«¿Qué sigue pasando aquí para que unos chavales peguen a alguien por ser del PP?»

Los hechos sucedieron hacia las 20.30 horas del sábado, cuando el exedil y actual vicesecretario de Comunicación del PP de Álava se encontraba en la terraza de un bar de la calle Cuchillería junto a tres acompañantes. Por sorpresa, dos desconocidos se acercaron a él. «¿Tú eres del PP?», le preguntaron. Respondió afirmativamente -«he sido concejal cinco años y medio, no tengo por qué ocultarme»- y entonces le arrojaron un vaso de cerveza y otro de kalimotxo. «No puedes estar aquí, ¡vete!», le gritaron. García Calvo se levantó de la silla y de repente un tercer individuo le dio una bofetada en la cara.

Los agresores también la emprendieron a golpes contra sus tres amigos, que trataron de defenderle. A uno de ellos incluso le causaron una brecha en la ceja por la cual tuvo que ser trasladado en ambulancia al hospital de Txagorritxu. Los tres atacantes regresaron al lugar de los hechos pocos minutos después, acompañados esta vez por otros seis varones más que siguieron increpándoles y agrediéndoles. «Afortunadamente los cuatro estamos bien, todo se ha quedado en un susto, pero hay que denunciarlo», cuenta el dirigente popular.

La Ertzaintza, que recibió el aviso minutos después y movilizó varias patrullas en funciones de protección ciudadana, abrió de inmediato una investigación para esclarecer unos hechos «que se originaron por motivos ideológicos». Las indagaciones permitieron detener esa misma madrugada en Vitoria a uno de los presuntos implicados, un varón de 23 años. Según fuentes del Departamento de Seguridad, el arrestado será puesto a disposición del juez cuando finalicen las diligencias. Al mismo tiempo, la Policía autonómica mantiene abierta la investigación para tratar de identificar al resto de atacantes. Al cierre de esta edición, no se había informado de más detenciones.

García Calvo confía en que la Ertzaintza, a la que agradece «su actuación y su buen trato en todo momento», pueda dar con todos los implicados para que la Justicia actúe. «Para mí lo importante no es tanto la agresión o el daño físico que nos hayan podido hacer. Lo que me preocupa es todo lo que esto representa. Es incomprensible que en pleno siglo XXI haya una parte fanática de la sociedad, que sigue estando enferma y que utiliza medios violentos en contra de quienes no piensan como ellos», lamenta. Reconoce que esas personas son «una minoría, pero hacen mucho ruido y dan una imagen del País Vasco que yo no quiero para mi tierra».

A sus 32 años, él nunca ha tenido que llevar escolta por la amenaza terrorista de ETA. «Cuando llegué al Ayuntamiento de Vitoria en 2013, era el único concejal del PP o del PSE que jamás había tenido protección. Eso era un claro signo de que la situación había mejorado mucho», recuerda. Sin embargo, ocho años después de su entrada en la política institucional y pese al nuevo escenario de paz en Euskadi, considera que hechos como los del sábado demuestran que de aquella etapa negra quedan algunos vestigios en forma de grises. «Ya no matan, pero eso no significa que no se siga inoculando odio a una parte de la sociedad vasca. Aún no podemos decir que vivamos en libertad al 100% porque estas cosas no le deberían pasar a nadie», precisa.

De hecho, uno de los detalles de la agresión -«el único incidente que he tenido en mi vida»- que más preocupan a García Calvo es la corta edad de los atacantes: «Me llama mucho la atención que fuera gente joven, todavía más que yo. Son personas que no han vivido los años más duros del terrorismo y, sin embargo, tienen más odio y rencor acumulado que cualquiera». El dirigente popular lamenta la visión que este tipo de sucesos pueden dar sobre la política a las nuevas generaciones. Y evoca para ello al filósofo José Ortega y Gasset cuando decía aquello de «jóvenes, haced política porque si no la hacéis, alguien la hará por vosotros y, probablemente, contra vosotros».

Por lo pronto, él la seguirá haciendo. Ahora incluso ve reforzadas sus convicciones. «Cuando di el paso yo ya sabía dónde me metía, asumía que no era lo fácil ni lo más cómodo. Pero nada me va a hacer cambiar de ideas. Siempre trabajaré por mi ciudad y estaré orgulloso de formar parte del PP, un partido que lucha por la libertad», reivindica. Y, avisa, tampoco dejará de ir los fines de semana a tomar algo con sus amigos a la calle Cuchillería, le pese a quien le pese: «Tengo 32 años y me encanta el ambiente de la 'Cuchi', juntarme con toda la gente, piense como piense. Tengo tanto derecho a estar allí como cualquier otro. La calle no es suya ni mía, es de todos».