Juegos para romperse la cabeza
450 escolares demostraron este lunes su ingenio en los talleres instalados en Bizkaia Aretoa para disfrutar del Día Internacional de las Matemáticas
Cómo puede ser que un juego me rompa la cabeza?», se preguntaba Paula, de 12 años y alumna del colegio de La Pureza. Ella y ... su amiga Naia estaban con 'Rush Hour', un juego de mesa en el que hay que sacar de un garaje un vehículo rojo cuyo camino bloquean coches y camiones que se pueden mover según unas normas muy sencillas. «¡No está siendo fácil!», reconocía Rubén López, estudiante de la Universidad del País Vasco y uno de los monitores de los talleres matemáticos para chavales de 10 a 16 años que se celebraron este lunes en Bizkaia Aretoa por el Día Internacional de las Matemáticas o Día de Pi, por el formato de fecha estadounidense (3/14).
Cerca de 450 escolares se enfrentaron a retos individuales y colectivos, compitieron en solitario y con otros. «El objetivo es enseñarles a pensar de otra manera. En 'Rush Hour', tienen que planificar estrategias para mover las piezas en el orden ganador. Como en las matemáticas, en este y otros juegos debes tener muy claro cuál es el objetivo final y no confundirte en un paso, porque el resultado será completamente distinto», indicaba Pedro Alegría, profesor de la UPV/EHU y uno de los artífices de una jornada organizada por la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU y el Basque Center for Applied Mathematics (BCAM).
En Bizkaia Aretoa contrastaba este lunes el bullicio de algunas salas con el silencio de otras. En una de estas últimas, José Ignacio Royo, también profesor de la universidad pública, tenía a su audiencia concentrada en lo que hacían sus manos. «La papiroflexia usa matemáticas para diseñar las figuras, para sacar, por ejemplo, una de cinco puntas de un cuadrado. Cuando doblas el papel, tú igual no eres consciente de ello, pero puedes estar haciendo una bisectriz o una mediatriz, dividiendo un ángulo en equis partes... Por otro lado, la matemática puede ayudarnos a visualizar teoremas». Después de una hora, los chavales habían hecho una peonza a partir de tres cuadrados de papel.
Más jaleo había en la sala donde Nerea Casas, profesora de la ikastola Lauaxeta, y sus compañeros de la Asociación para la Divulgación de la Ciencia y la Matemática (ADCIM) retaban a los escolares a resolver una 'math mystery box'. «Es una sala de escape, pero metida en una caja para poder usarla en clase en grupos de cinco o seis. Hay relojes, linternas, candados... Con todo eso podemos hacer muchas matemáticas. ¡Les encanta! Están 45 o 50 minutos a tope, resolviendo problemas matemáticos casi sin darse cuenta». «Ha sido muy guay», constataba Álvaro, un chaval de 12 años del colegio Berri-Otxoa. «No pensaba que las matemáticas podían ser tan divertidas», reconocía su compañero Andoni.
El artista Esaú de León animaba a su público a hacer figuras con las piezas en miniatura de su escultura 'Azares', compuesta por triángulos ensamblados entre sí. «Es una serie de abstracciones de árboles que utiliza la geometría fractal. He hecho modelos a escala para que puedan jugar con ellos y hacer las figuras que quieran. Si quisiéramos en algún momento, como 'Azares' es modular, podríamos convertirla en cualquiera de las maquetas».
«Como en matemáticas, en muchos juegos debes tener muy claro cuál es el objetivo final y no confundirte en un paso»
Entre el suelo y las mesas, Raúl Ibáñez, profesor de la UPV/EHU, echaba una mano a los que se atascaban con lo que parecían simples rompecabezas, pero eran juegos de niveles llenos de matemáticas. «Los primeros niveles son muy sencillitos. Así aprenden las reglas y, una vez interiorizadas, las aplican automáticamente para resolver problemas más complicados.». Naia y Paula habían ido entre tanto subiendo de niveles en 'Rush Hour'. «Es muy divertido», coincidían, pidiendo al monitor otro reto. Y eso que, en el caso de la segunda, las matemáticas no son lo suyo. «¡No sabes con quién estás hablando! Soy la peor alumna de matemáticas del mundo», decía victoriosa ante otro puzle resuelto. «Las matemáticas están en todas partes. Hay estrategias matemáticas para ganar en muchos juegos», apuntaba Ainhoa Saenz, una de las monitoras.
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