La falta de profesores y exámenes atasca la salida a la carretera de nuevos camioneros
En algunas autoescuelas de Bizkaia hay lista de espera de hasta tres meses para sacarse los carnés C y E
Vivimos sin almacenamiento, sin stocks, y con un auge exponencial de la paquetería y el comercio 'online' y Euskadi canaliza ya a través de las ... carreteras el 74,8% del transporte de mercancías, según datos del Observatorio del Transporte que elabora el Gobierno vasco, gracias a las 16.411 personas empleadas en este ámbito, siete mil de ellas en Bizkaia.
«Pero para cubrir las necesidades futuras del sector faltan conductores» sentencia Sonia García Díaz, presidenta de la Asociación Empresarial de Transportes de Bizkaia (Asetrabi), que defiende los intereses del sector. En toda España se habla de que hay un hueco laboral para 15.000 profesionales, en especial, del tráiler. «Es un empleo duro a nivel empresarial y personal, pero hay trabajo», advierte García.
En este contexto se explica el interés creciente por sacarse los permisos C (camión) y E (tráiler). Aunque los aspirantes se están encontrando, de entrada, con un problema a la hora de iniciarse en este oficio: la escasez de profesores de autoescuela, un oficio de capa caída. Hasta el punto de que hay una lista de espera de hasta tres meses para que los futuros camioneros empiecen a formarse. Camioneros o similar, porque también hay quien aguarda para manejar un autobús o una ambulancia y para opositar a bombero, donde desde hace años, cuando se solaparon las figuras de bombero y bombero-conductor en las OPE, tener el carné de conducir apropiado es tan indispensable para pasar las pruebas como lo es la condición física.
Al 'tapón' en las autoescuelas por la carencia de enseñantes hay que añadir otro que también está provocando que el número de camioneros «aprobados» crezca con lentitud. La denominada Capacidad para las Pruebas de Aptitud (CAPA), un método que implantó el año pasado la Dirección General de Tráfico (DGT) y que establece un número determinado de examinadores en cada Jefatura provincial de Tráfico, pero que para nada se ajusta a la demanda de candidatos a examinarse.
«A veces tengo diez alumnos preparados pero sólo pueden ir cuatro o cinco, y con suerte. Es gente que necesita trabajar», recuerda David Bueso, profesor en Infisal, grupo que aglutina a trece autoescuelas de Bizkaia. Jesús Rodríguez, antiguo conductor de Bizkaibus y propietario de seis autoescuelas, ha optado por subir un 20% el sueldo a sus profesores para «tenerlos bien atados» a cambio de trabajar una hora más. «Hasta hace pocos años cobraban 1.100 euros y luego se subió a 1.400», apunta.
«Yo amo el camión, pero que nadie se piense que esto es jauja. Eso de tener al crío malo en casa y tú conduciendo en mitad de Europa, ¿eh?», observa David Omar Tascón, baracaldés de 48 años y transportista desde hace treinta. El jueves descargaba gasolina en Asturias. Venía de Algeciras y llevaba en tránsito una semana. Hoy ya ha podido abrazar a Eneko y a Maider, sus hijos.
Mustapha Hammora. 38 años
«He vendido mi coche para poder pagar las clases»
Natural del sur de Marruecos, Mustapha Hommora, que lleva en España 16 años, seis en Bilbao, sacó el viernes el carné C+E, que le permitirá, además de camiones, conducir tráileres. También estudia para obtener la Capacitación Profesional para Transportistas, CAP, imprescindible para poder salir a la carretera con un remolque pesado. «Estoy en paro y deseando conducir, tal y como hacía en mi país. Busco trabajo en todas partes y no hay, he oído que se necesitan chóferes y aquí estoy», avanza Hommora. Aquí se ha ganado la vida como pintor, pero ahora lleva tiempo en paro.
En las últimas semanas ha acudido cada día «cuatro horas y cuarto» a la autoescuela Infisal, no cometió ni un solo fallo en los exámenes, pero está preocupado por el examen del CAP (la próxima convocatoria es a finales de abril). «Me quedo estudiando hasta las cuatro de la mañana y me levanto a las diez. Tiene que ser así, estudiar y estudiar, ahora no tengo otra cosa. Y se aprende mucho, cosas que en mi país no pedían (allí también tenía estos carnés), como la asistencia a personas accidentadas. Es importante». El examen del CAP consta de 100 preguntas de test. Las respuestas correctas valen 1 punto, las erróneas se penalizan con -0,5, las no contestadas no puntúan. Para aprobar hacen falta al menos 50 puntos.
El precio de la autoescuela, las clases prácticas, las tasas de la DGT... Todo es un pico y este hombre decidió en diciembre vender su coche para poder pagárselo. «Quiero terminar lo que me queda de vida en el transporte. Conducir aquí, nacional, de aquí o por Europa. Si tengo una nómina, estoy tranquilo».
