Los mayores no quieren volver al armario
Lesbianas, gays y transexuales vascos que peinan canas plantean abrir geriátricos y pisos tutelados para homosexuales. «No queremos volver a ocultarnos, queremos estar tranquilos»
Olga Alarcón | Educadora en la escuela pública
«En las zonas rurales la autorrepresión es grande»
Las circunstancias políticas y sociales que se vivieron en la España franquista impidieron que muchas personas hicieran pública su homosexualidad o transexualidad. Mientras que ellos ... fueron reprimidos por la aplicación de las leyes y la reclusión en las cárceles, ellas lo fueron a través de la vía privada del matrimonio, la familia, la iglesia «y el psiquiátrico», recuerda Olga Alarcón, que tiene 61 años.
La suya fue una generación, continúa Olga, cuya batalla propició un aluvión de derechos para la comunidad LGTBI+. Tras «un periodo de lucha interna» y tras derogarse la Ley de Peligrosidad Social, que consideraba a gays y lesbianas elementos antisociales, esta mujer se sumó a los 21 años al Frente de Liberación Homosexual de Castilla, así como al grupo Lesbianas Feministas de Madrid, antes de poner rumbo a Euskadi, donde había oído que el ambiente era más tolerante y donde se unió, primero a otro colectivo de mujeres y después a Gehitu, Asociación de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales del Euskadi.
«Me preocupa la pérdida de autonomía, como a todo ser humano»
«A mujeres mayores que yo les tocó vivir lo peor. Años de desprecio y represión. Esa es una generación muy marcada y con una homofobia muy interiorizada. La mayoría por desgracia siguen 'armarizadas'. Las que vinimos después nos hemos ido empoderando, pero en las zonas rurales hoy en día la autorrepresión sigue siendo grande», avanza. Frente a la vejez, a Olga le preocupa «la falta de autonomía, como a todo ser humano», más «ahora que me acaban de operar de la cadera». «Soy partidaria de hacer residencias con personal formado donde los homosexuales podamos vivir los últimos años con la libertad de expresar nuestra afectividad». Anima, de paso, a las mujeres mayores que aún no se han reconocido públicamente como lesbianas a hacerlo. «Hacerse visible siempre aporta más beneficios que no hacerlo. ¿A los 60, a los 65? Nunca es tarde».
Kepa Gallego | Técnico de turismo y actor
«Si no eres carne fresca los propios gays te marginan»
La sociedad envejece y con ella el colectivo LGTB, un grupo de población que tiende a caer en la trampa del mito de la eterna juventud. Algunas estimaciones cifran entre 630.000 y 800.000 los gays y lesbianas mayores de 65 años en España. «Hacerse mayor en el ámbito gay puede llegar a ser dramático. Hay gays que entran en unas depresiones de caballo cuando cumplen los 30. En este mundo, si no eres carne fresca, te marginan. Los que más desprecian al gay viejo están dentro del mundo gay. Yo he asumido mi papel y me he retirado antes de que me lleven a la bandeja de carne para perros», ilustra Kepa Gallego, actor baracaldés de reconocida trayectoria y técnico de turismo de «58 años muy vividos».
«¿Y si en una residencia alguien dice 'no quiero estar con este maricón'?
«Cuando murió Franco yo tenía 15 años y estaba todo por construir. Supe de gente como 'La Otxoa' que no había podido ir ni a tomar una coca-cola a un bar y que lo que muchos hacían era casarse y llevar una doble vida. Lo entiendo, pero engañar a una mujer, la persona que se supone más quieres, para que en la calle no te señalen debe ser terrible».
Kepa Gallego recuerda sus momentos de militancia. «Yo siempre di la cara, incluso cuando te la podían partir. En las primeras manifestaciones que montamos en Bilbao como Orgullo gay éramos cuatro, había más gente en las aceras mirándonos que con nosotros. Pero los que lanzamos piedras en su momento ya no tenemos ganas de lanzar más y a los jóvenes les veo pasotas. Han nacido con una serie de derechos adquiridos por otras generaciones y no son conscientes del poso homófobo que hay». Gallego ha dejado una relación de 30 años y vive solo. De tener que entrar en una residencia, teme sufrir un trato vejatorio. «¿Y si el de al lado dice 'yo no quiero estar con este maricón'?», plantea. «Salir del armario para volverte a meter no tiene sentido. No queremos volver a ocultarnos. Queremos estar tranquilos».
Mertxe Galdeano | Gobernanta de hotel prejubilada
«No hay sitios de ocio para gente de nuestra edad»
La bilbaína Mertxe Galdeano cumplirá 60 este año y lleva casada cinco. A los 30 le dijo a su madre que era lesbiana. «Yo sabía desde chiquita que a mí me gustaban las mujeres. Pero tuve miedo de hacerlo antes por lo que se oía que hacian a las lesbianas y por la vergüenza familiar. Yo era una persona introvertida y antes de que me señalaran con el dedo... Recuerdo que vivíamos un poco en gueto en aquellos años y que del Casco Viejo no salíamos. Hasta que decidí apostar por la naturalidad y empecé a subir a la zona noble de Bilbao, por Indautxu, y si quería dar un beso a mi pareja, lo iba a hacer, me increparan o no. Las mujeres, también es verdad, lo teníamos más fácil para disimular. Siempre tenías una buena amiga de la que tirar. Voy con mi amiga... Viendo mi propio desarrollo pienso que nos armamos muchos tomates a lo largo de la vida». Por «cuestiones que son más simples de lo que parece», dice Mertxe. Sencillas, cuando tu contexto no te obliga a tener una determinada orientación y una idea rígida de lo que tiene que ser la sexualidad.
«Hablamos de comprar un piso entre varias y cuidarnos unas a otras»
Mertxe Galdeano no tiene ni idea de lo que le deparará el futuro. «Me casé hace cinco años, me he autojubilado y me he venido a Alicante. Tengo un barco, soy patrona y he tenido que demostrar. De mi señora, mi pareja, mi mujer, suelen pensar que es mi hermana, una amiga... Las lesbianas no somos visibles. A la gente no le entra en la cabeza que las mujeres tenemos sexualidad, y mucho menos a partir de unos años. Mi vida no es como hace 20 años. Si sales con tu pareja a algún bar de ambiente, pues bueno. Pero como se te ocurra ir sola, te puedes morir de asco. No hay sitios de ocio para lesbianas y gays de nuestra edad». En su círculo han hablado de «comprarse un piso entre varias y cuidarse unas a otras cuando la salud se complique. Como la mayoría no tenemos hijos... Suena triste, pero lo piensas».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión