¿Sabría reconocer un cormorán, un martín pescador o una garceta?
Un estudio de la UPV/EHU revela que el conocimiento de los estudiantes de la ESO sobre las aves es limitado aunque les interese el medio ambiente
Un estudio realizado en el Departamento de Didáctica de la Matemática, Ciencias Experimentales y Sociales de la UPV/EHU ha revelado que los alumnos de la ESO tienen un conocimiento escaso de las aves, su identificación y sus movimientos migratorios, a pesar de mostrarse, en general, preocupados por el medioambiente y su conservación. La investigación, publicada en 'International Journal of Environmental Research and Public Health', apunta también que «el contacto directo con la naturaleza tiene un efecto positivo directo en el conocimiento local de la biodiversidad».
En su artículo, los investigadores Unai Ortega Lasuen, Oier Pedrera, Erin Telletxea, Oihana Barrutia y José Ramón Díez explican que el estudio «evalúa el impacto de un programa de educación medioambiental en el Urdaibai Bird Center (UBC) en las actitudes y conocimientos medioambientales de los estudiantes de secundaria». Situado en el corazón de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, el UBC cuenta con numerosos hábitats necesarios para la observación y conservación de las aves migratorias y, «al mismo tiempo, ofrece un rico entorno para el desarrollo de programas de educación ambiental».
El estudio se basa en las respuestas proporcionadas por 908 estudiantes que participaron en un programa educativo desarrollado en el UBC, sobre el terreno y de un día de duración, a una encuesta que cumplimentaron tras completar la actividad.
En el 'abstract' de su artículo, Unai Ortega y sus colaboradores resumen que «los conocimientos de los alumnos sobre la Reserva de la Biosfera, las marismas y la migración de las aves son limitados, y sus aptitudes para la identificación de aves son escasas». Aunque obtuvieron puntuaciones altas en actitudes medioambientales, «un número significativo de ellos opina que los esfuerzos de conservación son excesivos y son un obstáculo para el desarrollo económico». El entorno de los alumnos también influye: «Los estudiantes que viven dentro de la Reserva de la Biosfera, así como los procedentes de medios rurales o los que cursaron la educación primaria con un plan de estudios que incluía a las aves tienen un mejor conocimiento de la biodiversidad local».
En las conclusiones, el equipo investigador comenta que «llama la atención que, a pesar de que los alumnos pueden utilizar nombres genéricos o inespecíficos para referirse a distintos animales (por ejemplo., pato, águila, etc.), el ganso común y la golondrina común fueron, junto con el martín pescador, las especies más reconocidas. Esto puede estar relacionado con diferentes variables culturales locales en el País Vasco», cuestiones como el hecho de que en euskera estas especies no tengan nombres compuestos, la popularidad de la fiesta de los gansos o que «Enara (un nombre común de la golondrina común en euskera) es un nombre propio popular».
El estudio concluye que «los programas de un solo día no afectan a la educación ambiental —comenta Ortega—. Estos programas, si bien resultan útiles para promover conocimientos y actitudes medioambientales a corto plazo, tienen una eficacia limitada». Así, los investigadores han señalado que podría ser conveniente adaptar el programa de educación ambiental del Urdaibai Bird Center para su inclusión en contextos formales a través de actividades prácticas o proyectos, así como evaluar sistemáticamente los resultados. Destacan la importancia de seguir elaborando «estrategias a largo plazo» de este tipo de evaluaciones sistemáticas.
Ortega subraya la importancia del apego emocional en la alfabetización ambiental. En su opinión, es «indispensable sentir que eso que hay que cuidar merece la pena ser cuidado. Muchos hemos participado en este tipo de programas, pero la alfabetización ambiental no ha aumentado; al contrario, los datos apuntan a que esa alfabetización es cada vez menor», consideró.
