«El daño que sufrió Anesvad hace 17 años se ha superado con creces»
La fundación vasca presenta su singular modelo, basado en luchar contra las enfermedades tropicales raras y en la autofinanciación
La reputación de la Fundación Anesvad, con sede en Bilbao, se vio empañada por un escándalo de malversación de fondos entre los años 2005 y 2008. La labor asistencial, centrada en la salud y la lucha contra la trata de personas, quedó en entredicho y la entidad, una de las más importantes por sus dimensiones del sector de la cooperación española, fue intervenida por la administración judicial. Desde entonces, la institución se ha remodelado y ahora presenta un nuevo modelo de gestión que pretende preservar su autonomía mediante el recurso a inversiones productivas y la atención de enfermedades tropicales desatendidas. Iñigo Lasa lleva ya seis años pilotando este nuevo rumbo de la organización vasca.
– ¿Anesvad se enfrentó a una refundación tras el procesamiento de su fundador y otros directivos?
– Nuestra fundación vivió un momento muy importante cuando entró el nuevo patronato con la jueza Garbiñe Biurrun a la cabeza. Ahí se tomaron dos decisiones que cambiaron el devenir de la fundación. Una, en cuanto a enfocarnos en unas enfermedades muy peculiares, las tropicales desatendidas, y específicamente en África. La segunda, decidir que el patrimonio de la fundación se iba a dedicar a inversiones socialmente responsables, también denominadas de impacto. Esta última decisión nos hace pioneros a nivel español y, asimismo, en el plano europeo porque hemos dedicado todo nuestro patrimonio, unos 52 millones de euros, a dicho fin.
– ¿Llevar a cabo inversiones lucrativas no supone asumir un elevado riesgo
– Tenemos veintisiete tipos, tanto en renta fija como variable, en microcréditos, en mercados emergentes y veteranos. Contamos con un consejo asesor formado por gente del mundo de las finanzas con orientación social que trata de diversificar el riesgo lo máximo posible teniendo en cuenta dos variables, la rentabilidad y el impacto social. Establecemos un reparto entre ambos para definir el reparto de la cartera.
– ¿A la opinión pública no le puede resultar extraño que los activos de una ONG se inviertan para obtener beneficios
– La sostenibilidad de las fundaciones está basada en sus patrimonios. El nuestro nos permite cumplir nuestra misión y asegurar a nuestros socios que su dinero va al trabajo sobre el terreno y eso es inhabitual. La rentabilidad que obtenemos cubre los gastos estructurales.
– ¿Ha conseguido superar el descredito del escándalo o no se perdona a una ONG?
– El daño que sufrió la organización hace 17 años se ha superado con creces, sobre todo por el apoyo de nuestros socios, un número que se ha incrementado en los últimos años hasta llegar a los 60.000 gracias al esfuerzo del patronato, el equipo y más de un centenar de entidades colaboradora. La masa de antes del 2007 no se ha recuperado. Perdimos unas dos terceras partes y hemos recuperado un tercio.
– Anesvad ha mantenido un perfil bajo en los medios de comunicación durante este último periodo. ¿Ha sido buscado o el fruto de las circunstancias?
– Desde que decidió apostar por las enfermedades olvidadas, Anesvad ha llevado a cabo un trabajo muy dirigido al ámbito internacional para comprender sus condiciones y la estigmatización que sufren. Hay que conocer el contexto en el que te mueves, aunque no puedas modificarlo positivamente, porque si no, tu acción puede ser incluso dañina. Hemos establecido una relación oficial con la Organización Mundial de la Salud y somos la única fundación española con este privilegio y compromiso.
– Las ONG han quedado fuera del foco mediático y, además, han sufrido la crisis económica.
– El sector tiene que dar ejemplo en el aspecto ético y cualquier pequeño escándalo o daño es muy perjudicial para todos. Han debido hacer un esfuerzo titánico en condiciones económicas complejas porque la ayuda pública se ha reducido mucho.
– Renunciaron a la lucha contra la trata de personas, una seña de identidad de la institución.
- Fue valiente tomar la decisión de centrarnos en una problemática de salud que afecta a 1.000 millones de personas en vez de seguir con la diversificación de objetivos. Hablamos de enfermedades que te las encuentra en el camino si trabajas en África.
– No resulta estrictamente novedoso porque las víctimas de úlcera de Buruli y la lepra han sido objeto de actuación de Anesvad.
– Históricamente era conocido en estos ámbitos y en 2012 se decidió unir veinte que carecían de relevancia para abordarlas conjuntamente. Se le ha dado empaque hasta el punto de que estar entre las prioritarias tras tuberculosis, malaria y sida. Nosotros privilegiamos las que poseen manifestaciones cutáneas, más influyentes, visualmente duras y que generan discapacidad.
– ¿La estrategia de Anesvad va a contracorriente en el mundo de la cooperación al desarrollo?
– Todas las ONG buscamos la sostenibilidad y una pata muy importante descansa en los recursos públicos, cada vez más escasos. Debemos buscar otras vías. Entre las grandes hay una mirada a otros sectores relacionados con el emprendimiento social para generar sostenibilidad. Ahora bien, tenemos que profundizar en la inversión con impacto social para que estas operaciones no sea un lavado de cara.
– Pero hablamos de un sector ideologizado y quizás, al hablar de inversión, pueden aparecer reticencias y prejuicios.
– Una cosa es tener ese prejuicio y otra pasarlo a lo privado en general donde también hay valores. Hemos de tomar lo bueno de ambos y reflexionar sobre la manera de hacer avanzar la sociedad.
– Antes se reunían cuatro amigos y montaban una ONG. ¿Esa atomización resulta hoy viable?
– Depende del objetivo. Las necesidades de sur global son tan grandes que yo no veo mal que surjan organizaciones pequeñas con escasos recursos que se centran en resolver problemáticas muy particulares en regiones muy determinadas. Ahora bien, si buscas otro tipo de repercusión con tu labor, quizás incidencia política, necesitas trabajar de otra manera. En cualquier caso, el sector tiene que reinventarse continuamente.
– Han establecido contactos con la Fundación de Bill y Melinda Gates.
– El que estas enfermedades sean erradicables resulta atractivo para las grandes entidades. Si lo consigues pasas a la historia. Buscan impactos concretos y nosotros tratamos de inculcarles no sólo la consecución del objetivo final, sino también incidir en el proceso mediante medidas que incidan en las causas estructurales.