Testigos helados del clima

Los termómetros de las estaciones meteorológicas en Pirineos dejan constancia del aumento de los grados centígrados en los últimos años. La temperatura media ha ascendido 1,2ºC, según el Observatorio Pirenaico del Cambio Climático. «El calentamiento es más rápido e intenso que en cualquier fase cálida anterior de los últimos dos mil años», revelan los investigadores. «Ya sabíamos que no se está acumulando nuevamente, pero no hemos encontrado hielo de los últimos 500 años», señala Ana Moreno, científica titular en el Instituto Pirenaico de Ecología. No es un problema particular de la Península Ibérica, sino global, ya que el cambio climático ha derretido más de 9,6 billones de toneladas de hielo glacial en todo el planeta desde 1960, según la Universidad de Zúrich.

«Es como si se estuviera quemando una biblioteca», compara Moreno. «Es una pérdida importante», añade Revuelto. Los glaciares de los Pirineos guardan secretos que hace cinco años consiguieron descifrarse con cien pequeñas muestras. «Tomamos una cada metro», responde Moreno y así consiguieron viajar dos mil años atrás en el tiempo y para conocer qué secretos escondía el glaciar del Monte Perdido.

El 'chivato' es el Carbono 14. «Este isótopo nos permite ver qué restos orgánicos han quedado ahí congelados», detalla Moreno, autora de la investigación. «Acumulan sedimentos de cómo era la atmósfera y guardan restos de polen o plantas », apunta Revuelto. Sin embargo, esta mirada atrás está a punto de ser borrada para siempre. «Dentro de 20 o 30 años podríamos perder los glaciares en los Pirineos», responde Berthier. «Es complicado vaticinar una fecha concreta de desaparición, pero si seguimos así veremos pequeñas rocas glaciares y no glaciares como los de ahora», confronta el investigador del Instituto Pirenaico de Ecología.

La Virgen del Pilar pierde el manto blanco bajo sus pies, «el volumen está disminuyendo», advierte Revuelto. «La Pequeña Edad de Hielo (siglo XIX) fue su etapa máxima», añade. Dos siglos después, la situación es diferente. «La tasa reciente de pérdida de masa de hielo es más rápida que la de los cuatro siglos de la Anomalía Climática Medieval (del X al XIV)», agrega la investigadora española. En el caso de los Alpes, el cambio climático también se nota. En esta cordillera, la nieve se ha debilitado, según un estudio de 'Science', y la línea de los árboles, esa frontera imaginaria que marca el límite del hábitat en el que la vegetación es capaz de desarrollarse, ha ido escalando metros.

Al otro lado del Atlántico, la alerta es similar desde la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) estadounidense. Entre los glaciares que más rápido están desapareciendo, se encuentran los de Islandia y Alaska. «El único modo de detener este deterioro es evitar el aumento de temperaturas y eso pasa por reducir las emisiones», explica Revuelto. «Este cambio climático es acción del hombre», sentencia.