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Un tramo del recorrido que realizó el grupo de jóvenes sordociegos por el monte Urkiola. Ignacio pérez

Las marchas montañeras arrancan para todos

Un colectivo de jóvenes sordociegos de todo el país disfrutó ayer de una excursión en grupo por el monte Urkiola

Alba Peláez

Sábado, 4 de septiembre 2021, 02:00

Los montes de Euskadi comienzan a recobrar el tráfico habitual de mendizales y las marchas por el territorio se han retomado. El aparente respiro que ... está dejando la pandemia ha permitido que los aficionados a la montaña se reencuentren con los que comparten su pasión por el deporte al aire libre. Es el caso de las juventudes de la Federación de Asociaciones de Personas Sordociegas de España (FASOCIDE), que ayer organizó una marcha por la sierra de Urkiola. Un colectivo dirigido por personas con esta misma discapacidad.

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El grupo, compuesto por 38 personas -entre sordociegos y sus guías intérpretes- lleva desde el pasado lunes recorriendo los rincones de Bizkaia. Gynkanas, talleres y kayak fueron algunas de las actividades organizadas en torno al XVIII Encuentro de Jóvenes Sordociegos Españoles. La cita de ayer estaba marcada en rojo en el calendario por su importancia. Una ruta de senderismo en grupo por una de las sendas del monte Urkiola.

Desde primera hora de la mañana la emoción de los chavales se palpaba en el ambiente. Un plan novedoso para muchos que estuvo a cargo de Senderos Accesibles. Una iniciativa de Yosu Vázquez que busca que nadie se quede sin disfrutar de la naturaleza. Gracias a unas herramientas especiales, como una silla de ruedas adaptada al terreno y unas largas barras que servían como guía, estos jóvenes pudieron pasar una mañana de senderismo completo en el que la lengua de signos y el lenguaje táctil estuvieron muy presentes para que ninguno se perdiera nada de lo que ocurría a su alrededor.

La Federación de Asociaciones de Personas Sordociegas está dirigida por personas que padecen esta discapacidad

La lluvia dio una tregua para que, paso a paso, estos mendizales cumplieran con el reto de andar sobre el terreno húmedo y a veces resbaladizo del camino. Una actividad que, aunque compleja, contó con el apoyo en todo momento de los inseparables guías intérpretes. La meta estaba puesta en el restaurante Bizkarra, donde el grupo se deleitó con una comida más que merecida.

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Experiencia de jóvenes y guías

Los integrantes de FASOCIDE llegaron de todas partes de España a Bilbao y, aunque la mayoría repetían experiencia, para otros estas convivencias eran las primeras. Noelia Lirola, una de las jóvenes del grupo, contaba entusiasmada: «Es la primera vez que vengo. Me ha gustado muchísimo porque me he podido enterar de todo».

«Yo he venido ya varias veces y lo que más valoro es que los guías siempre nos apoyan en todo, lo hacen más fácil y no nos perdemos nada», afirmaba Javier Alcolea, otro de los integrantes del colectivo.

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Los guías, indispensbles, llegaron a la lengua de signos de maneras muy distintas y se divirtieron tanto o más que los chavales. «Lo que se pretende con estas convivencias es potenciar las relaciones y que disfruten de su tiempo libre como el resto de jóvenes», explica Lidia Díaz-Cardiel, una de las intérpretes que aprendió lengua de signos en casa, ya que sus padres padecían sordera. Para Alejandro Macià, el interés por este lenguaje surgió mientras trabajaba en una tienda de alquiler de DVD: «El cliente que más venía y al que más interés tenía en preguntar qué le había parecido la película era sordo, así que aprendí para poder hablar con él».

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