Recuperar las horas de sueño los fines de semana reduce el riesgo de infarto, según la ciencia
Un estudio revela los beneficios de compensar lo que no se ha descansado durante los días de trabajo
Durante las vacaciones, los horarios y las rutinas pasan a un segundo plano. Despertarse sin la necesidad de poner alarma, es uno de los mayores placeres de la vida, pero lo complicado es retomar esos madrugones cuando toca volver a trabajar o a estudiar. Así, si eres de los que duerme poco entre semana y dedica los fines de semana a recuperar el sueño, lo estás haciendo bien, según un estudio.
Una de las investigaciones que se presenta en el Congreso Europeo de Cardiología, ESC2024, asegura que las personas que «recuperan» el sueño durmiendo hasta tarde los fines de semana «pueden ver reducido en una quinta parte su riesgo de sufrir infartos y otras enfermedades cardíacas».
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En este estudio participaron más de 90.000 personas, con una mediana de seguimiento de casi 14 años. Para registrar los datos del sueño se utilizaron acelerómetros, que dividieron los resultados en cuatro grupos, desde el sueño más compensado (Q4) al menos (Q1).
La calidad del sueño
Los autores definieron como privación de sueño cuando se dormía por debajo de las 7 horas por noche, lo que se encontró en un total de 19.816 (21,8%) de los participantes. En cuanto al resto, sus horas diarias de sueño no cumplían los criterios de privación del sueño. Así, los participantes del grupo Q4 tenían un 20% menos de probabilidades de desarrollar enfermedades cardíacas que los que del Q1.
«Un sueño compensatorio suficiente está vinculado a un menor riesgo de enfermedades cardíacas», afirma el coautor del estudio, Yanjun Song, del Centro Nacional de Enfermedades Cardiovasculares de Pekín (China). «La asociación se hace aún más pronunciada entre las personas que habitualmente duermen de forma inadecuada durante la semana».
Junto a la duración del sueño, el experto destaca la importancia de la calidad. «El síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS), que conlleva pausas ventilatorias con una duración importante, genera una menor oxigenación durante la noche, retención de anhídrido carbónico y eso produce cansancio al día siguiente, pero a largo plazo también se asocia a un aumento de la hipertensión arterial, más arritmias y más enfermedad cardiovascular, incluso a insuficiencia cardíaca», añade.