-¡Es una vergüenza!-gritó mientras cambiaba de canal clavando con furia el dedo en el mando.-Es que hay que ser muy ruin para ... robar con una violencia tan brutal-comenté, entendiendo la indignación de mi tío.-Bueno, eso también. Pero llamar anciana a una mujer de 60 años es para echar a ese gilipollas de periodista-añadió, dejándome a cuadros. Tenía la misma edad que la víctima y yo 16. Por eso no lo entendí. Si es hoy en día lanzo el mando contra la tele. Hay cosas que solo se entienden cuando llega el momento. Que no es uno, sino varios. Y lo traigo hoy aquí porque, según recientes estudios al respecto, los 78 años marcan el inicio de la vejez biológica. Y que llamar anciano a alguien es siempre feo, pero hacerlo antes de los 80 es incorrecto según los parámetros oficiales. Y si se lo dicen a mi madre no respondo de sus actos. Porque todo es relativo. Lo único que no es discutible es el momento en que sabes que te estás empezando a hacer viejo. Es mucho antes de esas edades. Y tiene que ver con esta lista. La de «Las cosas que te indican que quizá no seas viejo pero ya no eres joven». Empezamos.
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1-De delantero a portero: Primero cambias el fútbol por el futbito, hasta que un domingo durante la pachanga con los colegas pides cambiar el puesto de delantero por el de portero. De ahí a ser el entrenador y sentarse en el banquillo hay dos telediarios. Hablamos de esta disciplina como metáfora aplicable a otros órdenes de la vida.
2-Siguiendo con el símil balompédico, hay señales que indican que te estás haciendo viejo. Y es como espectador. Primero los jugadores son mucho mayores que tú. Luego de tu edad. De ahí pasas a ser mayor que el entrenador. Y para cuando te das cuenta cargas más años que el presidente.
3-Los ruiditos. No eres consciente, pero si la gente de tu entorno. Ese sonido gutural, medio gemido quejoso o amago de esfuerzo que es la banda sonora cada vez que te sientas y te levantas del sofá o de la cama.
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4-Cuando te llama la cajera del súper «señora» o una mujer en la cola de la pescadería, señalándote, suelta aquello de «Este señor va antes que yo».
5-Antes salías de casa y no mirabas el pronóstico del tiempo. Ahora te lo sabes mejor que Brasero el de Antena 3.
6-Obviamente jersey o rebequita son palabras que jamás imaginaste pronunciar y ahora no solo lo haces. Además los llevas.
7-Al entrar en un bar o un pub buscas un taburete. Si hay música que sea de cuando tenías una edad en la que la resaca del domingo no te duraba hasta el jueves.
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8-No concibes cómo las nuevas generaciones pueden escuchar esa mierda que te suena toda igual.
9-Te pones chándal y zapatillas y en lugar de parecer un deportista te pareces a un abuelo en la hora de la gimnasia de la residencia.
10-Las copas también emiten señales. Del me bebo lo que sea al gin tónic corto de ginebra como si fuera «infantil» hay menos años de lo que pensamos. Aprovecho para confesar que un servidor dejó los cubatas y se pasó al gin tónic. No por el ron. Sino por la coca-cola. Si tomaba dos luego no podía dormir. Y sin cafeína no me gusta.
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11-Las conversaciones: Sales a andar con dos amigos, porque dicen que es bueno para la salud, y donde antes hablabais de chavalas ahora de lo que llevas cotizado y cuándo podrás jubilarte.
12-El primero de la cuadrilla al que le recetan una pastilla para la tensión suele ser mirado como si tuviera una rara enfermedad. Hasta que los demás siguen la senda y ya no es noticia.
13-Colesterol es uno más de la cuadrlla.
14-Dices algo del tipo «el que se ha dejado el paraguas era un viejo» y luego te callas al saber que solo te lleva siete años.
15-Te dejan dos horas al cuidado de una criatura de 5 años y al devolverlo quieres pillar la baja por agotamiento.
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16-Subes el volumen de la tele con el argumento de que la banda sonora está más alta que las voces de los actores. Aunque no haya música.
17-Nunca habías mirado las esquelas. Hasta que un día empiezas a hacerlo.
18-Vas a más funerales que bautizos. Y las bodas son de hijos o hijas de amigos.
19-Tu cantante o grupo favorito hace 10 años que podría haberse jubilado.
20-Ves a un tipo de tu edad pedaleando en esos aparatos que hay en los parques para que la gente mayor haga ejercicio y no te resulta extraño.
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21-Todos tus compañeros del colegio te parecen mucho más mayores que tú. Y son de la misma edad.
22-Cuando vas a cruzar un semáforo con cuenta atrás miras los números y aceleras convencido de que no vas a llegar a la otra acera.
23-El día en que te sale una cana en la cabeza te sorprende. Cuando te sale en el pecho te hundes.
24-Dices frases y expresiones de tu padre o tu madre que juraste jamás pronunciarías.
25-Unas lentejas bien calentitas te parecen un menú perfecto para cualquier momento.
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26-Madrugar te parece algo normal. Incluso el sábado. Además ya nunca duermes del tirón.
27-Descubres que existen yogures sin azúcar. Y con el tiempo te gustan.
28-Creías que eras alto y los chavales de ahora te sacan un palmo. De hecho los urinarios los ponen cada vez más arriba y cuesta atinar.
29-Hay un momento en que raro es el día en que no te duele algo. O varias cosas.
30-Hablas de cassettes, comediscos y cedés y te miran como si fueras un fantasma de otro siglo.
31-Ya «no hablas de corrido». Siempre se te olvida un dato, un nombre o, directamente, lo que estabas diciendo.
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32-Alguien de 20 años te parece un crío de guardería.
33-Por supuesto no entiendes a alguien de esa edad cuando usan términos y expresiones de hoy en día. Te parece normal que nosotros dijéramos «Efectiviwonder» pero que digan «en plan» te parece una chorrada.
34-Si no te echas crema hidratante en la cara ya no estás tranquilo.
35-El botiquín ocupa cada vez más en tu casa.
36-De repente te das cuenta de que cuando paseas pones las manos en la espalda entre la espalda y el culo.
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37-Ves a la gente joven de fiesta y dices «nosotros también bebíamos y montábamos juergas...pero controlando».
38-Cuando antes ibas a la playa, como mucho, solo con una toalla y ahora llevas sombrilla y silla.
39-Cuando ya no te da vergüenza la pinta que llevas o las cosas que haces.
40-Y sobre todo, cuando ya no tienes filtro y sueltas lo que piensas, caiga quien caiga.
Hay más síntomas. Seguro que ustedes tienen alguno que podría aparecer en esta lista. Por ejemplo del sexo no hemos hablado. Pero hay que dejar algo para el piscolabis de cada cual. En estos tiempos que el mundo está, una vez más, en manos de un puñado de psicópatas que pueden mandarnos al otro barrio tocando un botón no es mala opción echar el día pensando en los síntomas que me recuerdan que, pese a todo, estoy llegando a la bendita vejez. Que no es la mejor de las cosas de esta vida, pero la otra opción es peor.
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