De la era de las 'nagusi' a la de las 'berroci'
Las mujeres alcanzan ya un 19% de presencia en la Ertzaintza, han roto el techo de cristal con una directora, dos intendentes en funciones y varias comisarias, pero aún quedan unidades sólo de hombres
En lo que va de siglo, casi 25 años, la presencia de la mujer en la Ertzaintza se ha multiplicado por dos. En la actualidad, ... a fecha de finales de febrero, según los datos oficiales del Departamento de Seguridad, representan un 19% de la plantilla, formada por casi 7.300 agentes. Además, también han roto el techo de cristal con una directora al frente, Victoria Landa, dos intendentes en funciones y varias comisarias. Sin embargo, aún quedan unidades, aunque cada vez menos, 'reservadas' en exclusiva para los hombres, como son las de Intervención, conocida como Berroci, donde se acaban de presentar cuatro mujeres al curso de acceso, aunque ninguna ha conseguido pasar las pruebas, o Explosivos.
19,13% de la plantilla
de la Ertzaintza la ocupan mujeres, y un 31,25% son agentes primeras, según los datos por categoría en funciones del Departamento de Seguridad.
40% para 2026
El Departamento de Seguridad se ha propuesto llegar casi a la paridad en 2026. En la última promoción, la 30º, se han presentado un 31% de mujeres.
En la Unidad de Vigilancia y Rescate (UVR), vetada hasta no hace mucho para las féminas, ya hay dos rescatadoras de montaña, y lo que es más novedoso, cuentan con la primera piloto de helicópteros, sección que también ha dirigido una mujer, Sandra Ranea, especializada además en temas de igualdad. En la base de la Brigada Móvil de Iurreta, unidad de antidisturbios, hubo que poner baños femeninos hace unos años. Y dos mujeres ertzainas guardan las espaldas de algunos cargos del Gobierno vasco como escoltas. Superada ya la era de las nagusi, el reto para el futuro se sitúa en superar barreras y afianzar la llegada de las féminas a puestos hasta ahora masculinizados.
Desde que en la segunda promoción de la Ertzaintza, en 1983, hace más de 40 años, entraron las primeras 94 mujeres (15% del total) -en la primera, no hubo ninguna-, «se ha avanzado mucho pero aún queda un largo camino que recorrer», coinciden en una charla con EL CORREO Miriam Aranguren, subcomisaria y jefa de centro en la ertzainetxea de Bilbao; Arantza Montero, oficial de enlace en cooperación exterior de la Ertzaintza en Madrid, y Edurne Arce, jefa de unidad (nagusi) de la comisaría de Ibaizabal (Basauri-Galdakao), tres mujeres que han llegado a ocupar puestos de relevancia en la Policía autonómica.
En la última promoción, la 30º, el 31% de los aspirantes eran mujeres y el Departamento de Seguridad del Gobierno vasco se ha impuesto como objetivo alcanzar casi la paridad, el 40%, en 2026. «Lo bueno sería que no fuese noticia, que no tuviéramos que pensar en tantos por ciento, que no sintamos que se tiene que hablar de ello», aspiran.
«Diálogo», «empatía» y «escucha» son los valores femeninos que, según estas tres ertzainas, aportan ellas a la labor policial frente a la indiscutible mayor fuerza de ellos, la «competitividad» o «agresividad». «Los problemas se solucionan hablando», coinciden.
Edurne Arce ha llegado a ser nagusi de la comisaría de Ibaizabal -se unificaron las de Basuri y Galdakao- después de pasar muchos años en el laboratorio de la Policía Científica en Erandio, donde le tocó analizar por ejemplo las imágenes y vídeos del ordenador de Juan Carlos Aguilar, el falso shaolín, condenado a 38 años de cárcel por el asesinato de dos mujeres. Lo suyo es la investigación y fue jefa de esta especialidad en Sestao y en Bilbao. Licenciada en la promoción 15, esta santurtziarra cree que «el trabajo más difícil es la gestión de personal, el día a día de la gente. Tienes que conocer su idiosincrasia». Ahora, por ejemplo, «la edad de la plantilla es elevada, pero están entrando nuevas hornadas que vienen con más formación».
