Parejas menores de 45 años, con larga residencia en Euskadi e hijos, sin estudios y en paro: el perfil del perceptor de las ayudas sociales
El Gobierno vasco analiza la situación de los beneficiarios de las AES y del programa Azken Sarea Indartzen, «complementarios» porque no siempre son utilizados por el mismo tipo de personas
69.658 personas fueron beneficiarias en 2020 de las Ayudas de Emergencia Social o del programa Azken Sarea Indartzen, impulsado por el Gobierno vasco a ... raíz de la pandemia para contribuir a cubrir las necesidades básicas de miles de ciudadanos. El Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales ha querido analizar «la situación de vulnerabilidad» de los hogares que tanto ese ejercicio como el 2021 recibieron las prestaciones y dibuja un perfil de parejas que residen desde hace más de una década en Euskadi, con hijos a su cargo, cuyo sustentador principal tiene menos de 45 años, sin estudios cualificados y en paro.
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Ese, en cualquier caso, no es ni mucho menos el único retrato de los perceptores de estas subvenciones, «complementarias» quienes las solicitan no siempre están en las mismas circunstancias. Y para muestra está la estructura familiar. El 40,2% están formadas por dos adultos con descendencia a su cargo, pero los domicilios monoparentales están muy cerca y suponen un 30,6%. «Tienen, en realidad, una participación superior entre la población beneficiaria a la que les correspondería en términos de su presencia en la población general», detalla el análisis. Así, trasladando esos datos a la realidad, el 9,3% de los hombres -y sobre todo mujeres- que están solos con algún hijo reciben ayudas, frente al 2,4% de las parejas con menores. Ser mujer entraña además mayor riesgo de pobreza, según revela con sus datos la 'Encuesta de necesidades de la población beneficiaria de Ayudas de Emergencia Social y Azken Sarea Indartzen'. El 9,9% de los hogares que reciben prestaciones están encabezados por hombres y un 42,7% por mujeres.
Respecto a la nacionalidad, los beneficiarios de origen extranjero son el 56,2%. Sin embargo, casi la mitad de los perceptores (49%) han residido siempre en Euskadi y otro 19,8% lo hace desde hace más de 10 años. Los empadronados de larga duración suman así el grueso de las ayudas, si bien, precisa el estudio, es «relevante» trasladar esos datos a la composición demográfica vasca. De esa manera se aprecia que, cuanto menos tiempo lleva una persona viviendo aquí, más dificultades económicas tiene. Así, un 2% de población originaria del País Vasco cuenta con AES o ASI. Entre los que llevan más de diez años como residentes la cifra es de un 3,6%, pero entre los que se instalaron hace menos de tres alcanza el 22%.
El nivel de estudios y la edad también son factores de riesgo. El 83,5% de los perceptores no tienen formación cualificada y, en el 51,5% de los domicilios, el sustentador principal es menor de 45 años. En el programa ASI la cifra se dispara hasta 79,4%, 30 puntos más que en el caso de recibir exclusivamente AES. Esa significativa diferencia responde a que es un plan coyuntural, para hacer frente a una época en la que muchos jóvenes perdieron el trabajo y tuvieron que recurrir a esta ayuda. De hecho, si se tiene en cuenta la actividad laboral, esas subvenciones alcanzaron sobre todo a trabajadores (64,5%) con «empleos precarios» o «en situación de irregularidad» (trabajo doméstico, hostelería...). Aunque, en el caso de quienes perciben las ayudas de emergencia social, o ambas, la situación se invierte y los desempleados son en torno a un 67%.
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El Gobierno vasco lamenta que, de acuerdo a los resultados de la encuesta, un 64,7% de los beneficiarios «no puede participar en actividades de ocio ni invertir en su cuidado personal» y otro 47,8% no se reúne con amigos o familiares ni siquiera una vez al mes para comer o tomar algo. «Los problemas económicos tienen un importante impacto en la vida e integración social de estas personas», advierten. Porque, pese a las ayudas, que en ambos casos son dirigidas sobre todo a mantenimiento y energía, alquiler o hipoteca y necesidades primarias, casi la mitad de estos hogares han tenido que recurrir a bancos de alimentos o bonos de comida par subsistir.
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