El Ararteko llama a acabar con la violencia contra la infancia
Tras el crimen de Eva en Bilbao, pide a instituciones, organizaciones sociales y ciudadanía generar un «ecosistema» en el que los menores estén a salvo
El terrible crimen de Eva, la niña de 13 años asesinada la pasada semana por su padre en el barrio bilbaíno de Larraskitu, en lo ... que se investiga como un caso de violencia vicaria, sigue provocando reacciones de solidaridad con la madre y llamamientos para crear entornos seguros para la infancia. Ayer fue el Ararteko quien instó a las administraciones públicas, organizaciones sociales y ciudadanía a generar «un ecosistema» que acabe con la violencia contra los niños. El Defensor del Pueblo vasco mostró su «condena más rotunda por el asesinato el pasado viernes en Bilbao, de la niña de 13 años Jasmina Eva», y envió sus condolencias a su familia y amigos.
«Ante este hecho desgarrador, el Ararteko desea compartir con la sociedad vasca algunas reflexiones en torno a las violencias contra la infancia y la adolescencia, que no excluyen otras que se pudieran derivar del contexto de violencia machista en el que haya podido tener lugar este crimen», señaló. En primer lugar, denuncia «la invisibilización de la violencia hacia la infancia y la adolescencia». «Hechos como el que hoy denunciamos nos horrorizan y sobresaltan cuando suceden, pero no hemos de olvidar que el asesinato no es sino la manifestación del grado más extremo de la violencia que se puede ejercer sobre una persona», añadió.
«Independientemente de las razones que la motiven, la violencia contra los niños, niñas y adolescentes es siempre inadmisible», advirtió. También aludió a las investigaciones realizadas, que han demostrado que la violencia la ejerce «quien tiene poder para hacerlo», porque hay una «asimetría de poder». «En el caso de las niñas y niños, las personas adultas 'pueden', porque los niños y niñas dependen de ellas hasta alcanzar su autonomía. No podemos olvidar, además, que, en un alto porcentaje, esas personas adultas son referentes cercanos, personas en quienes confían y con las que tienen vínculos afectivos», indicó.
«Los niños y niñas no son objetos, no pueden ser 'utilizados' para ningún fin distinto al de su desarrollo y bienestar. No son propiedad de nadie, ni de sus progenitores», abundó Manuel Lezertua, para quien, en todo caso, «es cierto que se van dando pasos, y se han promulgado leyes que ponen la violencia contra la infancia y la adolescencia en el centro, comienzan a existir estudios rigurosos sobre la prevalencia de la violencia, sobre su impacto en la víctima que la sufre». Por ello, cree que «la idea de la prevención y la promoción del buen trato y los contextos seguros empiezan a abrirse paso en las agendas públicas».
«Pero en esta tarea, nos necesitamos todos y todas: las administraciones públicas, las organizaciones sociales, las ciudadanas y ciudadanos (madres y padres, profesionales, vecinos y vecinas). Necesitamos generar un ecosistema en el que el recurso a la violencia contra los niños, niñas y adolescentes no tenga cabida», subrayó. En su opinión, «el recuerdo vívido ahora de Jasmine Eva, pero también el de todos esos niños, niñas y adolescentes que permanecen en la invisibilidad de la violencia, debe impulsar y guiar a toda la sociedad vasca en esta trascendental tarea».
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