El PP vasco prepara el relevo de Iturgaiz para encarar las autonómicas con un nuevo líder
Encara su primer congreso regional desde 2017 como trampolín hacia las autonómicas en un proceso controlado al detalle por Génova
Apremiado por unas elecciones autonómicas aún sin fecha pero a la vuelta de la esquina, el PP vasco empieza a mover las piezas para ofrecer ... un proyecto renovado, también en lo relativo al liderazgo. Salvo inesperado giro de los acontecimientos, Carlos Iturgaiz dejará la presidencia del partido y dará el relevo a su sucesor en un congreso regional que la formación conservadora celebrará a finales de este mismo año, previsiblemente entre finales de noviembre y mediados de diciembre, según ha podido saber EL CORREO. Se trata de un calendario, en todo caso, sujeto a cambios en caso de repetición de las generales.
La convocatoria de un congreso es un deber pendiente de los populares en Euskadi, que llevan sin celebrar uno desde marzo de 2017, en la época de Alfonso Alonso. El exministro de Sanidad fue fulminado por Pablo Casado como candidato a lehendakari en febrero de 2020, dimitió de su cargo orgánico y lo asumió de forma interina Amaya Fernández hasta que Iturgaiz fue designado oficialmente en octubre de ese año por un procedimiento interno previsto por los estatutos y que no precisaba de un cónclave. La cita quedó así relegada 'sine die'.
La celebración de unas nuevas elecciones generales en enero alteraría todo el calendario
Pero ahora la cuestión empieza a ser ya insoslayable. Tras la remontada iniciada en las municipales de mayo y las generales de julio, el PP vasco mira hacia las autonómicas con la esperanza de recobrar influencia política en la Euskadi postETA. Los plazos aprietan porque, además, en la dirección creen que Iñigo Urkullu adelantará las elecciones a marzo. «Hacerlas coincidir con las europeas del 9 de junio no sería una buena estrategia para el PNV porque la campaña sería muy nacional y le dejaría en un segundo plano. Lo que necesita ahora es confrontar directamente con Bildu», diagnostican fuentes de la cúpula.
Por lo pronto, la mayor de las certezas en este proceso es que habrá relevo al frente del partido. El sentir mayoritario entre los dirigentes es que Iturgaiz ha realizado un buen trabajo en esta segunda etapa como presidente -ya lo fue de 1996 a 2004-, sobre todo «cosiendo» la organización tras la grave crisis interna desatada con la marcha de Alonso. Pero, al mismo tiempo, se estima que ha llegado «un nuevo ciclo» en el que el PP vasco debe ofrecer «un proyecto moderno» con caras renovadas para atraer a votantes de centroderecha moderado y foralista.
Los populares prefieren no hablar todavía de posibles sucesores de un Iturgaiz del que alaban su trabajo
«No se trata de echar a Iturgaiz, es reconocerle la labor y abrir otra etapa», sintetizan fuentes destacadas de la formación. De hecho, precisan que el actual líder deberá ser quien pilote la sucesión junto a Génova, que tendrá la última palabra en casi todo. Lo primero que ha pedido el equipo de Alberto Núñez Feijóo es que el proceso no eche a andar al menos hasta que se resuelva el rompecabezas de la investidura en Madrid. Por eso en la cúpula nacional han sentado tan mal las declaraciones en las que la presidenta del PP de Gipuzkoa, Muriel Larrea, daba el pistoletazo de salida y apuntaba al «relevo» de Iturgaiz. «Una salida del tiesto», dejan caer sus compañeros.
«Pegado a la calle»
La intención de Génova es, una vez conocido el desenlace de la gobernabilidad en España y si es que no hay generales -esto lo alteraría todo-, proceder a la celebración de los cuatro congresos regionales pendientes: Asturias, La Rioja, Cataluña y Euskadi. El más urgente es este último porque el horizonte electoral aquí es inminente. Los estatutos, eso sí, marcan unos plazos que se deben cumplir. Los cónclaves autonómicos se tienen que convocar con 45 días de antelación, 30 si son de carácter extraordinario. Pero esta alternativa exprés se quiere evitar en el caso vasco porque se pretende revestir la cita de «normalidad» y abrirla a ponencias para relanzar el proyecto.
Y es que no sólo consiste en escoger a un nuevo líder -todavía no se quiere hablar de nombres- que ejerza además de candidato a lehendakari en las autonómicas de 2024, sino también en reconfigurar la imagen de la sigla para presentarse a los comicios con aire fresco. La intención es ofrecer un proyecto moderno «pegado a la calle» y que reivindique el foralismo y el Concierto Económico para pescar en el caladero de votos del PNV. «Tenemos una oportunidad de oro para volver a pintar algo en la política vasca y no la podemos desaprovechar», rematan.
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