
El Nobel de Física premia a los exploradores de los agujeros negros
Tres investigadores de los límites ·
Roger Penrose demostró en 1965 su existencia teóricamente, y Reinhard Genzel y Andrea Ghez descubrieron en los 90 el del centro de la galaxiaSecciones
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Tres investigadores de los límites ·
Roger Penrose demostró en 1965 su existencia teóricamente, y Reinhard Genzel y Andrea Ghez descubrieron en los 90 el del centro de la galaxiaEl físico Roger Penrose y los astrónomos Reinhard Genzel y Andrea Ghez fueron galardonados ayer con el Nobel de Física por sus investigaciones sobre los ... agujeros negros, «uno de los fenómenos más exóticos del Universo», según la Academia Sueca. Penrose, de 85 años, recibirá la mitad del premio -dotado con 950.000 euros- porque en 1965 «descubrió que la formación de agujeros negros es una predicción robusta de la teoría de la relatividad general». Genzel y Ghez, de 68 y 65 años, respectivamente, se llevan la otra mitad por el hallazgo en los años 90 de «un objeto compacto y extremadamente pesado en el centro de nuestra galaxia», un agujero negro supermasivo.
Pregunta sin respuesta
La posible existencia de los agujeros negros fue propuesta por el geólogo y clérigo inglés John Michell en la revista 'Philosophical Transactions of the Royal Society of London' en noviembre de 1784. Bautizó como 'estrella oscura' algo que Albert Einstein predijo en 1915 que tenía que existir, aunque no creía que existiera, y que los astrofísicos llaman agujero negro desde los años 60 del siglo pasado. Los agujeros negros se forman al final de la vida de algunas estrellas que, tras quemar todo su combustible, explotan como supernovas, colapsan y empiezan a succionar el material y la energía que las rodea como si fueran gigantescos sumideros.
En el otoño de 1964, nueve años después de la muerte de Einstein, el británico Roger Penrose era profesor de matemáticas en el Birkbeck College de Londres cuando, durante un paseo, se le ocurrió la idea a partir de la cual desarrolló un teorema que demuestra que los agujeros negros son una consecuencia de la teoría de la relatividad general. En los años 60 y 70, el ahora premiado y su colega Stephen Hawking, fallecido en 2018, «probaron matemáticamente que, cuando una estrella muy masiva colapsa, termina en agujero negro», explicó ayer a AFP Luc Blanchet, del Instituto de Astrofísica de París. «Es una pena que no dieran el Premio Nobel a Penrose y a Hawking antes de que este falleciera. Este premio llega dos años después de su muerte, y sus trabajos se remontan a los años 60», lamentó el científico francés. Los estatutos del Nobel establecen que no puede otorgarse a título póstumo.
El gran ausente
«No sabemos qué contiene un agujero negro. No tenemos ni idea. Por eso es algo tan exótico. Es algo que nos intriga, que nos hace ir más allá en los límites de la comprensión», reconoció ayer la estadounidense Andrea Ghez, la cuarta mujer que gana el Nobel de Física. Ella y el alemán Reinhard Genzel usaron en los 90 los telescopios más potentes para estudiar las órbitas de las estrellas próximas al centro de nuestra galaxia. Independientemente, las medidas obtenidas por los dos grupos concluyeron que en el centro de la Vía Láctea había un objeto invisible supermasivo que tiraba de las estrellas y las hacía moverse a velocidades vertiginosas.
Bautizado como Sagitario A*, el agujero negro del centro de nuestra galaxia está unos 26.000 años luz de nosotros y tiene 4 millones de masas solares. Hoy en día, los astrofísicos creen que, si no todas, muchas galaxias tienen en su centro un agujero negro supermasivo. M87, la galaxia elíptica más brillante cercana a la nuestra, tiene en su núcleo uno más de mil veces más masivo que Sagitario A*. Y los hay muchísimo más grandes.
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