Cada vez se ven más patrullas de mujeres y ya no se escuchan los «chistes» o «comentarios machistas» de antes. En su primer día como ertzaina, «mi agente primero no me dejó conducir», sonríe. «Naturalizábamos ese paternalismo porque 'no era para tanto'. Pero hay que cambiar esa cultura en la organización desde el punto de vista masculino». Las tres piden «que se nos exija los mismo que a ellos». La responsable de la comisaría de Ibaizabal reconoce que se siente «cómoda» trabajando con mujeres porque «la comunicación es muy fluida y tenemos vivencias parecidas», aunque «la mayoría de las reuniones de mandos siguen siendo de hombres».
Las frases
Nagusi comisaría de Ibaizabal
Edurne Arce
«Me siento cómoda trabajando con mujeres, pero en la mayoría de reuniones de mandos siguen siendo todos hombres»
Enlace en cooperación exterior
Arantza Montero
«Las acciones positivas son medidas temporales hasta que se consiga que la Ertzaintza sea lo más parecido a la sociedad»
Jefa de centro en Bilbao
Miriam Aranguren
«En los embarazos no me cogía la baja hasta las primeras contracciones. Hoy pueden planificar la maternidad al informar con tiempo de los cursos»
«Acciones positivas»
Arantza Montero tiene una «espina» clavada. Fue de las diez suboficiales que aprobaron un concurso con cuotas que tumbó después una sentencia judicial. «Nos quitaron esa graduación, aunque luego la saqué en 2022, pero fuimos las grandes olvidadas». Tanto ella como sus dos compañeras defienden que «las acciones positivas», que no discriminación positiva, es la única manera de lograr la «igualdad de oportunidades» y que la Ertzaintza «sea lo más parecido a la sociedad». «Son medidas temporales hasta que se consiga el objetivo», explican.
En sus comienzos Arantza también sintió que «tenía que demostrar ocho veces más que ellos. Te ponían a prueba a ver si eras capaz. Me mandaron a revisar un bloque de ocho plantas yo sola en busca de un ladrón o doce horas de korrika (patrulla a pie) en Legazpi», recuerda.
En la misma línea, Miriam Aranguren argumenta que «se necesita un cupo para que haya mujeres en todos los grupos de trabajo porque es necesario para realizar cacheos a mujeres o para tratar con víctimas de malos tratos. Los compañeros también lo hacen de maravilla, pero hay que entender que vienen vapuleadas por alguien del género contrario». De la tercera promoción, Miriam lleva ya 41 años en la Ertzaintza, en los que ha pasado por tres embarazos. «No me cogía la baja hasta que no empezaban las primeras contracciones», dice.
Gracias a la lucha de estas mujeres, ahora sus sucesoras disfrutan de mejores condiciones y cierta flexibilidad para «poder planificar la maternidad y compatibilizarlo con un ascenso al informar de los cursos con antelación». Aunque podría estar ya jubilada, Aranguren sigue dirigiendo los grupos de investigación de delitos contra el patrimonio, las personas, violencia de género, drogas e inteligencia en la capital vizcaína.
Arantza lleva 18 de los 31 años que hace que es ertzaina como enlace de la Policía autonómica en Madrid, en conexión con Interpol, Europol y Sirene (oficina de información de Schengen). Su equipo se encarga de «todo lo que pueda afectar a un ciudadano vasco» en el mundo. Por ejemplo, el pasado 22 de febrero un turista bilbaíno, Iker, fue apuñalado en un ataque terrorista cuando visitaba el monumento al Holocausto en Berlín. Contactaron con los agregados de Alemania y «en menos de una hora teníamos toda la información: quién era, en qué situación se encontraba...».
También han vivido «situaciones duras». Recuerdan a los compañeros que han perdido a manos de ETA, «15 son demasiados». Arantza Montero estuvo 20 años -hasta que la pandemia lo cambió todo- llevando flores a la tumba de su compañero Iñaki Mendiluce. «Me tocó ir con Atutxa a dar el pésame a la familia».
Miriam, Arantza y Edurne animan a las jóvenes a apostar por un trabajo «apasionante y versátil, donde pueden hacer carrera horizontal y vertical». «Si les gusta ayudar y son activas, la Ertzaintza abarca un montón de áreas, desde delitos mediambientales a económicos...». Las tres han terminado carreras universitarias siendo ertzainas y siguen aprendiendo cada día. «Con la edad que tenemos, seguimos teniendo ilusión. Trabajar con personas es maravilloso».
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