De siempre se ha identificado a la cigüeña como un animal humanizado. Sin embargo, la realidad es que se trata de un ave con una ... capacidad de predación al alcance de muy pocos animales, incluso de muchas rapaces. A pesar de ello, algunas administraciones del sur peninsular le han dado toda clase de facilidades para que puedan nidificar en postes donde han colocado unos nidos especiales para ellas. Y estaba bien cuando había pocas, pero es que ahora sus poblaciones se han multiplicado de tal forma que muchas se quedan en la península, evitando así desplazarse a escenarios africanos. Aquel dicho popular que dice «por San Blas la cigüeña verás, y si no la vieres año de nieves», ha pasado a ser historia, para desgracia de los cazadores.
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Es tal la capacidad predadora que tienen con su poderoso pico que los tractoristas se quedan perplejos cuando se ven a cientos de ellas matando a un sinfín de pollos de codornices y perdices en el momento que las enfardadoras de cereal hacen su trabajo. Un serio problema que precisa una rápida gestión de sus poblaciones antes de que las dé por predar animales domésticos. Ya han empezado también con los gazapillos y lebratillos.
No creo que sea un problema que los guardas forestales regulen sus poblaciones si de verdad hay voluntad. Alguno considerará que el asentamiento en la península de estas aves está motivado por el cambio climático. Es posible que en parte así sea, pero darle toda clase de facilidades para que campen por sus reales no deja de ser un disparate, por mucho que coman también culebras y víboras.
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