Los flamencos españoles amenazan el arroz del risotto italiano
Ejemplares de Andalucía que huyeron en los 2000 por la sequía 'invaden' campos del norte de Italia arruinando los cultivos
Los flamencos han sido declarados especie 'non grata' por los agricultores de Ferrara, una provincia al noreste de Italia cercana a Venecia donde estas llamativas ... y zancudas aves están destrozando los cultivos del arroz que se utilizan para preparar el famoso risotto. Y bien podrían suponer también en un tiempo una amenaza para la paella valenciana. «Llevo tres años en la ruina. De 80.000 kilos de arroz que solía recoger me están quedando 20.000. Cada mañana voy a espantar a los flamencos, pero vuelven por la tarde y lo pisotean todo», se queja a este periódico José Felip Blanco, agricultor de La Albufera valenciana, una de las zonas que los flamencos habitan en España. Él toca fuerte las palmas porque el ruido ahuyenta a estos animales y en Italia se han organizado en patrullas ruidosas que hacen tocar el claxon de los camiones y disparan estruendosos cañonazos día y noche... Las aves se van, sí, pero al siguiente arrozal.
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Los flamencos que han puesto en pie de guerra a los agricultores italianos y amenazan uno de los emblemas de la gastronomía italiana son españoles. A principios de los 2000 emigraron desde el sur del país huyendo de la sequía y se instalaron en los valles de Comacchio, una reserva costera cercana a Ferrara, a donde se acaban de 'mudar'. Se conoce su origen español porque cuando son pollos se les marca con unos anillos de lectura, un código y una marca de color que se puede ver a distancia con prismáticos.
Población fluctuante
La población de flamencos de España es fluctuante porque depende de que las lluvias proporcionen agua suficiente a las marismas, lagunas, salinas... que habitan y oscila entre los 14.000 y los 30.000 ejemplares. En 2005, coincidiendo con esta emigración de flamencos desde el sur de España al norte de Italia, se registró el dato más bajo, 80 parejas reproductoras, y en 2013 se alcanzó el techo con 38.354. «No es que desaparezcan ni estén en peligro de extinción, es que se han ido a otro sitio con mejores condiciones hídricas», explica Mario Giménez, responsable de Conservación de SEO Birdlife (Sociedad Española de Ornitología). En el Mediterráneo Occidental, una de las zonas principales de cría del mundo, se mantiene una comunidad más o menos estable de entre 80.000 y 120.000 individuos, repartidos entre el norte de África, España, Italia, Francia... «Los arrozales no son su entorno preferido porque estos animales prefieren zonas salobres y estarían más a gusto enDoñana o en las Salinas de Santa Pola, por ejemplo. Pero si no hay alimento, emigran».
Cuentan desde SEO Birdlife que estas llamativas y enormes aves blancas y rosáceas tienen una gran movilidad. «Hay comunidades que habitan Fuente de Piedra (Málaga), una de las zonas de reproducción más importantes de España porque es una laguna tranquila donde se sienten seguras, que se han trasladado algún año más de 200 kilómetros, hasta Doñana, para alimentarse. No tienen inconveniente en recorrer 400 kilómetros al día si así encuentran las mejores condiciones para criar y comer».
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De ahí que no sea extraño que hayan aparecido ejemplares españoles en Italia. El problema es que este año se han trasladado a los arrozales y han arruinado cultivos de forma masiva: algunos agricultores denuncian pérdidas de hasta el 90%. «No les gusta especialmente el arroz. De hecho, cuando el grano está grande no suelen acudir, pero sí lo hacen cuando está recién sembrado y hay mucha agua», explica Mario Giménez. Así que el destrozo no es tanto porque se coman el arroz, sino porque pisotean el cultivo y lo arruinan: «Remueven el suelo con las patas para que alimento quede suspendido en el agua –comen larvas, insectos, pequeños crustáceos, moluscos, microalgas...–. Lo atrapan con el pico y expulsan el agua».
«Llevo tres años arruinado, no hay forma de espantarlos»
«Reconozco que los animales son bonitos, a los turistas les encantan, pero yo he tenido que pedir un crédito porque me están arruinando los cultivos». José Felip Blasco, valenciano de 75 años, casi tantos en el campo, cuenta que flamencos ha habido siempre. Pero los problemas son nuevos. «Antes venían una semana desde África y se marchaban, pero ahora no hay forma de echarlos. Yo voy mañana y por la tarde a los campos y doy palmas fuerte para ahuyentarlos. También he probado a poner luces de noche, colocar muñecos con forma de cocodrilo... pero nada. Se acostumbran a esas amenazas y no les hace efecto o se marchan, sí, pero regresan al cabo de unas horas, al atardecer. Por la noche te escarban el suelo, hacen agujeros y comen todo lo que encuentran, incluso el arroz».
Cuenta José que su hijo ha llegado a quedarse a dormir en el tractor y exige a la Administración una solución que alivie «la ruina» que sufren desde hace un tiempo. «El año pasado fue horrible, veías hasta 300 o 400 flamencos juntos. Trabajé todo el año para acabar recogiendo tres veces menos. Este año hay menos, cien o así, pero las pérdidas van a ser parecidas», lamenta. Desde SEO Birdlife reconocen que la «convivencia» entre agricultores y flamencos –y las políticas que protegen a unos y otros– «es difícil».
Además de en La Albufera, en España hay comunidades de flamencos principalmente en la laguna de Fuente de Piedra (Málaga), el Delta del Ebro, Doñana, Salinas de Santa Pola (Alicante) y en la laguna de Pétrola (Albacete).
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