Leire y la oreja cortada
Si no te posicionas te señalan
Hagan lo que hagan el tirón de oreja está asegurado. Que a veces duele más que tenerla cortada. Al menos al grupo donostiarra que está ... en boca de todos. Y de todas, porque las dos protagonistas afectadas son mujeres. El día en que conocimos que Leire Martínez no seguirá siendo la voz de La Oreja de Van Gogh, lo demás pasó a segundo plano. Incluidos asuntos de profundo calado. Y no solo en los medios. También en la calle. Confieso que estoy sorprendido. Sí, ya sé que hay gente que solo se preocupa por las guerras que tenemos en el mundo, por el caso Koldo, por la amante de Ábalos, por el Fiscal General, por el novio de Ayuso, por la mujer de Sánchez y por el reparto de migrantes. O por llegar a fin de mes, que es lo más importante. Pero en la calle se habla de lo que se habla. Y el tema Leire-Oreja-Amaia acapara muchas horas. Pero si lo traemos hoy aquí es porque viene a ser el ejemplo perfecto de que, hagas lo que hagas, dará igual. Siempre habrá alguien que te critique y que te exija que hagas no lo que debes, o quieres, sino lo que a ese alguien le apetezca. Como sucede en el caso de Leire y la Oreja.
El día un influencer, de esos que tiene más seguidores que neuronas, puso a caldo al grupo por prescindir de la cantante de Rentería. Les llamó de todo. Lo curioso es que llevaba años pidiendo la vuelta de Amaia, desde que se fue a cantar en solitario, despreciando la voz de Leire. Pero donde dije Diego...De hecho ha exigido que la vuelvan a contratar. De lo contrario amenaza con boicotear sus conciertos, pidiendo a la gente que no acuda. Eso el lunes. Porque el martes sentenció que Amaia merecía regresar a La Oreja. El miércoles no sé si dijo algo, pero el jueves criticó a Leire por llorona, a Amaia por provocar el follón y al grupo por no dejar claro qué ha pasado y por cobardes, egoístas y sibilinos. Con esas palabras. Y no fue el único. Porque aquí hablamos de las elecciones de EEUU, de lo que está pasando en Oriente Medio y del último desfile de Woman´s Secret con la misma rotundidad. Cosa que me parece admirable. De hecho un medio de Madrid me llamó para que opinara al respecto. Como trabajo en la radio y en este periódico y además soy vasco les pareció que era alguien perfecto para hablar de ello. Decliné la invitación, para sorpresa de la productora que no entendía mi postura. Y miren que me apunto a un bombardeo. Pero de este asunto se lo mismo que la mayoría. Poco. Hace falta contar con los datos suficientes como para poder asegurar quién ha originado esta situación. Pero se ve que pensar antes de hablar no está de moda. Por eso pasamos del aplauso al sopapo y viceversa. O, en esta ocasión, del amor por Leire, Amaia y el resto, al odio absoluto.
En una sola semana tenemos el caso de La Oreja de Van Gogh y el de Morata. Lo digo porque detrás hay dos problemas, el de futbolista madrileño y el de la cantante irundarra, con el tema de la depresión como telón de fondo. El primero acaba de contarlo de viva voz y la segunda lo hizo en su día. No es asunto baladí. Pero ese detalle, lejos de frenar los insultos, lo que ha hecho es taparlos diez minutos para que resurjan con más fuerza. Que nosotros no tenemos la culpa de las mierdas que tiene la gente en su cabeza. A mi plin, que duermo como Dios. O mal y por eso me cisco en toda persona que se ponga a tiro. Cada vez tengo más claro que este mundo está para diván y psiquiatra. Y desde hace mucho. Pero ahora más. Que las redes, no lo olvidemos, al ser anónimas son más sinceras que las calles. Se ve sin tapujos la bilis que nos corroe. Sea para poner a caldo a Morata o para hacer lo mismo con Amaia. Total que ayer un periódico digital se hacía eco de la última opinión del mencionado influencer como si fuera noticia, que esa es otra, y el pavo decía que si Amaia volvía al grupo era una indecencia por parte de los dos. Si regresaba Leire, una bajada de pantalones por parte de ambas partes. Y que si no volvían a dar conciertos la culpa era de los tres. Pero lo mejor era el final de su discurso. Exigía que nos postuláramos. Todos. O eres de Leire o de Amaia. Y se quedó tan ancho. Imagino que el resto podremos hablar con igual rotundidad sobre lo que debería hacer con su vida, más allá de dejar de meterse en las ajenas. No teníamos bastante con ser de Broncano o de Motos, de izquierdas o de derechas, del Madrid o de Barcelona. Que usted sea de otra cosa es lo de menos. O que le importe un bledo. Deberá posicionarse, si no quiere ser señalado. Qué cansino todo. En fin, lo siento por el mal chiste pero lo mejor en esto de La Oreja de Van Gogh, como en el resto, es hacer oídos sordos.
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