Las niñas no son sexys
Dejemos a los chavales que vivan como tales, no les hagamos adultos antes de tiempo
Se ha montado la que era necesaria en Chile a cuenta de una inadmisible campaña publicitaria de vuelta al cole. La idea era vender uniformes ... escolares, y lo estaban haciendo con una imagen de una niña de unos 10 años posando en actitud sexy con minifalda. También estaba comiendo un helado, que allí no es incongruente porque es verano (es lo único que no resulta incongruente de toda la campaña). Afortunadamente no han tardado en levantarse voces contra la «hipersexualización» de las niñas. Un tema que es, desgraciadamente, recurrente y grave. Para la sociedad en su conjunto y especialmente para esas crías que se van a ver identificadas (ellas solo ven ahí a una compañera de su edad) con un modelo que no les corresponde. Las niñas, ni de 10 ni de 12 años, son mujeres. Y se les está colocando en el estereotipo no solo ya de adultas, sino en la más cutre y machista etiqueta de mujer que va a ser juzgada por el tamaño de sus piernas.
La denigrante campaña me recuerda a esas fotos antiguas del colegio, las que te hacían a final de curso cuando las niñas no sabíamos posar porque no existía Instagram. Si no estabas atenta te pillaban con los ojos cerrados, o mirando de reojo, o con la boca abierta gritando 'patata'. Qué pena que los chavales de hoy ya no salgan así en las fotos... En la fotos que nos hicieron en sexto curso recuerdo que salí con un jersey verde. De esos de lana que picaban un poco y te hacía tu madre. En aquel momento me pareció que era la prenda más molona para sacarme la foto. Hoy la veo y me da una ternura tremenda. Ese jersey verde que picaba en el cuello. '¡Que no pica, hija!'. '¡Que sí pica, ama!'. Y ahí marchabas, rascándote el cuello hasta dejártelo rojo.
Hoy las niñas no llevan jerseys de lana, llevan camisetas estampadas con logos que no entienden o con la lengua de los Rolling Stones. Las tiendas de niños están llenas de prendas que si no fuera porque son diminutas nadie diría que no son de mujeres adultas (también de hombres, pero menos) y, así, ese tránsito estético entre la niñez y la madurez se va desdibujando, especialmente en la adolescencia, donde la estética adquiere un valor capital en la identificación personal y en la construcción de una identidad propia.
Me canso de ver chavalas por la calle vestidas iguales haciendo morritos para Instagram, replicando los bailes que ven en los vídeos de YouTube. En la foto de nuestra clase de final de curso no había una niña vestida igual que otra. Hoy cuesta encontrar la diferencia. Porque los modelos a seguir son los mismos vídeos de internet que ocupan sus horas de ocio, las cantantes y youtubers adolescentes que les enseñan atajos en el normal desarrollo para convertirse en precoces mujeres. Porque eso estaban vendiendo además de los uniformes escolares en Chile, estaban vendiendo una niña-mujer de 10 años que posa sexy en la escuela. Dejemos a los niños ser niños. Es su derecho. Y nuestra obligación.
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