Urkullu ofrece grandes pactos de país y enfoca el autogobierno como «punto de encuentro»

El adelanto del discurso prescinde del nuevo estatus, aparcado por los partidos hasta mejor ocasión, y se centra en celebrar el «crédito y reputación» que mantiene el autogobierno vasco pese al paso de los años. Es más, el lehendakari, que aboga por «seguir trabajando» hasta completar el Estatuto en su integridad y que ha renunciado este año a hacer propuestas concretas para su reforma, lo celebra como «punto de encuentro» de la mayoría de la sociedad vasca. La mejor vía, dice, para «avanzar en el bienestar y la convivencia» y construir Euskadi como «comunidad política».

Y lo remachó igualmente el portavoz parlamentario del PNV, Joseba Egibar, tras la reunión que el grupo jeltzale mantuvo ayer a mediodía en Sabin Etxea con el jefe del Ejecutivo vasco y con el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, que por un retraso en el vuelo que le traía de su visita oficial a Argentina y Uruguay, intervino de forma telemática. No hubo alusiones al nuevo estatus y sí al «bien común» en estos tiempos de incertidumbre económica y de crisis energética tras la invasión rusa de Ucrania en febrero. Eso exige, abundó el dirigente guipuzcoano, dar prioridad a los pactos y buscar la «máxima unidad» en vez de ceder a la tentación de aplicar «estrategias destructivas» para desgastar al rival.

La hoja de ruta del PNV es inequívoca en ese sentido. Su discurso se centra en el 'auzolana' (bien común) que ha abanderado el lehendakari en los últimos años, pero con la apostilla añadida de que el convulso contexto global, el alza de los precios y la incierta evolución de la guerra exigen arrimar el hombro pese a la cercanía de las elecciones de mayo. En ese contexto se explica el interés en arrastrar a Bildu al debate energético o el aplauso público a su apoyo a los parques eólicos impulsados por la empresa pública noruega Statkraft. También las apelaciones a aprobar por amplio consenso la futura ley de Cambio Climático, la de Salud Pública o la reforma de la RGI. Es decir, los mascarones de proa del Gobierno PNV-PSE en lo que queda de legislatura.

Los jeltzales saben que la oposición se ha dejado el listón muy alto, al haber apostado en el pasado reciente por acuerdos inéditos, como el que alcanzó EH Bildu para abstenerse en la votación de los anteriores Presupuestos pese a que el Gobierno vasco tenía mayoría absoluta para aprobarlos, o el consenso a cuatro bandas que dio forma al pacto educativo del que ya amaga con descolgarse Podemos. Así que enfatiza la necesidad de continuar por ese camino y de que EH Bildu, Podemos y el PP mantengan un estilo de oposición «útil e influyente», consciente de que lo que les pide el cuerpo, a ocho meses de las municipales y forales, es repartir estopa.

«Sabemos que 2023 es año electoral pero esperamos que la agenda política no esté condicionada por la cita con las urnas y que la oposición no eleve en exceso el tono de los debates», enfatizó el PNV tras la reunión de su cúpula, al tiempo que insistió en que los «retos» del país exigen «mano tendida». «No queremos crispación», subrayaron, en línea con el mensaje de Egibar, que pidió hacer extensivo el acuerdo político e institucional al ámbito sociolaboral y, por lo tanto, que patronal y sindicatos se abonen igualmente a la concertación.

Una manera de marcar el terreno a todos los agentes políticos y sociales vascos para seguir llevando la iniciativa política y, en consecuencia, la ventaja en las encuestas. El lehendakari incidirá, de hecho, en que la «gobernanza colaborativa» por la que aboga tenga su reflejo en los Presupuestos para 2023, en el programa legislativo y en acuerdos más amplios «de país».