Sánchez rebaja el impacto político de la medida mientras su partido bulle de inquietud
El presidente esgrime que él ya hizo lo que debía al forzar la salida de Cerdán de la formación y «ahora es el momento de la justicia»
El envío de Santos Cerdán a prisión provisional supuso este lunes duro golpe para el PSOE. El presidente del Gobierno –a quien la decisión del ... juez pilló en plena comparecencia junto al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, por la cumbre internacional de financiación al desarrollo que se celebra en Sevilla– trató de aparentar tranquilidad. Como si nada hubiera cambiado. «Desde el punto de vista político, tomamos las decisiones que tomamos, actuamos con contundencia – adujo en alusión a la dimisión forzada del exsecretario de Organización socialista el pasado 12 de junio– y ahora es momento de la justicia». Pero puertas adentro, en el partido, las cosas se ven de otro modo.
Los socialistas confiaban en que la declaración de Cerdán ante el juez pasara sin excesivo ruido, como ocurrió el lunes anterior con las de su antecesor en la secretaría de Organización, José Luis Ábalos, y su asesor Koldo García. En el núcleo duro del partido creían que eso permitiría llegar al comité federal del sábado, en el que Sánchez tiene previsto hacer una remodelación (aún no se sabe cuán profunda) de la ejecutiva y lanzar propuestas de regeneración, en un escenario de calma relativa, después de que el propio presidente hubiera afianzado su imagen de líder internacional y contrapunto de Donald Trump en la cita sevillana.
El mero hecho de la que la fiscalía pidiera al magistrado Leopoldo Puente la drástica medida para evitar la destrucción de pruebas o la salida de Cerdán del país, sin embargo, ya dio al traste con los planes. Algunos en el Gobierno no ocultaron su sorpresa. Entre los ministros, hubo incluso quien, en privado, cuestionó el sentido de la petición de Anticorrupción «desde el punto de vista jurídico». Pero la maquinaria interna se activó con rapidez para intentar rebajar el asunto. «El daño ya está hecho y en qué purgatorio expié sus pecados, si en el salón de su casa o en una celda, no cambia el escenario ni del partido ni del Gobierno», decían desde Moncloa.
«Comparaciones odiosas»
La cara de circunstancias, mientras leían la noticia en sus móviles, de la vicepresidenta primera, María Jesús Montero y el ministro para la Transformación Digital, Óscar López en la jornada inaugural de la conferencia de la ONU lo decía todo. Montero también hizo lo posible por quitar hierro a lo sucedido; hasta el punto de asegurar que es un asunto «de una persona que no tiene que ver con el PSOE». Pero en la propia dirección del partido hay voces que creen que, de cara a la opinión pública, la imagen de Cerdán entrando en Soto del Real tiene un claro impacto negativo y ven difícil que, «sea lo que sea», que Sánchez tenga previsto anunciar en el comité federal no bastará para darle la vuelta.
Para más 'inri', en su declaración, Cerdán recurrió al victimismo y, con argumentos muy similares a los empleados por el propio jefe del Ejecutivo cuando habla de las causas que afectan a su mujer, Begoña Gómez, o a su hermano, David Sánchez, adujo que está siendo víctima de una persecución politico-judicial por haber sido el interlocutor del Gobierno con Carles Puigdemont, igual que el ministro de Justicia, Félix Bolaños, está en el punto de mira del juez Juan Carlos Peinado, que la semana pasada pidió su imputación, por ser el negociador con ERC. Una estrategia que hace un roto en el discurso del partido. «Hay comparaciones – replican fuentes cercanas al ministro- que resultan odiosas».
Nadie llora hoy en el PSOE por el político navarro ni cree en su inocencia. Pero Sánchez cree que haber exigido su dimisión y haberlo apartado ya es un gesto suficientemente valioso. Montero ayer volvió a descartar un adelanto electoral.
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