El mayor cambio se dejará notar en los centros de día y las residencias de mayores
Salvo alguna excepción en infancia, son el único servicio social donde las empresas privadas controlan el sector
Si hay un sector boyante en la economía vasca, es el que atiende a los mayores. En una Euskadi cada día más envejecida, la ... economía plateada -la que gira sobre sus necesidades- es un gran nicho de mercado. Las aperturas de residencias y centros de día se suceden en las calles, colonizando antiguas clínicas y emplazamientos codiciados. Los expertos aseguran que se prevén más aperturas en 2020 y que hay fondos de inversión extranjeros en algunas de estas operaciones.
El decreto de condiciones arquitectónicas de los centros, aprobado en agosto, les ha supuesto además una fuerte inversión. Exige el 75% de habitaciones individuales a las plazas de nueva creación, un mínimo de 13 metros cuadrados y luz natural. También han notado las subidas salariales logradas por el colectivo de gerocultoras tras dos años de huelga. En ese caldo de cultivo es de prever que la noticia del nuevo concierto sea una bomba. «En el concierto no cabe el beneficio», insisten desde el área de Empleo y Políticas Sociales. Sus mandatarios se han reunido con el sector e incluso con Confebask para tantear la situación. Las empresas les han trasladado que podrán adaptarse. Este nuevo concierto se irá aplicando cuando decaigan los marcos existentes y una tramitación que se prevé larga son puntales que ofrecen cierta tranquilidad a las empresas.
La clave es que las residencias y centros de día donde se atiende a los mayores dependientes representan 20.475 plazas de las 28.248 que hay en todos los servicios sociales vascos. Esas son las camas públicas y concertadas -las que gozan de financiación pública en centros privados-, pero hay un limbo que son los que cobran la prestación foral a la espera de plaza. Fuera de lo público están las exclusivamente privadas, por las que los familiares desembolsan entre 2.400 y 3.900 euros mensuales. A estas últimas no debería, a priori, afectarles el nuevo marco.
Las empresas que gestionan centros de día y residencias son muy diversas. Desde Lares, una entidad sin ánimo de lucro, a Gesca, la firma mayoritaria y con más peso entre las patronales. La primera apenas notará el nuevo convenio, mientras que la segunda deberá centrarse previsiblemente en el negocio privado.
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