Yolanda Díaz también es clase política
Los que están en la estrategia de hacer una causa general contra la clase política no deberían contar con los enemigos de la demagogia y ... de los populismos con tendencias autoritarias. Hay demasiados cómplices bienintencionados que están cayendo en la tentación de encender el odio hacia los políticos, así en general, dando por hecho que tenemos la peor clase política de la historia.
La obsesión por la mala calidad de la clase política española reaparece siempre en los momentos en los que dirigentes políticos con nombre y apellidos desarrollan un comportamiento que causa bochorno y, lo que es peor, problemas a los ciudadanos que sufren sus decisiones. Es muy importante lo de los nombres y apellidos. Porque la pereza intelectual no nos puede trasladar siempre que se asista a un espectáculo lamentable al falso recuerdo edulcorado de una gloriosa clase política que brillaba en el pasado. Siempre buscamos los peores actores y las peores escenas del presente para esa comparación tramposa.
En mis clases de Ciencia Política suelo alertar a mis alumnos de lo peligroso que resulta para la supervivencia de la democracia los discursos demoledores contra la clase política porque es el caldo de cultivo perfecto para el florecimiento de las ofertas demagogas y autoritarias. En Euskadi también se ha alimentado por interés partidista esa interpretación de la clase política española. El eslogan de que somos y estamos mejor que Madrid siempre está listo para entrar en circulación en los circuitos oficiales.
Hay que etiquetar a los que lo hacen mal y, sobre todo, a los que lo hacen bien. Como Yolanda Díaz, la ministra de trabajo que se está convirtiendo en un referente de diálogo social exitoso de la que tendríamos que aprender mucho en Euskadi para ver que es posible a través de la acción política llegar a acuerdos que satisfagan tanto a la patronal como a los sindicatos mayoritarios. Su responsabilidad en la reconstrucción económica y social en tiempos de pandemia no puede ser más importante. En tan solo nueve meses ha logrado seis acuerdos entre el Gobierno y los agentes sociales en materias tan importantes como el salario mínimo interprofesional, la aprobación y posteriores prórrogas de los ERTE por la Covid o el plan de creación de empleo.
Ojalá en las próximas semanas podamos citar con nombres y apellidos a los responsables políticos que han sido capaces de llegar a un acuerdo para aprobar los nuevos Presupuestos, fundamentales para la recuperación de la economía. Sean del partido que sean.
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