Ortuzar presiona a Chivite en Navarra para que apueste por los socios y se olvide de UPN
Se desplaza a Pamplona en plena resaca del fallido pacto del PSOE con los regionalistas para prevenir contra «acuerdos Frankenstein»
La tormenta política desatada en Navarra por los acuerdos aún no aclarados entre el PSOE y UPN a cambio del apoyo, finalmente frustrado, de los ... regionalistas a la reforma laboral no a maina. Todo lo contrario. Los socios de investidura de María Chivite y aliados presupuestarios como EH Bildu siguen acorralando a la presidenta para que revele, por un lado, todo lo que acordaron el navarro Santos Cerdán, secretario de Organización del PSOE, y el líder de UPN, José Javier Esparza -acuerdos que quedaron en papel mojado tras la 'traición' de los diputados Sayas y Adanero- y para que ratifique, por el otro, su compromiso pactista con la izquierda y los nacionalistas.
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En este clima, y pese a que ayer mismo Chivite mantuvo en el Parlamento foral su apuesta por un Gobierno «progresista y plural» y aseguró que sus socios ya conocen los acuerdos, la presión no cesa. Hasta tal punto que el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, se desplazó ayer a Pamplona junto con la secretaria del EBB, mireia Zarate, para «analizar» 'in situ' la situación creada a raíz de la polémica votación del jueves pasado y exigir al PSN y a la presidenta como socio del Gobierno foral -el PNV está integrado en la coalición Geroa Bai- que apueste «claramente» por los aliados de la investidura frente a «otras tentaciones».
La sombra del 'agostazo', en el que Ferraz frustró en 2007 un incipiente acuerdo de gobierno entre Nafarroa Bai, el PSN e IU y alentó en cambio la investidura del regionalista Miguel Sanz, sigue siendo alargada en Navarra. La negociación secreta entre el PSOE y UPN, en la que según Esparza se tocaron temas que afectan a «la convivencia» en la comunidad foral y el empeño de Pedro Sánchez en seguir apostando por la geometría variable pese al fiasco de la reforma laboral -aprobada solo gracias al error de un diputado del PP- han encendido las alarmas en los aliados de Chivite y singularmente en el PNV. No en vano, las expectativas de crecimiento de los jeltzales en la comunidad foral dependen de que se mantenga, a medio y largo plazo, su implantación en las instituciones.
Los jeltzales instan a la presidenta navarra a que demuestre su voluntad en la inminente aprobación de la Ley del Convenio
En ese contexto, el PNV ha seguido una doble estrategia tras la aprobación 'in extremis' de la reforma laboral con el 'no' de Sabin Etxea. Por un lado, avisar diariamente a Sánchez de que mirará con lupa cada ley que lleve al Congreso. Ayer mismo, el grupo en el Senado denunció el afán «recentralizador e intervencionista» de la norma para la Cooperación al Desarrollo, una posición similar a la que mantienen respecto a las leyes Audiovisual, de Vivienda o Servicios Sociales.
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Pero, a la vez, presionan para que el PSOE fortalezca las mayorías de las que venía dependiendo hasta ahora «frente a experimentos 'Frankenstein' como los vividos la semana pasada en Madrid y en Pamplona».
«Cambalaches»
Así se expresaron Ortuzar y el presidente del Napar buru batzar, Unai Hualde, que, además de mostrar su «preocupación» por acuerdos cuyo contenido «desconocemos», animaron a Chivite a demostrar que no le están moviendo la brújula desde Madrid en la inminente votación de la Ley del Convenio. La trascendental norma, equivalente a la del Concierto vasco, no cuenta de momento con el respaldo de Geroa Bai ni de EH Bildu, que han instado a la presidenta a elegir entre ellos o Navarra Suma para aprobarla.
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Ayer, el PNV insistió en que esa votación es «la ocasión perfecta» para acreditar «con hechos» su «apuesta firme por el bloque de progreso». Los jeltzales se reivindicaron además como aliados «fiables» frente a «cambalaches que supeditan los intereses de Navarra a Madrid».
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