«Ahora hay menos prisa» por salir del hogar familiar porque ahí se vive bien
La «alta exigencia de garantías de seguridad o confort para iniciar un proyecto de vida propio» también retrasa la emancipación
Mirado el asunto con perspectiva histórica, ¿cuándo lo ha tenido bien la juventud para independizarse? Probablemente, nunca. Es más; en términos generales, siempre se ha ... vivido peor que ahora. Y ahí está una de las claves. El documento presentado ayer por el Gobierno vasco, además de dar recetas, analiza las causas de la catástrofe demográfica que sufrimos y asume que, junto con los factores materiales, hay otros culturales. Es decir, el retraso en la emancipación no es solo consecuencia de que los jóvenes ganan poco dinero y los pisos son caros. Es también porque dejar la casa de los padres supone perder comodidad. «Ahora hay menos prisa por salir del hogar familiar», apunta el texto.
Y lo detalla en términos más técnicos: a la juventud le cuesta volar por su cuenta por «la extensión cultural de modelos de vida y convivencia individualistas y de alta exigencia de garantías de seguridad o confort para iniciar un proyecto de vida propio, personal o familiar». Además, uno es más proclive a atrincherarse en la casa de los progenitores ahora porque «las relaciones paternofiliales se han hecho más flexibles, menos autoritarias, y ofrecen mejores niveles de satisfacción». En fin, que se vive bien en el nido y «las exigencias económicas construidas en la cultura familiar y social sobre las condiciones mínimas para la emancipación elevan el listón y aplazan el momento de la salida».
La cosa cambia si la familia es pobre. En los hogares donde los padres tienen menor formación y cualificación profesional, «la presión sobre los hijos e hijas para abandonar el hogar es mayor». En el lado opuesto están los núcleos familiares con más preparación, donde «la tendencia a prolongar estudios y tiempo de estancia en el hogar es mayor». Así, la tasa de emancipación es superior «entre personas no universitarias». Sin olvidar un condicionante de género: «Las mujeres se emancipan a edades más tempranas que los hombres y, sobre todo, se emancipan más».
En las familias con menos renta, la presión a los hijos para abandonar el hogar es mayor y se independizan antes
Muchas realidades
No hay que perder de vista que el problema demográfico tiene muchas otras explicaciones además del retraso en la edad de emancipación, que dificulta la creación de nuevas familias y limita la natalidad. El Ejecutivo autonómico recuerda que hay «positivos avances sociopolíticos en derechos, libertades e igualdad» que contribuyen al envejecimiento de la población y a la falta de relevo generacional. Está, por supuesto, el aumento de la longevidad por las mejoras sanitarias y en la calidad de vida; y también «la progresiva conquista del derecho de las mujeres a decidir libremente sobre su maternidad y su progresiva inclusión en el mercado laboral». El asunto tiene muchas caras y lo que ahora está en cuestión es la posibilidad de mantener en el futuro la calidad de vida que nos ha traído hasta aquí.
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