Otegi busca un hueco en la agenda oficial
EH Bildu refuerza la proyección pública de su líder con la esperanza de que la inhabilitación que pesa sobre él decaiga y sea candidato a lehendakari en 2020
DAVID GUADILLA
Domingo, 24 de marzo 2019, 00:09
En apenas una semana, Arnaldo Otegi ha protagonizado varias escenas muy simbólicas que tienen una meta clara. Construir la imagen de un candidato sin mácula ... que tenga opciones de presentarse a las elecciones autonómicas de 2020 si la Justicia anula la inhabilitación que pesa sobre él.
La primera de esas instantáneas se vio el pasado día 6 durante un desayuno informativo celebrado en la capital vizcaína en el que intervenía el presidente del Grupo Mondragón. A la izquierda del dirigente soberanista estaba sentado el presidente de la Cámara de Comercio de Bilbao, José Ángel Corres. A la derecha, Roberto Larrañaga, máximo responsable de Confebask. Que el coordinador general de EH Bildu y referente histórico de la izquierda abertzale compartiese mesa con los poderes económicos del País Vasco no dejó de sorprender a muchos de los presentes. Estaban otros líderes políticos, como Andoni Ortuzar. Pero que el presidente del PNV se deje ver en este tipo de foros es habitual. No tanto Otegi. Al menos hasta ahora. Porque solo una semana después, y en el mismo escenario, Otegi entraba junto a Itxaso Atutxa para escuchar a la rectora de la UPV, Nekane Balluerka.
La 'ronda institucional' del líder soberanista ha continuado esta misma semana al otro lado del Atlántico. Con un viaje a México durante el cual se ha reunido con varios dirigentes políticos y ha sido recibido por el presidente del Senado. En ese periplo Otegi ha recordado su apuesta por la «república vasca». La coalición soberanista le ha otorgado casi el papel de una visita de Estado. Para reforzar su imagen, Otegi se colocó corbata en varias ocasiones, una prenda que solo se pone en los grandes momentos.
Su presencia en el foro económico y su viaje a México -donde la colonia vasca es numerosa- no serían de extrañar dado que es el líder de la segunda fuerza política en Euskadi. Pero la propia izquierda abertzale reconoce en privado que alrededor de la figura de Otegi sobrevuelan cuestiones que impiden su plena 'normalización'. Y todas están relacionadas con ETA.
Su negativa a considerar injusto el terrorismo practicado por ETA sigue siendo su principal lastre
Recursos judiciales
Ocho años después del cese de su actividad terrorista y a punto de cumplirse el primer aniversario de su disolución, el líder de EH Bildu se niega a reconocer el daño injusto causado por la organización armada. Además, sigue inhabilitado para cargo público a raíz de la sentencia que le condenó por el 'caso Bateragune'. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo decretó que Otegi no había tenido un juicio justo por la actitud de una de las magistradas de la Audiencia Nacional, pero la inhabilitación sigue en pie. Y mientras lo esté, Otegi no podrá ser cargo público hasta el 28 de febrero de 2021.
Sin embargo, en EH Bildu confían en que esa fecha decaiga. El Tribunal Constitucional admitió a trámite el pasado mes de noviembre el recurso presentado por la coalición soberanista. Y no es la única vía judicial que la izquierda abertzale mantiene abierta. El objetivo no es otro que poder presentar a Otegi como candidato a lehendakari en las autonómicas previstas para el año que viene.
En EH Bildu, incluso entre dirigentes y cargos públicos que no provienen de la izquierda abertzale, reconocen que, a pesar de todo, sigue siendo su mejor candidato, el que tiene más tirón mediático y el que mejor moviliza a sus bases. Aunque no hay críticas hacia la labor desempeñada por Maddalen Iriarte durante esta legislatura, creen que Otegi es un «icono que no se puede desaprovechar».
Pocos dudan de que será el candidato de EH Bildu en los comicios del año que viene si los tribunales dan el visto bueno. Lo que se busca ahora por parte de la coalición soberanista es construir la imagen de un aspirante al que dotar de una imagen más 'presidencial'. Que deje de ser visto como el referente de la izquierda abertzale durante más de dos décadas y empiece a ser observado por el gran público y por diferentes sectores sociales, económico y educativos como un aspirante con opciones de disputar el poder al PNV.
Esta estrategia se puso en marcha casi desde el mismo momento en que abandonó la cárcel de Logroño en marzo de 2016. Solo un mes después de su salida de prisión, Otegi se entrevistó en Londres con Jonathan Powell, exasesor de Tony Blair, y pronunció una conferencia en el Parlamento europeo. En noviembre de ese mismo año acudió a la sede del PSE por primera vez durante un encuentro oficial entre delegaciones de ambas formaciones.
Otegi comenzó a aparecer en diferentes eventos, alejados del habitual territorio de la izquierda abertzale. Se le pudo ver, por ejemplo, en la ópera en Bilbao. Pero quizás el salto más simbólico se produjo en enero del año pasado, cuando acompañado de Iriarte y de otros cargos de EH Bildu acudió a la sede de Confebask para entrevistarse con la cúpula de la patronal vasca, con Larrañaga a la cabeza.
Aquella cita demostró los estrechos márgenes en los que se mueve el planteamiento diseñado por la coalición soberanista. Otegi no podía evitar un gesto de satisfacción por entrar en la sede de Confebask por todos los honores. Pero muchos empresarios tampoco ocultaban su malestar por un encuentro al más alto nivel con un dirigente que no ha condenado ni los asesinatos de ETA ni las amenazas que sufrieron miles de empresarios durante décadas.
En realidad, este diseño bebe de antecedentes diversos. EH Bildu siempre se ha mirado en dos espejos: Irlanda y Cataluña. Martin McGuinness, histórico dirigente del Sinn Fein que reconoció su paso por el IRA, fue vicepresidente de Irlanda del Norte. En Cataluña, el punto al que miran es ERC. EH Bildu no deja de envidiar cómo los republicanos se han convertido en un referente para el nacionalismo catalán con opciones de gobernar, en cómo Oriol Junqueras se percibía, al menos hasta su entrada en prisión, como un posible presidente de la Generalitat...
El problema, admite la izquierda abertzale, es que ni Euskadi es Irlanda, ni ERC tiene el lastre del terrorismo ni el PDeCAT es el PNV.
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