Cuando el cáncer llega al corazón, el desafío de las nuevas unidades cardiooncológicas
Uno de los órganos del cuerpo que menos sufre el impacto del cáncer es el corazón. Los tumores cardíacos son muy raros, según explica la ... especialista Anna García Alonso, residente del quinto año de la unidad de cardiooncología del Hospital del Mar en Barcelona, que presenta estos días en Bilbao un trabajo sobre este asunto. Cuando se trata de un cáncer que los médicos llaman primario, es decir sin metástasis, el pronóstico de supervivencia es muy alto. «Suelen ser tumores benignos». La situación cambia de forma radical, cuando la enfermedad en el músculo cardiaco supone la expansión de otro cáncer, nacido generalmente en el tórax, que suele ser algo más común.
La facultativa catalana ha liderado un pequeño estudio con cuatro pacientes que alerta de que la enfermedad metastásica «resulta siempre complicada». Por norma general, con ella se llega casi siempre tarde y las opciones terapéuticas que pueden ofrecerse al enfermo resultan limitadas. «La buena noticia» que ha traído al congreso de Bilbao es que los avances en diagnóstico por imagen de las últimas décadas han abierto la puerta a una detección temprana de los tumores. «Podemos verlo sin necesidad de pinchar ni tener que analizar células», confirma. Un diagnóstico certero y temprano ayuda.
Las mejoras terapéuticas de las dos últimas décadas han favorecido el nacimiento de unidades de cardiooncología, como en la que trabaja en Barcelona. Los casos de cánceres en el corazón son pocos, pero las afecciones por efectos secundarios de la terapia oncológica no tanto.
Las medicaciones contra el cáncer aparecidas desde el cambio de siglo, fundamentalmente los fármacos contra dianas y la inmunoterapia, han supuesto un cambio radical en el pronóstico de la enfermedad. Pero en muchos casos generan fallos en el normal funcionamiento del corazón. Las unidades de cardiooncología intentan paliarlos.
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