La actriz Carmen Elías -izquierda- ha protagonizado un documental de Claudia Pinto -derecha- en el que relata su lucha diaria contra los efectos del alzheimer que padece. AFP

Desarrollan una herramienta que mide las probabilidades de sufrir alzheimer

Investigadores de BioBizkaia crean un modelo que diferencia entre la edad física y la cerebral de una persona y alerta sobre el riesgo de padecer esta enfermedad

Domingo, 17 de marzo 2024, 02:20

¿Qué edad mental tenemos? ¿Si esta no se corresponde con la física puede ocasionarnos problemas de salud? Estas son dos de las preguntas que trata de responder una de las investigaciones iniciada por el equipo de Neuroimagen Computacional del Instituto BioBizkaia. Para ello los científicos de este grupo han desarrollado una herramienta a partir de imágenes del cerebro e Inteligencia Artificial que permite calcular cuántos años tiene nuestro cerebro por medio de una serie de cuestionarios, pruebas y resonancias magnéticas. Los resultados de este trabajo son significativos. El modelo permite identificar un posible desajuste entre la edad corporal y mental y alertar a los expertos ante la posibilidad de que un paciente sufra en el futuro una enfermedad mental degenerativa grave como el alzhéimer.

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Mientras la diferencia entre la edad cronológica y la cerebral se sitúe entre 0 y 3 años el riesgo de sufrir alguna de estas patologías es bajo. Ahora bien, si esta horquilla es de 4 años o más la cosa cambia. «Cuanto más grande es ese escalón más rápido desarrollaremos alzhéimer», indica Jorge García Condado, uno de los responsables de esta investigación y autor junto a Jesús Cortes de un artículo sobre la herramienta que han desarrollado en BioBizkaia y que se ha publicado en la prestigiosa revista de la Alzheimer's Association, entidad con sede en Estados Unidos.

La clave

900 resonancias cerebrales

de personas sanas y enfermas han empleado para crear el modelo.

El modelo permite distinguir un cerebro sano a lo largo de toda su vida de uno que comienza a enfermar. Para ello la Inteligencia Artificial empleada ha sido entrenada con una base de datos norteamericana que contiene información detallada y resonancias del encéfalo de 650 personas cognitivamente sanas de diferentes edades y otras 250 con alzhéimer. Esto les ha permitido medir aspectos como la cantidad de materia gris y blanca de cada cerebro, el estado del hipotálamo y otros aspectos que guardan relación directa con el alzhéimer.

Con esta información, explica García Condado, han elaborado seis test neuropsicológicos diferentes. Para completar cada uno de ellos se necesitan unos 20 minutos y los resultados permiten ver si existe desfase entre la edad física y mental del paciente. Y de ser así, cómo de amplio es. «Es un modelo que puede servir para alertar al médico de forma temprana», indica el investigador de BioBizkaia. La intención es que estos test lleguen a las consultas para ser empleados como una herramienta de detección temprana de esta enfermedad degenerativa.

Indicador

A partir de 4 años de diferencia entre edad cerebral y física existe riesgo de sufrir alzhéimer

Equipo de ingenieros y físicos

«El alzhéimer es una enfermedad neurodegenerativa. No se sabe frenar ni revertir. Hay gente en la que avanza más lenta. Saber si se puede desarrollar y a la velocidad en la que lo va a hacer permite poner en marcha tratamientos cognitivos para ralentizar su progreso», señala Jesús Cortes. Él es el coordinador del grupo Neuroimagen Computacional que Osakidetza tiene en BioBizkaia. Lo componen 15 personas y una de sus principales características es que ninguna de ellas es licenciada en Medicina. «El 80% de nosotros somos ingenieros y el resto físicos», explica.

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¿Y qué hacen estos perfiles profesionales en un centro de investigación sanitaria? Aportan un conocimiento que complementa al de los facultativos y permite desarrollar otras líneas de trabajo. Este equipo, en concreto, destaca porque «somos buenos en inferir cómo el cerebro está conectado». Lo hacen analizando imágenes cerebrales, en especial las que se obtienen por medio de resonancias magnéticas. Desde 2015 trabajan en medir la edad de este órgano y si esta se corresponde con la del cuerpo de cada persona. Participan en diferentes proyectos de investigación de distintas enfermedades.

En el caso de la del alzhéimer, además de identificar «desconexiones» cerebrales que alerten de esta patología para establecer algún tipo de tratamiento, a futuro confían en poder ver si existe algún tipo de patrón genético que determine si esta patología puede ser hereditaria.

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