El PNV endurece su discurso migratorio para «no perder la calle» y diferenciarse de Bildu
Esteban niega que sea «un problema en sí», pero remarca el deber de los extranjeros de integrarse a través del trabajo y el idioma
A propios y extraños les sorprendió el pasado lunes todo el tiempo que Aitor Esteban dedicó al tema de la inmigración en su discurso en ... el acto por el 130 aniversario del PNV. El presidente del EBB, agarrado a la percha del Jaialdi que hasta ayer ha reunido a la diáspora vasca en Boise (Estados Unidos), se arrancó con un mensaje reflexivo y muy calculado en el que denunció la «criminalización» de los extranjeros, pero en el que también remarcó sus obligaciones para integrarse, fundamentalmente a través del trabajo y el idioma. Unos apuntes que pretenden convertirse en la actualizada doctrina del partido ante un desafío que cada vez preocupa más a la ciudadanía vasca.
El líder jeltzale aprovechó tan simbólica cita, con la presencia de cuadros orgánicos y referentes institucionales, como un segundo intento para desplegar su apuesta en política migratoria. Ya trató de hacerlo en su primer Aberri Eguna, en abril, pero todo quedó opacado por aquella frase de que su sucesor podría apellidarse «Hassan, Diop o quizá Popescu», una referencia a la multiculturalidad que generó cierta incomprensión en algunos sectores del partido. El pasado lunes, en cambio, evitó ese tipo de recursos discursivos para poder razonar su posicionamiento sin riesgo de abrir polémicas.
En una profusa explicación, negó que la inmigración sea «un problema en sí» y censuró los mensajes xenófobos que sitúan a los forasteros como un «peligro» para los autóctonos o que los vinculan directamente con la delincuencia. Ahora bien, con el uso de varios 'peros', acto seguido puso el foco en los deberes de los extranjeros más allá de sus derechos: «La integración se da básicamente a través del trabajo y de la voluntad de los llegados de saber que están en una sociedad diferente, que les acoge, pero que no quiere guetos».
Trata de conciliar almas progresistas, humanistas y conservadoras en torno a un mensaje común
Sabin Etxea quiere coger el toro por los cuernos y afrontar un fenómeno que va escalando posiciones entre las preocupaciones ciudadanas. Según el último Sociómetro del Gobierno vasco, ya es el quinto problema tras la vivienda, el empleo, la sanidad y la inseguridad. «Aitor lo ha tenido muy claro desde que llegó. Es un tema de conversación entre la gente en el día a día y no podemos perder la calle», reconocen en la cúpula del PNV, que en su nueva configuración ha creado un área específica de Migración –antes estaba bajo el paraguas de Políticas Sociales– dirigida por Joseba Díez Antxustegi, uno de los hombres fuertes del EBB.
«Nacionalismo flexible»
En la dirección nacionalista tienen claro que su discurso en materia migratoria no debe pasar por un acercamiento a ideas ultras al estilo de Aliança Catalana ni a un regreso a los tiempos en los que Xabier Arzalluz alababa el RH negativo como signo de distinción de los vascos y lamentaba que la llegada de castellanos, gallegos o andaluces dificultara la independencia. Es más, el PNV pone ahora como ejemplo la integración en Euskadi de aquellos españoles venidos de otras comunidades. Un proceso que, sin ir más lejos, se ha saldado con un Esteban Bravo al frente del EBB y un Pradales Gil en la Lehendakaritza.
Reprocha a Otegi que considere la inmigración como un «riesgo para la identidad nacional»
El «nacionalismo flexible» que propugna el nuevo líder peneuvista trata de conciliar las distintas almas que existen en el partido en torno a la inmigración. A grandes rasgos son tres: una humanista, de raíz netamente cristiana; una más conservadora; y otra de corte más progresista, apegada al movimiento asociativo. Esta última ha ganado influencia en los últimos años y, según el diagnóstico de cargos con mando en plaza en el partido, ha hecho que el discurso en este asunto se «desequilibre» hacia coordenadas más 'woke'. «Hemos estado más reprimidos para decir según qué cosas», apunta un dirigente.
El endurecimiento busca «reequilibrar» esa posición y explotar otro de los asuntos que, como se ha visto en las últimas semanas con el debate sobre la Ertzaintza, puede servir como claro distintivo frente a EH Bildu en plena batalla por la hegemonía abertzale. «Tenemos que marcar perfil y que la gente perciba las diferencias con ellos», subrayan en la ejecutiva jeltzale. En su intervención del pasado lunes, Esteban ya hizo una referencia velada al comprometerse a «no decir, como han afirmado otros (se refería a Arnaldo Otegi), que la llegada de migrantes a Euskadi pone automáticamente en riesgo la identidad nacional de nuestro pueblo».
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