«En seis meses habrá un calendario de transferencias, incluida la Seguridad Social»

- ¿El pacto alcanzado por PNV y EH Bildu en las bases del nuevo Estatuto entraña un riesgo de fractura social?

- Si se mantuvieran íntegramente sería una mala noticia porque no es un texto inclusivo ni transversal ni respeta la pluralidad del país. No sé si el señor Ortuzar está poco o mucho enterado de lo que ha pasado en la ponencia, pero no hemos visto al PNV con ninguna intención de acercar posturas con nadie que no fuera EH Bildu. Esperemos que en la siguiente fase, la de los expertos, se pueda mejorar el texto.

- ¿No han renunciado ustedes también a moderar al PNV al dar por perdido el acuerdo?

- No, niego la mayor. Hemos presentado documentos alternativos en cada una de las reuniones, porque la realidad europea que hoy existe nos permitiría poner en marcha capacidades del Estatuto que no dependen de nuevas competencias. No nos hemos puesto de perfil. PNV y EH Bildu han despreciado todas nuestras ofertas de consenso.

- ¿Se quedan con las explicaciones que les han dado en privado sus socios o con la posición que ha defendido Joseba Egibar en la ponencia?

- Habrá que preguntárselo al PNV. Quiero recordar que cuando se constituyó la ponencia se hizo con el mandato claro del Parlamento de reformar el Estatuto de Gernika dentro del marco jurídico vigente. Y no se hace ni una cosa ni la otra.

- ¿Ha estado en riesgo la estabilidad del Gobierno PNV-PSE?

- Lo importante es que nos hemos puesto de acuerdo en que Euskadi tenga un Gobierno serio y solvente, que afronte un amplio programa con mucho contenido social.

- ¿Les tranquiliza que Ortuzar se abra a introducir cambios en las bases para que PSE y Podemos puedan entrar?

- Dio una de cal y otra de arena. Dijo eso, pero también que no estaba dispuesto a poner en riesgo el acuerdo con Bildu...

- ¿Y el PSE podría entrar en un acuerdo con la izquierda abertzale?

- El peligro puede ser que cualquier cambio para modificar los aspectos que no se ajusten a la legalidad, como el derecho a decidir, pueda hacer que Bildu se aparte. Pero eso ya no será responsabilidad de los socialistas. No es una situación fácil.

- Más bien, es un papelón para los juristas que asuman esa responsabilidad. ¿Se puede esperar algo de esa fase?

- En algunos aspectos se podrá corregir la inseguridad jurídica, pero no se puede delegar en ellos la responsabilidad exclusiva de modificar el texto en sentido transversal si no hay voluntad política para ello.

- ¿Se cree al PNV?

- Quiero creer que dentro de la responsabilidad política del PNV está no arrastrar a Euskadi a un escenario como el catalán.

- Hace unos días hablaban de proyecto de ruptura. ¿Hasta qué punto les han dado garantías Urkullu y Ortuzar?

- Las palabras sirven para mucho, y pueden ser interpretadas con mayor o menor generosidad. Me parece bien que hablen ahora de cambios, aunque me habría parecido mejor que lo hubieran hecho en la ponencia. El objetivo es ampliar los consensos que logró el actual Estatuto. Algo tendrá que poner de su parte el PNV.

- ¿Y el PSE? ¿Hasta dónde está dispuesto a moverse?

- Hay un margen relativamente corto. Siempre hemos dicho que lo lógico sería empezar por una reforma previa de la Constitución. Lo que se nos plantea en cambio es una especie de atajo para cambiarla a través de los derechos históricos. Pero eso sería un cambio constitucional que seguiría exigiendo mayorías de dos tercios. El margen de maniobra en que nos tenemos que mover, por lo tanto, es el del actual marco jurídico. Y da posibilidades de mejora que responden a realidades nuevas, como la legalidad europea, nuevos derechos que se pueden blindar y la posibilidad de mejorar la capacidad competencial mediante convenios. Hasta ahí las posibilidades reales que tenemos. Eso es lo que debería tener claro el PNV. Los socialistas no podemos saltarnos el marco legal. No se pueden generar expectativas falsas.

- El lehendakari, por ejemplo, apela a la legalidad pero con manga ancha para interpretarla.

- Para cambiar la ley también hay reglas. La convención de la que habla Urkullu no existe en la doctrina constitucional europea. Los inventos y la política creativa entretienen mucho pero sirven para poco.

- ¿El acuerdo puede venir entonces por las transferencias pendientes? ¿Tiene Pedro Sánchez voluntad para ello?

- Voluntad existe. Las transferencias reales que quedan, las de verdad, son dos: la gestión de las Prisiones y la del régimen económico de la Seguridad Social. La primera parte ya está inventada, la tiene Cataluña, y ha sido el PNV el que no la ha querido hasta ahora. Eso no tiene ningún problema porque no implica la transferencia de la política penitenciaria. Puede ser más delicada la otra, pero tiene que quedar claro que no se está hablando de romper la 'caja única'.

- ¿Estas dos transferencias podrían estar desbloqueadas antes de fin de año, en línea con los seis meses que el Parlamento ha dado al Gobierno central para cerrar un calendario?

- La de la Seguridad Social es más complicada desde el punto de vista técnico y político y sería la última en desbrozarse. Pero en seis meses se puede dejar encarrilado todo el calendario de transferencias, incluida ésta. Tendrá más problemas para materializarse pero el calendario se podrá acordar.

- ¿Traspasar la gestión de la Seguridad Social es un problema de pedagogía política?

- La carga es solo simbólica, porque lo que se transfiere es el personal. Es verdad que el tema de las pensiones se ha convertido en algo muy sensible para la sociedad española. Por eso hay que ser muy precisos, muy concretos y muy transparentes en la negociación para evitar una alarma política que no está fundada pero puede ser fácil de manipular.

- ¿La distensión promovida por Sánchez servirá para encauzar el problema catalán esta legislatura?

- Tiene muchas dificultades porque ha aparecido un mesías que se llama Puigdemont, embarcado en un nacional populismo de nuevo cuño. Eso siempre acaba mal.

- ¿Dónde están sus líneas rojas?

- La labor de convencimiento del Gobierno de España es hacia la sociedad catalana, no hacia los líderes irredentos del independentismo. Hay que restablecer confianzas y suavizar el clima. Costará tiempo y no es fácil, pero por el Gobierno no va a quedar. Ahí está el acercamiento de los políticos presos. Se puede también mejorar la financiación.

- ¿Eso incluiría recuperar la propuesta para reconocer la plurinacionalidad del Estado?

- Sí, es una de las opciones. No es nuevo, Peces-Barba ya hablaba de nación de naciones. Existe en el acervo constitucional desde el año 77.

- ¿Le decepciona como socialista que el PSOE prometiera en la oposición publicar los nombres de los beneficiados por la amnistía fiscal y no se haga ahora desde el Gobierno?

- Hombre, me hubiera gustado que se hubiera podido hacer porque era un compromiso de transparencia. Sí provoca una cierta decepción, pero lo importante es que no se puedan volver a hacer amnistías fiscales de ese tipo.