Quién es quién en la 'trama de los whatsapp' de los presos de ETA

La pregunta de Azkarraga, reenviada por Arzuaga, y la respuesta del propio parlamentario vasco invitando al resto de participantes a sugerir los acercamientos de presos más urgentes, condensan la esencia de lo que desvela un extenso informe -426 páginas- elaborado por los servicios antiterroristas de la Guardia Civil en el marco de una investigación sobre los 'ongi etorris'.

Las pesquisas comenzaron tras la detención en enero de 2020 de otro de los miembros del grupo de 'Whatsapp', el exetarra Antton López Ruiz, 'Kubati'. El asesino de 'Yoyes' y los otros participantes en el grupo 'GureMARKO' -entre ellos el conocido abogado Txema Matanzas, el miembro de la comisión a favor de los reclusos Karlos Sáez de Egilaz y el coordinador de Etxerat Jorge García Sertutxa, 'Patas', condenado por intentar asesinar al Rey emérito- propusieron los nombres de los que convendría trasladar. «A Oskarbi Jauregi que la junten con Lierni, que se va a quedar sola». Sin disimulos y en la aplicación de mensajería más popular y más expuesta.

Estos son los principales protagonistas de unos contactos hasta ahora solo intuidos -para la historia queda la charla de Arnaldo Otegi en Eibar, en la que reconocía que su apoyo al Gobierno tenía que ver con la necesidad de sacar «a la calle» a los doscientos internos de ETA- y que amenazan con convertirse en el peor dolor de cabeza de Sánchez, con PP, Vox y Cs lanzados a exigir la cabeza de Marlaska y una comisión de investigación.

Precisamente, el alto cargo al que el informe sitúa en el centro de la tormenta es amigo personal del titular de Interior -estudiaron juntos- y un colaborador de su máxima confianza desde que en 2018 aceptó el cargo de secretario general de Instituciones Penitenciarias tras haber ejercido como asesor jurídico de Manuela Carmena cuando fue alcaldesa de Madrid. Ángel Luis Ortiz (San Clemente, Cuenca, 1959) es el epicentro de la trama ahora desvelada y el miembro de la cúpula de Interior al que los emisarios de la izquierda abertzale se referían como «el de Madrid».

Magistrado de carrera, él era el contacto habitual, tanto en conversaciones telefónicas como en reuniones presenciales en la capital, de Azkarraga. En las conversaciones intervenidas por la Guardia Civil figura también una comunicación con Arzuaga en la que le llama «estimado Julen». El respetuoso encabezamiento precedía al anuncio del futuro traslado al hospital de San Sebastián del preso enfermo Aitzol Gogorza para recibir «tratamiento individualizado». No solo informaba personalmente de los próximos movimientos de reclusos, sino que también avisó de que los recibimientos a etarras dificultaban la estrategia de acercamientos masivos del Gobierno.

La polémica no le había sido ajena hasta ahora a Ortiz. Defensor de la Justicia restaurativa y de acelerar los regímenes de semilibertad como vía más directa hacia la reinserción, recibió duras críticas tras el asesinato del niño de Lardero (La Rioja) por un delincuente reincidente en tercer grado. Justo esta semana pasada ha firmado una instrucción interna para que presos con sanciones graves, como trifulcas con otros internos o funcionarios, puedan igualmente disfrutar de sus permisos.

«Hablar con todo el mundo no es delito, es una necesidad». Así ha reaccionado a la publicación de sus gestiones Joseba Azkarraga, con el aplomo de quien, a sus 71 años, ha vivido ya de todo en política. El exconsejero de Justicia entre 2001 y 2009 es un viejo conocido de la escena vasca que, como todos los históricos de EA, dio sus primeros pasos en el PNV, en cuyas listas fue elegido en los primeros años de la democracia como diputado en Cortes Generales. Después sería, junto a Javier Madrazo, una de las 'patas' del triunvirato del que se rodeó Ibarretxe para impulsar su plan y la consulta. Hasta tal punto que esa cercanía acabó distanciando al entonces lehendakari de su propio partido, el PNV.

Ya jubilado, Azkarraga, que ha ocupado cargos directivos en la Corporación Mondragón y en Caja Laboral, se ha reinventado como 'hombre para todo' e interlocutor 'blanco' de Sare, una de las plataformas cercanas a la izquierda abertzale, al estilo de Etxerat o el Foro Social, volcada en las gestiones para acelerar el acercamiento, las progresiones de grado y, finalmente, la excarcelación de los presos de ETA. De hecho, 'El Confidencial' ha desvelado conversaciones de Azkarraga en las cárceles con internos de ETA, en las que le trasladaban sus desvelos, por ejemplo, por el 'tapón' que ejercía la Fiscalía de la Audiencia Nacional al revertir beneficios penitenciarios. Mientras en público se quejaba de la lentitud de Instituciones Penitenciarias, en privado comunicaba con satisfacción sus avances a 'Kubati'.

Condenado por asesinar a 'Yoyes' en 1986 tras su abandono de la lucha armada e irónicamente designado desde hace unos años por Sortu como emisario para mantener a raya a la disidencia en el colectivo de presos, 'Kubati' rendía cuentas directamente ante Rufi Etxeberria, que acaba de abandonar la dirección de Sortu al tiempo que entraba en ella el antiguo jefe de ETA David Pla. López Ruiz empezó a cobrar protagonismo tras la derogación de la 'doctrina Parot', que propició la salida de una tacada de 60 miembros históricos de la banda. De esa época es la impresionante imagen en que decenas de etarras con largas condenas a sus espaldas, encabezados por 'Kubati' se reunieron en Durango para ratificar su apuesta por las vías pacíficas y allanar el camino al desarme.

La tensión era máxima por la falta de contrapartidas tras el cese de la violencia y de ahí que 'Kubati', al frente de la iniciativa 'Kalera kalera', empezara recorrer cárceles y asambleas para mantener prietas las filas del colectivo de presos y tranquilizar a sus familiares. La propia Guardia Civil le atribuye en el informe un «trabajo de supervisión» y control de los reclusos y un «papel dirigente» para «instrumentalizar» las «dinámicas» en favor de los presos. Ante la Audiencia Nacional, ha declarado sentirse «en paz» consigo mismo y ha admitido «el dolor» de las víctimas.

Antiguo abogado de Gestoras pro Amnistía -de hecho el juez Baltasar Garzón le incluyó en uno de los sumarios contra la coordinadora- Julen Arzuaga requería a su vez el visto bueno a 'Kubati' y mantenía también una fluida comunicación con el máximo responsable de Instituciones Penitenciarias, al que llamaba «estimado Ángel Luis». En una de las conversaciones intervenidas, le trasladó su «agradecimiento» por la progresión de grado de Zigor Orbe pero al mismo tiempo le apremiaba para que se le acercase a una cárcel más próxima.

Arzuaga pasa por ser uno de los parlamentarios más 'duros' del grupo de EH Bildu en el Parlamento vasco, como demostró en el debate de la ley de abusos policiales en 2019, en el que comparó a las fuerzas de seguridad «con los nazis que protestan porque hubo un juicio en Nuremberg». Arzuaga se querelló después contra los sindicatos Jusapol y Jucil por «atentado y amenazas» al considerar que se dirigieron a él «colocando sus dedos a modo de pistola».