Dos reconocidos traumatólogos intercambian impresiones: «Intranquiliza más operar a tu hijo que al rey emérito»
Dos grandes médicos reunidos en Bilbao por la Real Academia de Medicina del País Vasco conversan con EL CORREO sobre los desafíos de su especialidad. «Algún día, un cóctel de plasma nos curará el alzhéimer y moriremos de una simple caída», vaticinan
Cuenta Mikel Sánchez (Vitoria, 1955), que algún día, quién sabe cuándo, los hospitales serán algo así como grandes almacenes de remedios que lo curarán prácticamente ... todo... «Casi todas las enfermedades que hoy conocemos –matiza–, porque según envejezcamos aparecerán otras nuevas». La farmacia hospitalaria ofrecerá una colección de frascos con cócteles celulares que permitirán superar «hasta el alzhéimer. Y a partir de ese día moriremos de la manera más tonta, quizás de una simple caída en el monte».
Introductor en la traumatología de las terapias con plasma rico en factores de crecimiento, el especialista acaba de ingresar como miembro de pleno derecho en la Real Academia de Medicina del País Vasco. Lo ha hecho de la mano del mayor experto en traumatología de España, el histórico Pedro Guillén (Archena, Murcia, 1938). Los dos han tenido en sus manos, sobre la mesa de operaciones, a algunos de los pacientes más delicados del país. Rafa Nadal, Camilo José Cela, José María Aznar, el rey emérito... EL CORREO los ha reunido para hablar de sus historias y del futuro de su especialidad.
Pedro Guillén
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Datos Biográficos Archena, Murcia (1938). Reconocido especialista mundial de medicina deportiva, introdujo en España la artroscopia y el implante de condrocitos autólogos en la rodilla.
«O los políticos entienden que el mejor traje para la fiesta es la inversión en ciencia o estamos perdidos»
Mikel Sánchez
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Datos biográficos Vitoria, 1955. Pionero en el desarrollo de la cirugía artroscópica, fue el introductor en la traumatología de la terapia con plasma rico en factores de crecimiento.
«Los traumatólogos fuimos los carpinteros del hospital; y hoy operamos con robots y muchísimo conocimiento de biología»
Pedro Guillén (P.G.) – Los traumatólogos tenemos fama de ser el taller de reparaciones del hospital, donde se trabaja más con la broca y la sierra que con la aguja y el hilo. Pero eso ha cambiado radicalmente...
Mikel Sánchez (M.S.) – Fuimos los carpinteros, pero ahora se ha dado la vuelta a la tortilla. Trabajamos en quirófanos con una altísima tecnología y mantenerte al día requiere tener conocimientos de realidad virtual, de biología...Me resulta admirable, Pedro, verle a los mandos de un robot, enseñando a los futuros médicos a manejarse con él.
P.G. – El cirujano francés Richard Gaston ha realizado ya una cirugía a distancia. El, en Burdeos y su paciente nada menos que en China. Fue operado con profesionales de su equipo, intervenido con un robot DaVinci chino, que es más avanzado que el que utilizamos en Occidente.
M.S. – El público, muchas veces, se queda con lo anecdótico. Operas a los deportistas Andrés Iniesta, Rafa Nadal... Son personas, tienes con ellos la misma responsabilidad que con todas las demás. Lo único que sientes es presión social y mediática. A mí me pasa, ¿qué te parece, Pedro?
P.G. – Sí, claro. Luego tienen que jugar a fútbol y te encuentras que vas al campo y en los dos equipos tienes pacientes. Quieres que ganen los dos... Volver a verles jugar sí que es un estrés.
M.S. – En sus manos también ha estado José María Aznar, Camilo José Cela, Butragueño...
P.G. – Una vez que empiezas, te centras en lo que tienes que arreglar.
Cuando toca operar a un rey
– Los dos han tenido en sus manos al Rey Emérito. ¿Eso ya son palabras mayores, no?
M.S. – Es un paciente más en la camilla. Son peores tus familiares, que no quieren operarse con otro que no seas tú y, claro, tienes que hacerlo. Ahí sí le diría que, quizás, de entrada, sientes más respeto. Son tus padres, tus hijos, tu esposa, un nieto; pero es el mismo estrés. cuando te pones en faena, ya te abstraes.
P.G. – Mikel, ¿cómo cambió su vida el día que introdujo en el quirófano el plasma rico en factores de crecimiento?
M.S. – El día que entendí que mi especialidad no era sólo arreglar un hueso poniendo tornillos y que la curación venía de algo mucho más profundo fue un cambio de chip muy profundo. Cambió hasta mi forma de operar, aprendí que con el bisturí eléctrico podía matar células vivas.
P.G. – La célula es una oportunidad terapéutica. Si eres diabético, tienes artrosis, demencia senil, lo que sea, tienes células que funcionan mal. Habrá un día en que podamos curar el cáncer, porque podremos revertir el daño celular. Es un camino que hemos comenzado a recorrer.
Un secreto por desvelar
M.S. – Hoy lo llamamos plasma rico en plaquetas. Pero habrá que cambiarle el nombre. Algún día habrá miles de cócteles fabricados a partir de suero de personas sanas, que permitirán reactivar las señales celulares de los pacientes. Ese día aparecerán nuevas enfermedades que ahora no conocemos o nos moriremos quizás de una caída, dando un paseo por el monte. Ese es el desafío de la lucha contra el envejecimiento celular, lograr vivir años con plena salud... Usted Pedro, fue pionero en técnicas endoscópicas y el primer traumatólogo del mundo que realizó una artroscopia sin cables.
P.G. – Bueno, trabajas en muchas cosas, surgen complicaciones y un día se te ocurre una y funciona. Le voy a contar un secretillo. Estábamos en el sótano del hospital donde trabajaba, con mis hijas y el neurólogo Carlos Revilla. Probábamos cosas, todo muy rústico... y resultó. Carlos Revilla, que luego fue presidente de la Diputación de Madrid, tenía una botella de champán guardada en aquel sótano y nunca lo había dicho. Lo celebramos y de la emoción, arrojó la botella y lo rompió todo... ¡Ja, ja, ja!Sólo el 5% de la investigación acaba en la clínica; y nosotros aquel día lo logramos.
M.S. – ¿En qué está trabajando ahora?
P.G. – Eso, Mikel, sabe usted bien que no se puede decir, pero sí, continúo en la clínica y en la investighación.
M.S. – Pedro, para mí, usted lo sabe, ha sido siempre un ejemplo. Recuerdo en su hospital, cuando entramos al bloque quirúrgico, todo el mundo le saludaba con cariño. 'Ha venido el jefe, qué tal está'. Aquel día, que le vi operar junto a sus hijas, fue de dar envidia. Le admiro.
P.G. – La investigación y la innovación son un motor de desarrollo. Mientras los políticos no entiendan que el mejor traje para la fiesta de la vida es la inversión en ciencia, estamos perdidos. Para mí, Mikel, es un honor acompañarle en su ingreso en la Real Academia de Medicina del País Vasco. ¡Enhorabuena!
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