¿Qué fue de los protagonistas del 'Gordo' más triste de Navidad?
Julián Valcárcel y Alfonso Delgado, los dos actores del anuncio de la Lotería más emotivo, arrastran cinco años después la 'maldición' de la efímera fama que obtuvieron con el spot
miriam najibi
Lunes, 16 de diciembre 2019
Ojalá el próximo 22 de diciembre tenga que pagar 20 euros por un café. No nos reímos de usted. Al contrario, le deseamos la suerte ... de Manuel. Pensarán eso de que el tal Manuel 'será muy conocido a las horas de las comidas en su casa'. Pues sí, lo fue. Concretamente, hace cinco años, este personaje pagó uno de los cafés más caros de la historia de la televisión en un anuncio de la lotería de Navidad.
Añadamos, por si acaso, el retrato de un tipo de rostro enjuto emocionado por el gesto de un buen amigo –y mejor camarero-, que le ha reservado un décimo premiado porque sabe que anda corto de dinero y que ese año no ha probado fortuna con ese número de toda la vida. Así que cuando pide el café de cada mañana, entre gritos de júbilo, gualá, en vez de una galleta de chocolate tiene el boleto millonario. ¡Eso es generosidad! Aquel spot sentó precedentes en la corriente buenista de los anuncios de Loterías y Apuestas del Estado venideros. Y aunque no podemos corroborar que produjera una participación inaudita en el sorteo de aquel año, seguro que ha sido el más emotivo hasta ahora.
En estos escasos 2 minutos y 33 segundos y, con tan solo dos personajes, quedó claro que la amistad está por encima de todos los defectos del ser humano, incluida la avaricia. Llámenlo karma o no. El caso es que es una escena difícil de practicar en la vida real, tan difícil como fue interpretarla. «No creo que fuese capaz de ser tan noble como ese personaje, pero sí hay personas que pueden llegar a ser así de buenas. Por ellas pude interpretarlo», recuerda Julián Valcárcel, el camarero bonachón en la pantalla. El cliente afortunado con rostro 'de novela de Dickens' era, en la realidad, Alfonso Delgado.
En 2014, con la crisis haciendo de las suyas, no corrían buenos tiempos como para hacer cola en Doña Manolita. Tampoco para el personaje de Manuel. De eso sabían mucho en el barrio donde se situaba el relato: el madrileño Villaverde Alto, especialmente sacudido por los envites de la economía. Ni Valcarcel ni Delgado eran ajenos al contexto: uno, abogado de desahucios, y el otro, actor en paro hasta ese momento. Ni les tocó el Gordo, ni el anuncio les 'puso' un chalé en La Moraleja, pero supuso un punto de inflexión en sus carreras.
No eran novatos, pero «Javier Bardem o Antonio Banderas solo hay dos y los demás formamos el restante 99%», sostiene Alfonso Delgado, quien debutó en 1978 en el Centro Dramático Nacional y acumula varias intervenciones en series como 'Hospital Central', 'El Comisario' o 'Águila Roja'. La de su compañero es «la historia de un actor frustado que acabó encontrando el camino, aunque llegó tarde», dice Valcarcel, que por entonces ya había interpretado hasta diez papeles.
Aquel papel les subió a una montaña rusa que arrancó muy rápido en dirección las mieles del éxito. Y es que pasaron de «dedicarse a cosas marginales» a verse en el anuncio colgado en una fachada de la Gran Vía de Madrid. Debe de dar vértigo. «Todo el mundo me paraba para hacerse selfies e incluso felicitiban a mi hijo», recuerda Delgado. «Mi representante me dijo que podría vivir de esto, que me iban a seguir saliendo cosas tan importantes», cuenta Valcárcel. No era para menos. Sus caras, vidas e historias salían en reportajes, entrevistas, prensa rosa y diaria, encuentros digitales, vídeos…
¿Qué fue de ellos?
Ojalá la del anuncio pudiera ser una historia que abriera los informativos cualquier 22 de diciembre. Ojalá, también, pudiéramos decir que gracias a ese anuncio estos dos actores salieron de ese '99 %' de intérpretes en la sombra. Porque si el ascenso fue veloz, también lo fue la caída a la normalidad: la del actor superviviente. «Todo eso fue una locura que poco a poco se ha ido diluyendo», como dice Delgado. Menos mal que Valcárcel no siguió esperando ese futuro tan brillante del que le había hablado su representante: «No he vuelto a hacer ningún anuncio en cinco años. Ya no he vuelto a vivir de la publicidad». Después de probar el estrellato, de cobrar el spot y guardar un periodo de exclusividad, el actor madrileño volvió a ser autónomo pluriempleado, ya que también regentaba un local de copas.
De hecho, al anuncio le siguió cierta 'maldición' profesional. «Las marcas no te quieren ver asociado a un producto con tanta intensidad como fue el de la Lotería de Navidad. Después de eso, pasé un casting para un director famoso, pero cuando me vio dijo 'si este es el de la lotería' y ya no supe nada más».
Pero agradecidos
Como habrá quedado claro, ninguno de los actores se compró un chalé en La Moraleja a raíz del anuncio. Ni tampoco han tenido premieres propias en los Capitol. Esa montaña rusa les devolvió muy rápido al que, por desgracia, es el día a día de la mayoría de los profesionales que han decidido vivir de la interpretación: la supervivencia. Eso sí, volvieron a sobrevivir con gusto: encima de las tablas o a base del pequeño metraje. Y a ellos eso les gusta. Julián ha trabajado en un total de diez películas con papeles secundarios y el próximo 6 de diciembre estrena 'La venganza del señor Pellicer'. Alfonso Delgado ha trabajado en cortometrajes de jóvenes realizadores: 'Condamned' (2018), premiado en el Festival de Sitges; 'Linda Vista', con Toni Cantó, o 'Monsieur Goya', de Sanchís Sinisterra.
Por su parte, el camarero bonachón acaba de estrenar el pasado 6 de diciembre en el Teatro de las Letras de Madrid e insiste: «Poder hacer teatro profesional es un lujazo que en parte agradeceré siempre a Antonio y a Loterías y Apuestas del Estado».
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