hija. Al igual que Justino González, de 76 años, recibirá la segunda dosis el 5 de mayo. Justino solo se apaña con el móvil para «llamar» y un poco el 'whatsapp'. «Estaba con mi hija cuando recibí el mensaje el domingo. Fue la que organizó todo. Además, había frases en euskera que no entendía».
«Mayoritariamente aceptada»
Otros vacunados recibieron la ayuda de algún conocido. «Tuve que preguntar cómo hacerlo a un amigo relojero, que me guió. Me metí en el programa ése y me empezaron a salir las cosas. Pero está mal montado. Hay gente que no sabe hacerlo», decía Francisco Díaz, de 79 años. Fue vacunado el domingo y acudió ayer al pabellón a acompañar a su mujer, de 77. Él mismo cumplimentó la citación de ella. Y el martes trató de ayudar a tres amigos, pero cuando accedieron a la web, ya no había dosis disponibles. Félix Aparicio, de 77 años, también tuvo que ayudar a su esposa, de 76, menos hábil con el teléfono. «Para la gente mayor que no está acostumbrada, es difícil hacerlo», reconoció.
La consejera de Salud, Gotzone Sagardui, compareció ayer en el Parlamento vasco y, cuestionada sobre esta problemática por los grupos de la oposición, en todo momento defendió la actuación de su departamento. «Entendemos que hay personas a las que les puede costar, pero es una fórmula aceptada mayoritariamente». Según sus datos, 14.000 mayores de entre 75 y 79 años -el 64% de los convocados para vacunarse- ha obtenido su cita a través del SMS, aseguró. Es decir, uno de cada tres no lo ha hecho.
En cualquier caso, dijo, pueden llamar a la centralita y «pulsar el número 1». Al otro lado, un total de 711 personas responden llamadas sobre las vacunaciones tras reforzarse la atención telefónica. En otros casos, cuando no dispone de un número de teléfono móvil de contacto, Osakidetza directamente llama a casa de los usuarios para citarles.
31 asociaciones de mayores piden más atención presencial
Seis asociaciones y federaciones de mayores a nivel de Bizkaia y 25 de una quincena de localidades del territorio pidieron ayer a las instituciones que mejoren su relación con las personas de su edad y aumenten los medios humanos y materiales «para que la atención sea mejor, más presencial». En un manifiesto enviado a los «máximos responsables de las administraciones y a los grupos políticos», también reclamaron limitar la cita previa y que no se les obligue a multiplicar gestiones por falta de comunicación entre organismos.
Los mayores subrayaron que se sienten vulnerables «frente a la brecha y la exclusión digital». Según denunciaron, la crisis sanitaria «ha puesto en cuestión el modelo de relación de la ciudadanía con los servicios públicos». Y pusieron como ejemplo a las entidades financieras al calificar de «sangrantes» las colas ante sus oficinas de «personas ancianas y con problemas de movilidad» porque no saben utilizar los medios telemáticos. Por eso piden una auditoría del cumplimiento entre las entidades e instituciones de las recomendaciones que hizo en noviembre el Ararteko para facilitar su acceso a los distintos servicios.
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