España está lejos de cumplir los límites de contaminación que serán obligatorios en 2030
La polución atmosférica se redujo el año pasado, pero las dos terceras partes del país respira un aire que supera los nuevos umbrales máximos de la UE
Una de cal y otra de arena. La contaminación atmosférica se reduce en España, pero el aire que respiramos en la gran mayoría del país está aún muy lejos de poder cumplir con los umbrales máximos de polución que serán obligatorios en toda Europa en menos de cinco años, en 2030. Así lo indica el informe de calidad del aire realizado por los expertos de Ecologistas en Acción, que está elaborado a partir de los datos oficiales que proporcionan las 790 estaciones de control ubicadas en toda la península y los dos archipiélagos.
El dato positivo es que la contaminación atmosférica logró una ligera reducción el año pasado en España, pero sobre todo que sus principales tóxicos cayeron en 2024 de forma muy significativa con respecto a las cifras que eran habituales en los años previos a la pandemia de la covid, en el período 2012-2019. La concentración media de dióxido de nitrógeno (NO3), el veneno que principalmente lanzan en las áreas urbanas los tubos de escape, se redujo un 26% con respecto a hace cinco años; la densidad de micropartículas (PM2,5), procedentes de vehículos diésel, calefacciones y quemas industriales de madera y combustibles fósiles, se redujo un 16%; las tasas de ozono troposférico bajaron un 36%; y las niveles de partículas en suspensión (PM10), como polvo, arena o cenizas, retrocedieron un 7%.
Salvo por determinados episodios puntuales y localizados, todo el país cumplió el año pasado con la todavía vigente legislación sobre contaminación atmosférica y, de hecho, por segundo año consecutivo, en ningún punto, ni siquiera en calles de Madrid o Barcelona, se llegaron a superar las tasas máximas legales de NO3. Sí que se superaron en algunos lugares y momentos los actuales topes legales de ozono y PM10, lo que hizo que hasta uno de cada seis españoles, el 17%, unos 8,4 millones de ciudadanos, estuviesen expuestos en 2024 a aire excesivamente contaminado.
Excesos de ozono y partículas
La mayor parte de los episodios graves (seis) se debieron al ozono y se produjeron sobre todo durante las tres olas de calor de julio y agosto en Madrid, zonas limítrofes de las dos Castillas, en el interior de Cataluña y en la localidad jienense de Villanueva del Obispo. También hubo concentraciones peligrosas de PM10 en Canarias -debidas a la calima africana- y en puertos como Barcelona, Avilés, Carboneras, Escombreras, Tarragona o Vigo, por el movimiento y almacenamiento de graneles sólidos.
Las razones de la caída de los contaminantes habría que buscarlas en una descenso del uso del gas natural -debido a un invierno cálido y a la subida de precios por la invasión de Ucrania-, en la renovación del parque de automóviles (con menos peso del diésel y más eléctricos), pero sobre todo en el aumento hasta el 57% de la generación eléctrica con renovables, lo que supuso un descenso de la quema de gas, fueloil y carbón en las centrales térmicas.
Hasta aquí los datos positivos. El más negativo es que, pese a lo anterior, unos 31 millones de españoles, las dos terceras partes de la población, siguen respirando unos niveles de contaminantes mucho más altos de los que estarán permitidos en Europa en solo cuatro años y medio. Los nuevos umbrales de tóxicos europeos, que reducen a la mitad los máximos actuales, se incumplieron el año pasado en el 64% del territorio español. De hecho, todas las ciudades de tamaño medio o grande y sus áreas metropolitanas superaron con creces los 20 microgramos por metro cúbico de NO3 que permitirá la nueva normativa de la UE en 2030 debido a la polución generada por el tráfico de vehículos.
Las dos terceras partes del país superan los nuevos niveles de contaminación ya aprobados por la UE, pero, además, si solo nos fijásemos en las tasas a partir de las cuales la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la polución puede generar enfermedades el incumplimiento afectaría a todo el país. Los expertos calculan que entre 10.000 y 20.000 españoles mueren cada año por efecto del aire contaminado que respiran y que al menos 60.000 son hospitalizados por igual motivo. La polución, especialmente las micropartículas PM2,5, causan o agravan enfermedades respiratorias, cánceres de pulmón, accidentes cardiovasculares (ictus e infartos), enfermedades neurodegenerativas (alzhéimer o párkinson) y provocan partos prematuros, entre otras lesiones.
Reducir el tráfico urbano
Ecologistas en Acción considera que la única forma de mejorar la calidad del aire en las ciudades es disminuir el tráfico motorizado, potenciando la movilidad activa peatonal y ciclista y el transporte público eléctrico. También creen necesario promover el ahorro energético, la potenciación organizada de las energías renovables, las industrias sostenibles, reducir el uso del avión y promulgar una moratoria para la apertura de nuevas macrogranjas.
Los responsables de la ONG recuerdan que, vencido hace dos años y medio el plazo para que todas las localidades de más de 50.000 habitantes estableciesen zonas de bajas emisiones, para mejorar la calidad del aire y mitigar el cambio climático, la mayoría de las ciudades españolas no han cumplido esta obligación.
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