«No pedimos algo extraordinario, sólo recuperar sus cuerpos»
Las familias de dos vascos enterrados en Cuelgamuros confían en que las exhumaciones pongan fin a una búsqueda que dura décadas
David Guadilla
Miércoles, 14 de junio 2023, 00:43
No pedimos nada extraordinario, sólo recuperar los cuerpos de nuestros familiares». Jasone Aretxabaleta e Iñigo Artetxe comparten dos historias similares. Los dos cuentan con familiares ... enterrados de manera ilegal por el franquismo en el Valle de Cuelgamuros –el nombre que adquirió en 2022 el Valle de los Caídos– y los dos forman parte del reducido grupo de personas a las que el Gobierno ha informado de que ya han empezado las labores de exhumación. Se calcula que en las criptas hay restos de alrededor de 33.000 víctimas. El lunes empezaron los trabajos para identificar de forma oficial a 128, 40 de ellas de origen vasco. Entre ellos, a Alesander Aretxabaleta y Benito Artetxe.
El primero, de Markina, apenas tenía 16 años cuando estalló la Guerra Civil. Durante un tiempo se encargaba de llevar comida a los gudaris hasta que su padre,Txomin, y su tío Hilario fueron detenidos. El segundo fue fusilado, mientras que su padre fue encarcelado. A Alesander le dijeron que si luchaba con las tropas franquistas quedaría en libertad. Pero aquella promesa nunca se cumplió. Tenía 18 años y murió combatiendo en Lleida. Su progenitor no abandonó la prisión hasta varios años después.
Durante mucho tiempo se pensó que Alesander estaría enterrado en su localidad natal. Pero todo cambió cuando en 2019 su familia revisó el listado que hizo público Gogora, el Instituto de la Memoria dependiente del Gobierno vasco. Al parecer, sus restos habían sido trasladados a Cuelgamuros desde Lleida en 1963. «Seguimos sin tener muy claro cómo llegó allí. Estamos seguros al 100% que fue enterrado en Markina, pero a partir de ahí... Sacarían el cuerpo, no era algo extraordinario», apunta Jasone, consciente de que el anuncio realizado por el Gobierno de Pedro Sánchez es un paso más en un camino que sigue siendo muy complicado.
El equipo de forenses, del que forma parte Francisco Etxeberria, trabaja en un entorno complicado. La mayoría de las criptas están en un estado lamentable a causa de la humedad. Buena parte de las cajas fúnebres están rotas, los restos de los cuerpos están mezclados... Hay cinco plantas de columbarios que antes han tenido que apuntalarse ante el riesgo de derrumbe. Así que la operación va para largo. «Éramos conscientes de esta complejidad, ahora sólo queremos sacarlo de ahí», recalca Jasone, con unos sentimientos muy parecidos a los de Iñigo Artetxe.
Su historia es la de su tío-abuelo Benito. Nacido en Amorebieta en 1909, luchó en un batallón de ELA-STV, fue hecho prisionero, estuvo en Puerto de Santa María y falleció en diciembre de 1937 en la localidad turolense de Cella, según el certificado de defunción. Cómo llegó hasta allí sigue siendo una incógnita. Tampoco en qué momento fue trasladado a Cuelgamuros. Durante varios años, Iñigo y su familia pensaron que estaría enterrado en una fosa común de Cella en la que fueron arrojados los cuerpos de un millar de republicanos fusilados por las tropas franquistas. Como en el caso de Alesander Aretxabaleta, la verdadera ubicación no se desveló hasta que Gogora hizo público el listado de vascos enterrados en Cuelgamuros. Y ahora llega la exhumación.
«Hasta donde sea posible»
«Nos llegó un mail de Fernando Martínez, el secretario de Estado de Memoria Democrática, para informarnos de que se había iniciado el proceso. Es una buena noticia, pero el problema es que hay al menos dos espadas de Damocles que pueden poner todo en peligro todo», recuerda Iñigo Artetxe. Por un lado alude, como Jasone Aretxabaleta, al mal estado en que se encuentran las criptas. El sobrino-nieto de Benito no se hace falsas esperanzas.Más bien todo lo contrario. «Que puedan encontrar los restos y luego identificarlos, más que un paseo, será un milagro».
Cada hueso que encuentren los forenses será comparado con las muestras de ADN que hayan dejado sus familiares. El propio correo de Martínez deja claro que la «intervención» se llevará a cabo «hasta donde sea posible técnicamente». El otro problema es el tiempo. «Feijóo ya ha dicho que si llega al Gobierno parará estas cosas. Y más si llega de la mano de Vox». Pero si todo sale bien, la familia de Benito Artetxe ya le tiene reservado un sitio en el cementerio de Amorebieta.
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