¿Te has preguntado alguna vez por qué tenemos culo?
El paleontólogo Juan Luis Arsuaga explica los secretos de la anatomía humana en 'Nuestro cuerpo: siete millones de años de evolución'
Mientras realiza su trabajo de campo, todo paleontólogo ha escuchado alguna vez la pregunta «¿y usted qué hace metido en ese agujero?» de labios de ... un paisano o de algún visitante casual. Juan Luis Arsuaga (Madrid, 1954) no es una excepción. Pero la primera vez que se lo preguntaron tenía 12 años e iba para futbolista. Eso sí, el agujero no era cualquier agujero, era una cata abierta por José Miguel de Barandiarán en el yacimiento neandertal de Axlor, en Dima. Arsuaga se había ido en autobús hasta allí desde Bilbao, donde vivía, a visitarlo. «Me metí por allí, a explorar. Y cada vez que pasaba alguien, en aquel entorno maravilloso, me preguntaba qué es lo que estaba haciendo yo allí. 'Estoy excavando', respondía». El ahora catedrático de Paleontología de la Universidad Complutense de Madrid y uno de los científicos españoles más populares, recordaba sonriendo esta anécdota durante la presentación en Bilbao -su ciudad hasta los 17 años- de 'Nuestro cuerpo: siete millones de años de evolución' (Ed. Destino), «un libro de anatomía que es ideal para llevar a la playa», aseguró.
«Siempre parece que los libros que salen en invierno son mejores o tienen más enjundia y los de verano no, pero en este caso no es así», comentó Arsuaga en la Biblioteca de Bidebarrieta. Este libro, que está repleto de información científica, «y en ese sentido es muy serio, es bueno para la playa porque allí vamos casi desnudos y podemos explorar nuestro cuerpo estupendamente», explicó. 'Nuestro cuerpo' «invita a tocarnos, a palpar los huesos y músculos», y sorprende «por la cantidad de cosas que podemos aprender con algo tan sencillo como tocarse» delante del espejo.
Algo que, sin embargo, «no hacemos a menudo. Y en esto, curiosamente, los españoles somos muy cortados», observó el paleontólogo. «No conocemos bien nuestro cuerpo, salvo algunas vaguedades. Como lo que alguien que no sea aficionado a la mecánica pueda saber de su coche». Que tiene un motor y se conduce con un volante. Pero el caso es que «todos tenemos un cuerpo y es bueno conocerlo». Y enseñárselo a los niños. «Insisto mucho en esto. Hay que enseñarles cómo es y hacerlo jugando, palpándose, que no solo es una buena forma de hacerlo, sino que además es divertida», añadió.
El cuerpo humano «es un prodigio de diseño biológico», insistió el codirector de las excavaciones de Atapuerca. Para describirlo y explicar cómo se ha producido a través de millones de años de evolución, «sin que hubiera un plano, un boceto, sin ni siquiera un propósito», usa como referencia varias esculturas clásicas del Museo del Prado, como el Diadúmeno de Policleto y la Venus del Delfín. Pero, sobre todo, dirige las manos de los lectores frente al espejo. O les pide, por favor, que se pongan a cuatro patas. O que traten de caminar como un chimpancé, para comparar.
Porque las comparaciones con nuestros 'primos', los grandes simios, también son constantes en el libro. Para explicar por qué nuestros pies o nuestras manos son como son. O por qué tenemos nalgas. «Aristóteles decía que para poder sentarnos. Pero los sapiens no estamos diseñados para estar sentados. De hecho, las sillas, que son un invento occidental, dan más problemas que soluciones». Pero volviendo a lo importante, el caso es que los humanos tenemos nalgas prominentes, culo. Cuando «el culo humano es una singularidad». No tiene una utilidad práctica. «¿Hemos evolucionado para hacer sentadillas? No, pero hay gente que va al gimnasio a machacarse el culo. ¿Por qué? Pensadlo...». Quizás... sea un rasgo que nos hace atractivos. Puede ser un caso de selección sexual.
La cuestión de cómo y cuándo llegamos a ser bípedos también se aborda en el libro. Nos desplazamos sobre nuestros pies, mientras los chimpancés, por ejemplo, lo hacen a cuatro patas, apoyando las falanges mediales de los dedos de las manos. «Si vas a pasar mucho tiempo de pie, es mejor ser bípedo», dice Arsuaga. Esto pudo surgir como una forma más de desplazamiento «que se hizo cada vez más necesaria a medida que se producía la regresión de la cubierta vegetal» en el entorno en el que vivían los primeros homínidos.
En su presentación, Arsuaga subrayó que «nuestro cuerpo es muy eficiente, asombrosamente eficiente, apenas consume energía al andar y al correr. No somos los que más corremos, pero sí podemos hacerlo a grandes distancias».
La fascinación por los neandertales
En el nuevo libro de Juan Luis Arsuaga abundan las referencias a los homínidos de la prehistoria. Los Ardipithecus, los Australopithecus, Homo erectus, Homo habilis... y, Por supuesto, los neandertales.
«Al ser humano le fascinan los neandertales», observó Arsuaga. «Hay mucho interés por ellos, hay mucha literatura y tienen los elementos necesarios para que produzcan fascinación». ¿Por qué? Nuestra especie coincidió en el tiempo y compartió espacio con la suya. De hecho, «nosotros tenemos tres gotas de sangre neandertal».
Pero ellos desaparecieron. «¿Por qué nosotros estamos aquí y ellos no? Nosotros tenemos más aguante y dureza. Los neandertales tenían un esfuerzo de tipo explosivo, tenían fibras de contracción rápida. Los sapiens estamos más diseñados para la resistencia, tenemos fibras de contracción lenta».
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