Salmane Zahir. 30 años
«Vengo desde Barcelona, allí hay más lista de espera»
Salmane Zahir, estudiante en Autoescuela Jesús, es educador social en un centro de menores, un trabajo que le gusta y donde se siente valorado. Pero tiene apalabrado otro empleo en Holanda como camionero. «Mi cuñado trabaja en el aeropuerto y allí necesitan conductores. Será más salario. Tengo que mirar por mi calidad de vida», indica este joven habituado a cambiar de planes desde que salió de Marruecos.
Zahir ha vivido años en Suiza, en Galicia, ahora en Cataluña... Lo curioso es que ha venido expresamente desde Barcelona a sacarse los carnés (tenía la teoría, le falta la práctica). «Allí hay lista de espera de dos meses y medio para hacer conducción y de cuatro para examinarse. He preguntado en autoescuelas de toda España y solo aquí encontré una plaza que, si apruebo, me permitirá ser camionero antes de mayo».
Leire Martín. 28 años
«Quiero ser bombera, necesito sí o sí el C y el E»
Leire Martín, Castro, 28 años, deportista nata, hace atletismo, escalada, fútbol y va al gimnasio. Es fisioterapeuta de carrera y de profesión, «pero no es lo que yo esperaba» y sueña con ser bombera. Está preparando la OPE que ha sacado el Ayuntamiento de Bilbao, prevista para junio o julio, con 32 plazas, ocho de ellas para aspirantes que no tengan el perfil de euskera, el caso de esta joven. «Si no es aquí, probaré cualquier otra oposición similar en el norte de España», comenta. Hace poco más de una semana aprobó los carnés C y E, camión y tráiler. «Los saqué a tiempo de hacer la inscripción». «Me ha resultado sencillo, es como llevar un coche muy grande. El tráiler ha sido bastante más complicado».
En maniobras ha coincidido con otras tres chicas. «Una quería ser autobusera, otra camionera y otra bombera, como yo».
Ibon del Rey. 43 años
«Siempre me han gustado los vehículos grandes»
El bilbaíno Ibon del Rey conduce un microbús a media jornada llevando a discapacitados a residencias y centros de día ocupacionales. Está con el carné C y, a la vez, el CAP, en el apartado específico de mercancías (también hay de viajeros). «Ese ya lo tengo porque en 2019 saqué el carné de autobús. Ahora quiero completar un poco mi currículum para tener otro trabajo más por las tardes. He oído que hay bastante demanda de conductores de camión. No me interesa hacer largos viajes, pero no me importa trabajar el fin de semana».
Padre de dos niños pequeños y alumno de la Autoescuela Jesús, para el autobús invirtió «unos 1500 euros, ahora algo menos». A Del Rey le gustan los vehículos grandes, incluso coches. «Tuve un Passat y ahora un Golf familiar. En el autobús y el camión me siento más seguro en la carretera», sostiene.
Edgar Alfonso Vega. 43 años
«Reparto en furgoneta y quiero cambiar a camión»
Colombiano afincado en Bilbao desde hace ocho años, Edgar Alfonso Vega, de 43, arranca estos días «feliz» sus clases prácticas en las pistas de Artxanda de la Dirección General de Tráfico (DGT). Allí tienen sus vehículos aparcados algunas autoescuelas, las que pertenecen al grupo Infisal entre ellas, donde estudia Edgar. Él ya era conductor en su país de origen y desde que llegó a España reparte cerveza, refrescos, vino, leche y otras mercancías por locales hosteleros de Bizkaia en una furgoneta.
«No tenía papeles y me cogieron como ayudante en una empresa, en la misma que sigo hoy en día, cuando ya está regularizada mi situación. En Colombia llevaba un tráiler, pero aquí en España no se podía homologar el carné y he tenido empezar de cero». Es decir, sacar primero el permiso B «y pasado un año, el C. «Este tema de la homologación ha vuelto a cambiar», complementa.
Vega ha tenido que esperar «tres meses» para empezar las clases de conducción porque había lista de espera y está impaciente por salir a la carretera. En cuanto esté preparado, se estrenará en una ruta por la Margen Derecha con un vehículo de más de 3.500 kilos, subraya. «Será más responsabilidad y también más sueldo, tengo ganas de salir ya». «En Colombia decías 'sé conducir un coche' y te ponían enseguida al mando de un vehículo, no nos empapaban como acá. Aquí adquieres más conocimientos de carretera, de primeros auxilios, señalizaciones de tránsito, las condiciones del tacógrafo, nos enseñan los distintos tipos de extintores...», enumera.
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